Virgen de Zapopan

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La Zapopana sorprende al mundo 

La Arquidiócesis de Guadalajara vivió la madrugada del 12 de octubre, una doble fiesta. Por un lado, la celebración, por primera vez en territorio mexicano, de un Congreso Eucarístico Internacional y, por el otro, la tradicional Romería en honor a la Patrona de Jalisco, la Virgen de Zapopan, La Generala, La Pacificadora.

Tras recorrer 7.5 kilómetros, de la Catedral Metropolitana hacia la Basílica Zapopana, a través de los cuales se pudieron vislumbrar múltiples y sentidas muestras de fe, desde la risa hasta el llanto, desde la angustia hasta el sosiego al verla, de la fascinación al asombro, la Virgen retornó a su casa, entre cantos, vivas y bendiciones.
Por unas horas, la populosa metrópoli tapatía se paralizó, y el centro de la ciudad volvió a ser del pueblo, un pueblo que se vio multiplicado por la presencia de visitantes procedentes de todo el mundo, los cuales no ocultaron su asombro al comprobar, fehaciente-mente, la devoción del pueblo jalisciense.

En el marco de la Fiesta eucarística
en punto de las diez y media de la mañana inició la Celebración Eucarística en la Explanada de la Basílica; era difícil discernir sobre el número de personas que la aguardaban ya, a las afueras de este recinto, y mucho menos saber a ciencia cierta cuántos congregaría una vez que realizara su entrada triunfal por los arcos de flores, amarillas y blancas, que le daban la bienvenida. Sin embargo, eran mucho más de tres millones de personas las que se acercaron a la ex Villa Maicera a solicitar su anuencia, su abrigo y su cuidado.

En un altar, en el cual sobresalía una gran custodia que señalaba claramente la Fiesta eucarística que vive Jalisco y México entero, junto con el mundo, el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, Arzobispo de Guadalajara, presidió la Celebración, acompañado del Legado Pontificio, Cardenal Jozef Tomko; de los Cardenales Carlos Amigo Vallejo, Arzobispo de Sevilla y Javier Lozano Barragán, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios. El purpurado tapatío exhortó a los presentes a no dejarse arrastrar «por la corriente de un mundo secularizado y hedonista, cuyo interés principal se reduce a estimar los valores materiales».

Asimismo, refirió que el destino último del hombre está por encima de las maquinaciones de quienes pretenden apoderarse de las conciencias de jóvenes, niños y adultos, «para convertirlas en criaturas débiles y manipulables, incapaces de discernir entre el bien y el mal».
Episodios inolvidables

Mientras el Sol caía a plomo sobre los rostros de cardenales, obispos y arzobispos, así como en el de millones de personas que se habían congregado para saludar y venerar a La Zapopana, el pastor de la Iglesia de Guadalajara ponderó dos de los episodios de fe y auxilio divino registrados a lo largo de 250 años de anuencia y resguardo de La Generala.

El primero, se refiere la coincidencia de su llegada a estas tierras, el 13 de junio de 1821, con la proclamación pacífica de la independencia en esta capital, lo que le valió el título y rango, con todos los honores militares, de Generala; el segundo, considerado por el purpurado tapatío, como reciente y singular, es la recuperación, por tercera vez en 50 años, del Lago de Chapala.

EL PAPA ENTRE NOSOTROS

El Cardenal Juan Sandoval recordó que ya son dos las ocasiones en que el territorio zapopano ha sido honrado por la especial presencia de la Iglesia Universal: «Una, hace 25 años, cuando peregrinó en esta Basílica de Zapopan, el Vicario de Cristo, Su Santidad Juan Pablo II, durante su primer viaje apostólico a México, realizado el 30 de enero de 1979; la segunda ocasión tuvo lugar en el pórtico del XLVIII CEI, donde también está el Papa con nosotros, en la persona de su Legado, Cardenal Jozef Tomko», resaltó.

Sin duda, la Iglesia Católica, venida de los cuatro puntos cardinales de la Tierra, fue testigo de una expresión de fe que quedará en la historia como uno de los días en que México sorprendió al mundo, con una tradición que se ha recreado entre los jaliscienses por 170 años, desde 1834, fecha en que por primera vez se llevó a cabo en tierras de Occidente, la Romería zapopana.

Fuente: Seminario Diocesano de Celaya, México