Nuestra Señora de Lourdes

 

Padre Jesús Martí Ballester

 

1. Año 1858. El racionalismo invade Francia y la persecución religiosa y el anticlericalismo luchan por corroer las conciencias. Pero Dios llega cuando llega su hora. Todo llega a su debido momento, cuando Dios lo dispone, porque para El, su tiempo no es nuestro tiempo. «En aquellos dias se puso María en camino, y con presteza fué a la montana, a una ciudad de Judá». «Porque ha mirado la humildad de su sierva, por eso todas las generaciones me llamarán bienaventurada» (Lc1, 19; 4, 48). En aquellos días se puso María en camino hacia la montaña, a una ciudad de Francia..., donde todas las generaciones la aclaman bienaventurada. En Lourdes, pequeña villa de Francia, hay una gruta: Masabielle. Un bosque. Un rio -el Gave-. Fuera de Lourdes nadie había oido hablar de esa villa. Hoy es conocida en todo el mundo, porque allí se apareció Maria, la Reina del cielo. Constantemente hay allí hay un bosque de miembros doloridos que imploran la curación. Allí se desarrolla una permanente imagen evangélica. Alli hay una ciudad en oración, en medio de una emoción indescriptible, un mar de antorchas de fe, y un rio, originado de un manantial de agua «viva» que sana. Las multitudes inmensas hablan una misma lengua: el avemaría. En las tres basílicas se ora, se llora, se canta, se comulga, se confiesa, se convierten las almas. Lourdes es un estupendo y continuado milagro de curaciones y de conversiones. 
2. María sonríe. El 11 de febrero de 1858, la Virgen aparece llena de vida y de gracia. Sonriente. Sonríe porque es feliz. Ha descansado en la posesión del Bien: de su Hijo Dios. Porque se compadece de Bernardeta, y en ella de todos sus hijos. Porque es portadora de un mensaje de misericordia y de paz. Viene de parte de Dios. - «Si venís de parte de Dios, quedaos» - le dijo Bernardeta.. La Señora contestó afirmativamente con una sonrisa. Era la 2ª aparición. Quiere comunicamos su mensaje de amor y de perdón.- Y la delicadeza de la Virgen se manifiesta en la pregunta: «¿Quieres hacer el favor de volver aquí durante quince días?» que le hace en la 3ª aparición.-«Dí a los sacerdotes que construyan una capilla en este lugar», manda en la 10ª aparición. Y en la 13ª aparición manifiesta su voluntad: -«Quiero que vengan en procesión a la gruta».
3. Bernardeta lloró porque vio a la Señora con rostro triste, y le dijo en la 6.ª aparición: «Ruega a Dios por los pecadores». En la 9ª aparición le dijo: «Ve a beber a la fuente y lávate» «Ve a comer de la hierba que encontrarás allá». Y le recomienda penitencia y que «Bese el suelo en penitencia por los pecadores» en la l0ª aparición. Sigue con la penitencia en la 11ª: aparición.Y Bernardeta caminaba de rodillas sobre el barro sin que se ensunciaran sus vestidos. 
4. Maria está triste porque hay muchos que no se aprovechan de la Sangre redentora de su Hijo Jesús. Porque su maternidad amorosa no es universalmente reconocida. Porque el mundo habla de violencia y de muerte y no quiere ver su blanca figura de Amor y de Misericordia.
5. Bernardeta le ha suplicado a Señora: «¿Queréis escribirme en este papel quién sois y qué deseáis?». La Señora responde: «Lo que tengo que decir no es necesario escribirlo». Y cuenta Bernardeta que la Señora «No me ha querido decir su nombre» 
6. Por fin llega la respuesta de María. Es el día 25 de marzo de 1858. La Señora llevaba veinte días sin comparecer a la. cita de la gruta. En la madrugada de este día... estaba allí -cuenta Bernardeta- apacible, sonriente, y mirando a la multitud como una madre cariñosa mira a sus hijos. Por vez primera, en aquella fría ma­drugada, la Virgen se había adelantado a la vidente. Otra vez la pregunta de Bernardeta: «Señora, ¿quiere hacer el favor de decirme quién es Vd.?». Esta vez, ha llegado la res­puesta: «Soy la Inmaculada Concepción». Era la 16ª aparición. 
7. Cuatro años antes, el Beato Pio IX, había definido el dogma de la Inmaculada Concepción: «Declaramos, proclamamos y definimos que la doc­trina que sostiene que la Beatísima Virgen María fué preservada inmune de toda mancha de culpa original en el primer instante de su concepción, ha sido revelada por Dios» (Bula Ineffabilis Deus).
8. Desde entonces Bernardeta ya no era Bernardeta. Se contagia el nerviosismo, la impaciencia y la ansiedad y se difunde entre quienes viven con nosotros; pero también la paz, el equilibrio y la serenidad, se contagian e influyen. «Es prodigioso. Es sublime. Es divino». Exclamaba la muchedumbre ante los éxtasis de la niña. «Los ángeles del cielo deben ser así», dijo Luisa Baup, testigo ocular. Hasta la madre de Bernardeta llegó a desconocer el rostro transfigurado de su hija. Era el reflejo de la Presencia de María. «La Señora se apareció llena de vida, muy joven, son­riente». Era la Enseñanza de María. «La Señora le enseñó, «palabra por palabra», una ora­ción». Era la Promesa de Maria. «No te prometo hacerte feliz en este mundo, pero si en el otro». «Siento una fuerza irresistible que me lleva a la gruta». «Mis pies no caminan si no es hacia la gruta». Amor a los pecadores. Las siete primeras apariciones fueron una preparación de la vidente: ¡Penitencia, penitencia, penitencia! Y la niña «Con el rosario en la mano y fuera de los sentidos, de rodillas, sube y baja ocho o diez metros varias veces a comer hierba que encontrará allí». Que la Presencia de Maria pueble nuestra vida. Y que sigamos las exigencias de su amor. Cuando daba instrucciones al escultor Fabish que esculpía la imagen para la gruta, al reconocerla, dijo Bernardeta: Esta es muy bonita, pero "no es esa, no es esa…". En el cielo la veremos. Amén.