Nuestra Santísima Virgen de Coromoto

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Transcurría el año de 1.652, en la recién fundada ciudad de Guanaguanare del Espíritu Santo (hoy Guanare-Estado Portuguesa), aledañamente vivían ignorados unos indios llamados "los coromotos" reductos de las primeras tribus que allí habitaron. Cierto día , cuando el Cacique acompañado de su mujer se dirigía a cultivar en un conuco, al atravesar un pequeño riachuelo, "una hermosísima señora de belleza incomparable caminando serenamente sobre las agua que sostenía en sus brazos a un precioso niño", como lo cuenta el relato, les sale al paso y le dice: " Id al sitio donde viven los blancos para recibir el agua sobre la cabeza y así ir al cielo". La señora le dio este mensaje con tanto amor y ternura que el cacique se dispuso a obedecerle. Habla con el hacendado encomendero Juan Sánchez y le explica en su vocabulario que se le había aparecido una bella señora y que lo había mandado a que él y sus indios fueran donde los blancos para que les echasen el agua sobre la cabeza y así poder ir al cielo. Sorprendido le promete que los llevará a la ciudad para tal fin y emprende marcha con ellos hacia las riberas del río Guanaguanare, son cerca de cien indios, acampan en un lugar llamado Tucupío (hoy Tucupido). Las autoridades de la región determinan que deben quedarse allí para irles enseñando la fe cristiana, les reparten tierras para que cultiven y construyan sus rancherías. En un principio, el cacique Coromoto recibía con gusto las enseñanzas, pero, poco a poco se va desalentando y empieza a añorar sus tierras y su libertad en los bosques.

El día 8 de Septiembre se prepara un acto religioso para celebrar el nacimiento de la Virgen María y mientras sus compañeros participan del acto, él contrariado se retira a su bohío, estando allí se le aparece resplandeciente en la puerta de entrada "la bella señora" irradiando rayos de luz semejantes al Sol, el cacique le grita: "¿ Porqué me persigues? Ya te puedes ir a tu casa. Por ti dejé mis conucos y he venido aquí a pasar trabajos." Lleno en cólera toma su arco y la amenaza, diciéndole: "Con matarte me dejarás de una vez." La señora penetra en la choza y el cacique trata de tomarla para echarle fuera, entonces ella le deja en la mano un recuerdo amoroso: una estampa de su imagen (la misma que hoy veneramos en su Santuario). Se encontraban presentes su mujer, su cuñada Isabel y un hijo de 12 años de ésta. El cacique quedó aterrorizado y todo temblorosos le dice a su cuñada: "La tengo agarrada en la mano", abre su mano y la estampa se haya iluminada. Aún enojado le dice:"Te voy a quemar", la envuelve en una hoja y la esconde en el techo de paja de la choza. A todas estas, el niño ha salido corriendo a contarle a Juan Sánchez lo que ha ocurrido. Regresan a la choza con dos misioneros más, la cual afortunadamente se encontraba sola, el niño toma la estampita del techo de paja y la entrega a los tres hombres. Estos llenos de alegría reconocen en la misma a la imagen de la Virgen con el Niño Jesús, desde entonces recibió el nombre de: NUESTRA SEÑORA DE COROMOTO.

Al día siguiente, Coromoto y los indios se regresan a sus montes, pero, al penetrar en un bosque cercano una culebra venenosa le hiere mortalmente, en el mismo momento, un buen hombre, muy cristiano, pasa por el sitio y le administra el Santo Bautismo. El cacique ordena a sus indios regresar con los blancos y a pesar de los terribles dolores, muere en paz con el ardiente deseo de contemplar a su "Hermosa Señora."

La casa de Juan Sánchez se convierte desde ese día en el primer santuario de veneración de la Virgen de Coromoto. Al poco tiempo, se construye una Capilla en el lugar del bohío, donde apareció la Virgen dejándonos su imagen y se funda allí mismo el pueblo de La Aparición de Coromoto de Tucupío. Con el transitar de los años, la imagen es trasladada hacia la Catedral de Guanare, a partir de esa fecha, la ciudad se transformó en la capital espiritual de Venezuela y principal centro de peregrinaciones Marianas.

En el lugar de la aparición se construyó luego el Santuario Nacional en honor a Nuestra Señora. El 1ro de Mayo de 1.942, el Episcopado la declara: "Patrona de Venezuela". El día 11 de Septiembre de 1952 (a los 300 años de su aparición) fue coronada canónicamente la bendita imagen por el Papa Pío XII.

Durante la reciente visita pastoral de Su Santidad Juan Pablo II, en la mayor concentración humana habida en el país, se corona la imagen del Nuevo Templo Coromotano el 27 de Enero de 1.995.