Nossa Senhora Aparecida

Padre Luis Hidalgo, V.E

 

Encuentro de la imagen

¿Cómo surgió la imagen de Nuestra Señora, que vino a llamarse Nuestra Señora de la Concepción Aparecida?

Cuenta la historia que fue en la segunda quincena de octubre de 1717. Pasó por la villa de Garatinguetá, en su ida para Minas Gerais, el Conde de Assumar, Don Pedro de Almeida, gobernador de Minas y de San Pablo. La cámara local programó un banquete en honor al Conde de Assumar. Para esto convocó a los pescadores y ordenó que presentasen todos los peces que pudiesen pescar para ofrecerlo en el banquete al Gobernador.

Los pescadores se lanzaron al río Paraíba en busca de peces. Entre ellos estaban Domingo Martins García, João Alves y Felipe Pedroso. Los tres estaban juntos en sus canoas. Comenzaron a lanzar las redes en el puerto de José Correa Leite y fueron río arriba, hasta el puerto de Itaguaçu. Fue una larga distancia recorrida, pero no agarraron ni un solo pez. En ese puerto, Juan Alves lanzó la red de arrastre y sacó el cuerpo de una imagen. Era el cuerpo de la Virgen, pero sin la cabeza. Más abajo, lanzó nuevamente la red y sacó la cabeza de la misma imagen. Nunca supieron quién la arrojó al río. Tal vez la pesca del cuerpo y de la cabeza de la misma imagen haya sido la primera "señal" de algo extraordinario para João Alves. El tomó los dos pedazos, cuerpo y cabeza de la imagen, los envolvió cuidadosamente en un paño y los guardó.

Hasta entonces no habían pescado nada. Pero no desistieron. Lanzaron nuevamente la red y... ¡qué maravilla! En pocos lances pescaron tan grande cantidad de peces que quedaron con miedo de naufragar. Por eso retornaron a sus casas admirados de ese suceso). ¿Sería esa la segunda "señal" de algo extraordinario que estaría por suceder?...

Felipe Pedroso llevó la imagen para su casa, cerca de Lourenço de Sá, donde la conservó por unos seis años aproximadamente. Después, pasando por la Puente Alta, continuó con ella, en su casa, por unos nueve años. Pasó a vivir en Itaguaçu donde dio la imagen a su hijo Atanasio Pedroso. Atanasio hizo una capilla y, sobre un altar de palos, colocó la imagen de la Virgen.

Indicio de que la devoción a la imagen de la Virgen comenzaba a tomar cuenta de las personas, fue la construcción de la capilla para cobijarla. Allí, todos los sábados, los vecinos se juntaban para rezar el rosario y otras devociones.

Comienzo de la devoción

¿Cómo nació la devoción a Nuestra Señora Aparecida?

Primeramente, con el gesto de Felipe Pedroso, que tomó los dos pedazos de la imagen y los llevó para su casa. Más tarde, este gesto de Felipe generó otros: Atanasio le construyó una capillita y enseguida se formó una comunidad de oradores junto a la imagen. Después, en el lugar de esa capilla vino otra mejor, a la cual, destruida, dio lugar a una mayor. Y así fue, hasta el día de hoy, que la Virgen está en un espléndido Santuario en el Morro "dos Coqueiros". La devoción no fue impuesta. Surgió a partir del pueblo, y fue por el fervor del pueblo que se desarrolló paso a paso.

Primeros milagros

Estando la noche serena, repentinamente las dos velas que iluminaban la Virgen se apagaron. Hubo espanto entre los devotos. Una tal Silvana da Rocha, queriendo encenderlas nuevamente, no llegó, pues ellas se encendieron por sí mismas. Este fue el primer milagro de Nuestra Señora.

A mediados de 1850, un esclavo llamado Zacarías, preso por gruesas cadenas, al pasar por el Santuario, pide al amo permiso para rezar a Nuestra Señora Aparecida. Recibiendo la autorización, el esclavo se arrodilla y reza contrito. Las cadenas, milagrosamente, se sueltan de sus manos dejando a Zacarías libre.

Madre e hija caminaban a las orillas del río Paraíba cuando sorprendentemente la hija ciega de nacimiento comenta asombrada a su madre : "Mamá, qué linda es esta iglesia" (Basílica Vieja).

Un caballero de Cuiabá, pasando por Aparecida, al dirigirse para Minas Gerais, vio la fe de los peregrinos y comenzó a burlarse de ellos diciendo que aquella fe era una estupidez. Quiso probar lo que decía entrando a caballo en la iglesia. No lo consiguió. La pata de su caballo quedó aprisionada en la piedra de la escalera de la iglesia (Basílica Vieja) y el caballero, arrepentido, entró en la iglesia como devoto. 

Un cazador estaba volviendo de su cacería ya sin municiones cuando de repente se encontró con un enorme jaguar. El se vio acorralado y el jaguar pronto para atacar, entonces el cazador pide desesperado a Nuestra Señora Aparecida por su vida y de pronto el jaguar da vuelta y se retira.

Algunos datos curiosos

La imagen de Nuestra Señora Aparecida, encontrada en el río Paraíba, es de barro cocido o terracota. Color oscura. Mide 39 centímetros de altura. Ella representa a Nuestra Señora en su Inmaculada Concepción. Por eso su título completo es "Nuestra Senhora de la Concepción Aparecida".

Quien modeló la imagen fue Fray Agostinho de Jesús, monje benedictino carioca, en el monasterio de Santa Ana de Parnaíba, en San Pablo.

El santuario

La devoción a la Inmaculada Concepción o Nuestra Señora Aparecida, patrona del Brasil, mueve a millares y millares de católicos brasileños. Dos o tres veces al año van con fe, a pie, a caballo, en carreta, en moto, en auto o en ómnibus, para homenajear, agradecer o solicitar algún don a la Virgen.

El clima de los homenajes comienza el 12 de octubre cuando la ciudad de Aparecida (SP) es invadida por más de doscientos mil peregrinos de los cuatro puntos del país (seis veces su propia población que tiene un poco más de 34 mil habitantes). El destino de todos los visitantes es el mismo: la catedral de Aparecida, una enorme construcción aun insuficiente para acoger tantos fieles.