La Virgen morena unió México y Roma 

Raquel Guadalupe Núñez Rojas

 

Corría el año de 1751 cuando se presentaron ante el Ilmo. Sr. Arzobispo de México, don Manuel Rubio y Salinas, los Comisarios de la Junta Nacional del Patronato de Nuestra Señora de Guadalupe, para pedirle lo siguiente: «Que se sirviera de ayudarlos a cumplir la cláusula del juramento con el que se habían obligado a conseguir de la Santa Sede, en nombre de la Nación, la confirmación del Patronato Nacional, la aprobación del Oficio y Misa propia, y la concesión de indulgencias para el entonces Santuario de Guadalupe». El Arzobispo aceptó gustoso la súplica que se le hacía, y dio órdenes para que, cuanto antes, se prepararan los documentos, que con la súplica, debían presentarse al Sumo Pontífice y a la Sagrada Congregación de Ritos.

La Virgen de Guadalupe en España

Partieron a cumplir su misión los emisarios, acompañados por el Padre Juan Francisco López, Procurador de la Compañía de Jesús en nuestro País. Llegaron a Madrid en el mes de abril de 1752. Allí recibieron algunas recomendaciones muy buenas, entre las que se hallaba la del Rey Fernando VI; y continuaron su viaje hacia la Ciudad Eterna. Una vez en Roma, el Padre López comenzó a dar los pasos necesarios para alcanzar de la Santa Sede las concesiones que iba a gestionar como Procurador de toda una Nación.

Después de visitar a personas influyentes de la Corte Pontificia, a quienes entregó sus cartas de recomendación, y de realizar los trámites indispensables para preparar los ánimos a una buena acogida, el Padre López se presentó ante Su Santidad el Papa Benedicto XIV. El Pontífice, con cariñosas maneras, lo animó a exponer de viva voz el asunto que llevaba, y le pidió referirse de todo lo referente a la aparición de Nuestra Señora, en tierras mexicanas.

El padre Procurador lo hizo con gran entusiasmo, y al llegar la narración al punto en que, el hoy santo, Juan Diego, desplegó su tilma ante el Obispo Zumárraga, el Padre López tomó el lienzo que llevaba consigo, pintado por Cabrera, y desplegándolo ante el Papa, prosiguió hablando con mucho entusiasmo de cómo la Madre de Dios se había aparecido a los mexicanos y les había dejado su imagen.

Quedó sorprendido el Pontífice al ver la pintura, y examinándola atentamente, lleno de devoción, dijo las célebres e históricas palabras: Non fecit taliter omni nationi (No ha hecho algo semejante a otras naciones); pues, en efecto, de la Tierra, a ninguna le dejó su imagen como lo hizo con la nación mexicana.

Nuestra historia independiente

El 16 de septiembre de 1810, el Cura Miguel Hidalgo tomó el estandarte Guadalupano como bandera de la Independencia. En octubre 12 de 1821, el consumador de la Independencia de México, Agustín de Iturbide, se dirigió a la Basílica a dar gracias y fundar la Orden de Guadalupe. En 1825: El primer Presidente de México, Guadalupe Victoria, compró a Estados Unidos una corbeta de guerra, y le puso por nombre «Tepeyac».

En 1828: El Congreso declara fiesta nacional el día 12 de diciembre. En 1847: Se firmaron los tratados de paz entre México y Estados Unidos, en el Santuario de Guadalupe. En tanto que el 11 de agosto 11 de 1858: Por decreto del Presidente Benito Juárez, el 12 de diciembre es fiesta nacional. En 1861: Se nacionalizan los bienes eclesiásticos, a excepción del Santuario de Guadalupe. Y en 1894: El Papa León XIII aprueba el nuevo Oficio y Misa de Guadalupe. En agosto 24 de 1910: El Papa Pío X declara a la Virgen de Guadalupe, Patrona de Latinoamérica. En octubre 12 de 1895: Primera coronación Pontificia de la Virgen, autorizada por el Papa León XIII. En ese mismo día se entona por primera vez el Himno Guadalupano, con letra del Lic. José López Portillo y Rojas, y música del Maestro Tiburcio Saucedo. En la beatificación de Juan Diego, el Santo Padre, con ocasión de su quinta visita a México y de la entrega del documento pos Sinodal Ecclesia in América, declaró a la Virgen de Guadalupe, «Reina de América», y estableció como celebración de precepto para todo el Continente, el 12 de diciembre.


Fuente: Semanario, Arquidiócesis de Guadalajara, México