María, Madre del Buen Viaje

Hno. Angel Duples

 

Cuando alguien parte, solemos decirle: "Buena suerte!", "Buen Viaje!". Es el deseo que todo vaya bien.

A María, muchos le deben haber deseado un buen viaje, ya que fue una joven caminante. La vemos marchando de Nazareth a ¿Ain Karin? (a ver a su prima Isabel). Después a Belén: el tema fue el censo; luego a Egipto: había que proteger al niño de un reyezuelo temeroso. Vuelta a Nazareth, desde allí la vemos acompañando a su Hijo y finalmente junto a Juan...

Creo que el caminar de María nos dice varias cosas: Servir con urgencia. 
Obedecer la autoridad. 
Proteger al niño: María refugiada. 
Caminar junto a Jesús. 
Aceptar la voluntad de su Hijo. 

A mi modo de ver podemos resumir esto en dos palabras: servicio y disponibilidad.

El servicio: Hoy se nos habla mucho de la solidaridad, aparecen diversas O.N.G.s y en medio del desánimo que vivimos, son para nosotros bocanadas de aire fresco, las actitudes de personas que desinteresadamente se ocupan de los demás: Cáritas, distintos comedores comunitarios, cooperadoras escolares, grupos misioneros...

No son actitudes acompañadas de grandes discursos, de hecho no son acciones políticas ni "marquetineras", son actitudes solidarias: descubrir lo que el otro necesita, compartir sus carencias, comprender, tender la mano respetuosa, generosa...

Tomar conciencia de las necesidades del otro, ponerlas en las manos del Señor (orar), y después hacer algo...¡Como en Caná!

Como en Caná, disponibilidad a lo que el Señor quiera: "Hagan lo que Él les diga".

Ese es el secreto: hacer lo que el Señor nos diga. Esto implicará tiempo de oración para descubrir, tiempo de oración para aceptar y concretar. No un tiempo de oración que dilate opciones, sino cercanía con el Señor que ayude a concretarlas.

Que de la mano de María del Buen Viaje podamos descubrir lo que el Señor quiere de nosotros y estar disponibles para realizarlo.