Nuestra Señora de Guadalupe y el sueño de mi sacerdocio
Monseñor Tomás Marín
La
veneración a la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe tiene su origen en las
cuatro apariciones de la Virgen de Guadalupe, Madre de Dios, del 9 al 12 de
diciembre de 1531, en el cerro de Tepeyac. El mensaje de la Virgen dirigido al
vidente San Juan Diego, indio náhuatl bautizado en la fe católica, y
trasmitido por éste a Fray Juan de Zumárraga, con la petición de la misma
Virgen María de erigir un templo dedicado a ella en el lugar de las
apariciones; la señal milagrosa del surgir de las flores en el Tepeyac; la
aparición de la Virgen al tío de Juan Diego, Juan Bernardino, que estaba
gravemente enfermo y su curación; el milagro que sucede en presencia del
obispo: la impresión de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe en la tilma
de Juan Diego y, finalmente, los efectos de esos sucesos que habían de ser de
importancia extraordinaria en el desarrollo religioso, social y cultural de México
y de la Iglesia, son señales de especial predilección de Nuestra Madre María.
La
devoción a la Virgen de Guadalupe es evidente al contemplar los millones de
peregrinos que asisten todos los días a la basílica de Guadalupe a
venerarla, además de que año tras año recuerdan con entusiasmo la fecha
conmemorativa de su aparición.
Durante
mucho tiempo la tilma donde quedó plasmada la imagen de la Virgen de
Guadalupe pasó inadvertida a los ojos de la ciencia. Fue solamente hace unas
décadas que se hacen estudios científicos sobre la Virgen. Son varios los
descubrimientos de los científicos. Las estrellas contenidas en el manto que
cubre la sagrada figura: al lado izquierdo se identifican las estrellas
circumpolares del hemisferio Norte, o sea, la Osa Mayor, los Lebreles, el Dragón,
la Cabellera de Berenice y el Boyero. En la parte derecha se perciben la Cruz
del Sur, el Centauro, la Hidra, el Lobo, el Escorpión, Libra y Ofiuco. Muchas
otras configuraciones componen el manto y las estrellas.
Mediante
este estudio hecho por los expertos es posible, con un mínimo de
modificaciones, correlacionar todas las estrellas del manto de la imagen de la
Virgen de Guadalupe con los principales astros que aparecen en el cielo del
solsticio de invierno de 1531, que tuvo lugar el 12 de diciembre a las 10:40
horas 36 minutos, hora local.
Los
ojos de la Virgen han sido un misterio para los científicos. Ya desde 1929 se
dieron cuenta de la figura de un hombre con barba en el ojo derecho de la
Virgen. Fue en 1979, con una foto de alta resolución, que se pueden ver 13
figuras en los ojos de la Virgen. Esto todavía está estudiándose.
Al
acontecimiento guadalupano, tan importante para los mexicanos y los americanos
por la dedicación de la guadalupana como patrona de América Latina en el año
1910 por S.S. San Pío X, está dedicada la parroquia de Nuestra Señora de
Guadalupe de la Arquidiócesis de Miami en el Doral, que se nombró como
parroquia el primero de septiembre.
El
milagro de Nuestra Señora de Guadalupe sigue floreciendo aquí tan lejos del
cerro de Tepeyac. El reunir tantas personas de 35 diferentes naciones da
testimonio de la sabiduría de San Pío X al nombrarla patrona de América. El
calor humano y la amistad fraterna expresada en cada Eucaristía se ve como
fruto de la patrona de la parroquia. Esta comunidad naciente reluce como una
joya en la corona de la Virgen.
En
el catecismo que acabamos de empezar bajo la tutela de Diana Embi y los
dedicados catequistas, vemos el entusiasmo de todos los niños que participan
en las clases los domingos. En las canciones cantadas con tanto entusiasmo y
en el recibir a los que vienen por primera vez con cantos es realmente un
milagro, cuando en el trajín diario no tenemos tiempo para nada, pero sí
tenemos tiempo para la Virgen y su amado hijo Jesús.
La
comunidad del Doral es en verdad una bendición personal para mí, ya que en
ella hago realidad todo lo que soñaba para mi sacerdocio. En estos tiempos
tan difíciles para el sacerdote he recibido tantas bendiciones en los
parroquianos de Nuestra Señora de Guadalupe, que me dan las fuerzas y el estímulo
para poder afrontar todos los problemas que se presentan en mi caminar como
Canciller de la Arquidiócesis.
Le
agradezco al Señor Arzobispo el poder trabajar en la construcción del Reino
en esta parroquia tan bella bajo la advocación de Nuestra Señora de
Guadalupe. Que el Señor nos una en paz, amor y armonía.
Canciller
de la Arquidiócesis de Miami y párroco de Nuestra Señora de Guadalupe.
Fuente:
sanantoniodepadua.org
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