La morenita del Tepeyac

Judith Araújo de Paniza

 

El 12 de diciembre se cumplieron 475 años de la presentación de la Madre del cielo a un humilde indio Juan Diego en Méjico.  Juan Diego asistía diariamente a la Santa Misa. Un día de camino a la Eucaristía recibió una tierna visita de la Madre del cielo,  parte de sus palabras fueron: 

Yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive; del Creador cabe quien está todo; Señor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí un templo, para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa pues yo soy vuestra piadosa madre;  a ti, a todos vosotros juntos los moradores de esta tierra y a los demás amadores míos que me invoquen y en Mí confíen; oír allí sus lamentos, y remediar todas sus miserias, penas y dolores”. 

El  Obispo Fray Juan de Zumárraga, religioso franciscano, después de dos visitas de Juan Diego, le dijo que le pidiera a la virgen una señal. Juan Diego estaba en apuros porque tenía a su tío Bernardino muy grave y no podía cumplir la cita con la virgen y explicarle la solicitud del Obispo.  

Muy tempranito salió a buscar a un sacerdote que preparara a su tío quien se sentía morir, se fue por otro camino pensando en escabullirse, mientras solucionaba lo de su tío. María se le aparece y Juan Diego un poco avergonzado le explica la situación. Ella lo tranquiliza y le dice que su tío ya estaba curado.  

Ella lo mandó a buscar unas rosas en el cerro y le dijo que las guardara en su tilma y se las entregara al Obispo. En ese tiempo hacía frío y los rosales no estaban  florecidos. Sin embargo Juan Diego obedeció y encontró las más hermosas flores y las guardó en su tilma. Cuando Juan Diego logró la entrevista, abrió su tilma para entregar las flores al señor Obispo, la imagen de la Virgen se reflejaba con toda nitidez en el manto de Juan Diego. 

Se han realizado muchos análisis por parte de los más prestigiosos científicos del mundo. No encuentran trazos de pintura en la imagen de la Virgen. Sus pupilas reflejan la presencia de Juan Diego, el Obispo y demás personas presentes en el momento que Juan Diego entrega las flores. Las pupilas se contraen y expanden al ser analizadas. Las estrellas reflejadas en el manto corresponden exactamente a las posiciones de las estrellas en el cielo. El manto de ayate, tela rústica de poca duración,  se conserva perfectamente después de tantos años. 

La imagen reflejada era perfectamente compatible con la esperanza de los indios según  las creencias religiosas de sus antepasados. Ellos antes del cristianismo tenían una espiritualidad muy avanzada pero eran violentos porque a quien ellos seguían, que representaban con una serpiente, les pedía sacrificios humanos. La virgen aparece pisando la cabeza de la serpiente, con las características descritas en el Génesis y en el Apocalipsis. El nombre Guadalupe, dado por la virgen al tío de Juan Diego, sonaba en español igual que la Virgen que se había aparecido en España y para los indios, en su idioma, representaba su gran esperanza. 

Todavía hoy siguen ocurriendo muchos milagros y conversiones a través de la intercesión de la Virgen Santa María de Guadalupe. El martes llegaron más de 3 millones de personas a la Basílica.  Maria sigue invitándonos desde todos los rincones del mundo a creer en el mensaje de salvación de su Hijo, a dejarnos amar por El y por Ella para que encontremos la solución a nuestros problemas, logremos la paz, la justicia y el amor.  

Fuente: autorescatolicos