Virgen prudentísima

Autor:


María Santísima es la “Virgen prudente que supo conservar bien encendida su lámpara, alimentándola copiosamente con el aceite de la divina gracia, aguardando al esposo para las bodas de Dios con la humanidad, en la Encarnación”(4).

La prudencia de Nuestra Señora es una de sus glorias, siempre admirada por los Santos y autores eclesiásticos.

Para San Efrén, María es “la primera de todas las criaturas, prudentísima, muy previsora y muy esclarecida Virgen”(5).

San Ildefonso escribe: “No se trata de una virgen cualquiera, sino una de las del número de prudentes y la primera entre las primeras, que sigue al Cordero lo más cerca posible a dondequiera que Éste vaya”(6).

El piadoso abad Raimundo Jordán: “Virgen ilustrada en el pensamiento, en el oír, en el mirar, en el olfato, en el gusto, en la risa, en la palabra, en el tacto, y en todo movimiento, de modo que de Ella se dice: «La boca del varón prudente es buscada en las asambleas, y cada uno medita en su corazón las palabras que le oye» (Ecles. XXI,20)”(7).

Exclama Santa Catalina de Siena: “¡Oh María, vaso de humildad en el que arde la luz del verdadero conocimiento con la que os elevasteis por encima de Vos misma y agradasteis por esto al Padre Eterno, y El os conquistó y atrajo hacia Sí, amandoos con singular amor! (...) Oh María, porque tuvisteis esta luz, no fuisteis necia sino prudente” (8).

Y San Bernardo comenta: “No era [María] de las vírgenes necias, sino Virgen prudente, (...) cuya ardentísima lámpara fue un asombro para los mismos Ángeles de luz, de modo que decían. «¿Quién es esta que camina como la aurora, se levanta hermosa como la luna y escogida como el sol?». Porque más claramente que las demás, brillaba Aquella a quien llenara de aceite de gracia el mismo Cristo Jesús, Hijo suyo y Señor nuestro”(9).

Fuente: salvadmereina.org