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Puerta del cielo
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a) “Esta es la puerta del cielo!” (Gen. 28,17) exclamó Jacob al despertad del sueño en que
vió una escala sobre la cual le habló Dios. Desde los SS. Padres se ha visto siempre, y
con razón, en esa escala y puerta del cielo simbolizada a la Virgen. Ella es la mejor
entrada para Dios, Hijo suyo. Puerta siempre abierta que nos invita a pasar. De tantas
puertas como abrimos y deseamos franquear en nuestra vida, no damos la espalda
muchas veces a la puerta del cielo? Señora envía un ángel que me empuje para entrar
por ella.
b) “Qué difícil es que un rico entre en el reino de los cielos!” (Mt. 19,23) Y todos somos
ricos, pues, quién no está apegado a las cosas del mundo? Qué necesidad tenemos de
una Madre que nos prepare para entrar Porque la puerta del cielo es estrecha y son
pocos los que logran entrar por ella (Mt. 7,14) (Lc. 13,24). La Virgen nos ofrece su
escapulario del Carmen como tabla de salvación, si la honramos los sábados, que nos
servirá también para librarnos pronto del purgatorio. Y la devoción de los cinco primeros
sábados de mes a su Corazón Inmaculado, como señal de predestinación. Cómo
estimamos y utilizamos lo que nos da nuestra Madre para entrar en la gloria?
Fuente:
cristorey.org
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