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Oración del Cardenal Sodano durante la
ceremonia de despedida de la Imagen de la Virgen de Fátima
Lunes 8 de octubre de 2000
Oh Virgen santísima, tu
venerada imagen vuelve a tu hermoso santuario de Fátima.
La hemos acogido con profundo amor, pensando en ti, que una vez más has
querido decir al Santo Padre Juan Pablo II y a todos nosotros, sus
colaboradores, que si hay una casa sobre la que tú velas con amor de Madre
es precisamente esta, la casa del Papa, la casa del Sucesor de Pedro.
Intercede continuamente, oh Madre, por toda la santa Iglesia, por el Sumo
Pontífice, por todos nosotros, llamados a prestar aquí nuestro humilde
servicio a nuestro amado Papa Juan Pablo II.
A todos nosotros muéstrate como Madre: "monstra te esse Matrem!".
Todos nosotros, oh María, acogeremos el mensaje que nos quisiste dejar
cuando te apareciste a los tres pastorcitos en Cova de Iría, comprometiéndonos
a renovarnos interiormente, fieles a nuestra vocación.
Tu imagen ha venido a esta bendita colina del Vaticano, santificada por
la sangre de los apóstoles san Pedro y san Pablo, y de tantos
otros mártires, iluminada por el ejemplo de santidad de numerosos
Sumos Pontífices, y testigo de la solicitud pastoral de los Sucesores de
Pedro en dos mil años de historia.
En el hermoso rostro de esta imagen tuya hemos descubierto tu mirada de
Madre amorosa. Sí, oh María, sigue estando presente entre nosotros, como
lo estuviste en el Cenáculo de Jerusalén, con Pedro y la primera comunidad
cristiana. Y eso nos dará siempre serenidad y consuelo, oh clemente, oh
piadosa, oh dulce Virgen María.
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