Virgen digna de alabanza

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a) “Bendita Tú entre las mujeres” (Lc. 1,42). “Virgo predicanda” indica además que debe 
ser predicada. Cómo no hablar a los hijos de la Madre, descubrirles quién es y qué es? 
No se le puede hacer mayor bien a una persona que iniciar o aumentar su amor a la 
Madre buena. Ella hará lo demás. Y hay tanto que decir de la que es Madre de Dios y 
Madre nuestra! De María nunca es bastante, repetía San Bernardo, y por eso fue tan 
fecunda su predicación. Estamos preparados para hablar de nuestra Madre? El que la 
quiere de verdad siempre está preparado y lo desea. 
b) “Mi alma engrandece al Señor” (Lc. 1,46). Cuando cumplimos la profecía de llamarla 
bienaventurada, y hablamos a los demás de las grandes cosas que hizo en Ella el 
Poderoso, unimos nuestra voz a la suya en su himno perpetuo de alabanza a Dios. Y Ella 
da especial fuerza a nuestra predicación y apostolado. Así además tendremos una 
muerte santa, como alguna vez lo ha revelado. No será la causa de nuestros fracasos 
apostólicos el confiarnos poco a su Corazón maternal? 

Fuente: cristorey.org