La Virgen de la Soledad

Thalia Ehrlich Garduño

 

En su avocación de La Soledad, la Virgen María es la patrona de Oaxaca. Virgen tradicional como la de las Angustias, la Macarena, los Desamparados, o las imágenes de la Bella María que en Semana Santa pasean en andas por la calles de Andalucía, llevando velas alrededor y se hace un silencio impresionante que rompen las saetas de los creyentes.

Virgen española venida al continente Americano. La Religión necesitaba quitar idolatrías como la del Cacique de Yanhuitlán y gobernadores, y se afianzó por un hecho insólito que sucedió el 18 de diciembre de 1620 en la nueva Antequera (ciudad de Oaxaca).

Pueblos ansiosos de leyendas mágicas, del mundo sobrenatural de sucesos extraordinarios; así son nuestros pueblos. Un manuscrito de las monjas en el monasterio de la Soledad relata esta historia llena de un aire milagroso.

Para la provincia de Guatemala, desde el puerto de Veracruz, caminaba un dueño de recuas; y habiendo hecho algunas jornadas poco antes de la que faltaba para entrar en esta ciudad de Oaxaca, se incorporó sin saber cómo, entre las suyas, una mula que traía sobre sí un cajón atravesado.

Nadie pudo asegurar de dónde había salido, ni como se había allí introducido. Registró cuanto alcanzó la vista y no se vio persona que anduviese buscando dicha mula, ni aún otras cargadas o descargadas de quienes se presumiese se había separado.

Continuaron las jornadas, y el dueño de aquella recua propuso hacer luego manifestación del hallazgo ante el juez competente, porque algún día no le pasase perjuicio.

Proseguía su viaje, entraba ya en la ciudad, llegó a la ermita de san Sebastián, y a la puerta principal, como aún hoy se ve contigua al real, al llegar enfrente de ella el mestizo bruto se dejó caer con su cajón en el suelo: pensó que era fatiga y rendimiento al peso que le oprimía, acudieron unos y otros a levantar a la mula, valiéndose de las fuerzas, ardides y diligencias que dicta el despecho y la impaciencia de los de aquel ejercicio.
Todo empeoró, fue en vano y cansados los sirvientes, hubo el dueño principal de entrar a la ciudad. 

Notició a la justicia del caso, pidió se abriese en su presencia el cajón, y lo que en él hallasen quedara por autoridad depositado hasta en tanto constase de un legítimo dueño. Pasó la averiguación de un alcalde ordinario; mandó que descargasen la caja, se hizo y esto bastó para que se levantase la mula que estaba todavía en el suelo, ya buena y sana al parecer, pero muy a breve rato volvió a caerse muerta.




Pareció a todos efectos del trabajo y gran peso de la caja y abierto el cajón que contenía una hechura de Jesucristo Nuestro Redentor que representaba su gloriosa Resurrección y una cabeza y manos con rótulo que decía: “Nuestra Señora de la Soledad al pie de la Cruz…” 

El obispo ordenó que el rostro y las manos de la Virgen quedasen depositados en la Ermita de san Sebastián, por haber ocurrido frente a ella el incidente de la bestia, y que a la Ermita de la santa Veracruz (después Templo del Carmen de Arriba) se enviase la escultura de Cristo.

Por el origen que traía la recua, es de suponer que aquellas imágenes procedían de algún taller español. Iban con destino a Guatemala, según algunos opinan, y no venían de allí como frecuentemente se había creído; sin embargo, sería necesario un estudio más minucioso para determinar su origen.
Así se convirtió la Virgen de la Soledad en patrona de Oaxaca. 

Pronto adquirió cuerpo el proyecto de levantar una Iglesia para culto de la Virgen, precisamente en el mismo lugar donde había tenido lugar aquel suceso; gracias a la magnificencia del rico arcediano don Pedro Otálora y Carvajal, se emprendió la fábrica del nuevo Templo que es uno de los más bellos del sur de México. Fue consagrado el 6 de septiembre de 1690 por el obispo Sariñana.