En entorno al misterio central de nuestra fe

Padre José Maria Maruri, SJ

 

1. - Maria tuvo una misión y un puesto de privilegio: el ser Madre del Hijo de Dios. Pero cuando la mujeruca del pueblo le grita a Jesús: “bendito el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron”, lo que Jesús alaba no es el puesto privilegiado de María, como Madre suya: “más bien bendito el que oye la palabra de Dios y la cumple, el que cree en mi y en mi palabra, porque tiene vida eterna”

2. - La fiesta de hoy es una consecuencia del Misterio central de nuestra Fe: la Resurrección de Jesucristo en el que todos hemos resucitado. Jesús murió y resucitó. Ese Jesús que vivió con los Apóstoles hoy vive. María murió y resucitó, y esa misma María que llevó en su seno a Jesús hoy vive. Y nosotros que estamos aquí un día moriremos y también viviremos con Jesús y María. Dejemos a un lado el “como” y el “cuando” que no lo podemos imaginar. Quedemos con esta realidad de Fe y creamos.

3. - María se nos ha adelantado. Dios la ha puesto en lo alto del cielo, como estrella llena de luz que nos llene de esperanza al hacer nuestro camino:

-- cuando la lucecilla de nuestra fe vacile, miremos a la estrella y pidamos a María esa fe que nos trae la vida eterna.

-- cuando nos encontremos desesperanzados por los problemas familiares, económicos, de enfermedades, miremos a la estrella y María nos dará esperanza, que también Ella llegó a lo alto por senderos empinados y duros de montaña

-- cuando nos demos cuenta de que la borrachera de la diversión, del pasarlo bien, del egocentrismo se va apoderando de nosotros, pidamos a María que no permita que seamos juguetes de los demás, porque llevamos en nosotros el tesoro de la vida eterna.

Que María, Madre de Dios y Madre Nuestra, en la advocación de la Virgen del Pilar nos llene de alegría y esperanza y sea la estrella que nos conduzca a donde esta Jesús.