Consagración de las madres a la Virgen del Perpetuo Socorro

 

Padre Vidal Ayala

 

 

¡Oh Virgen del Perpetuo Socorro, Madre de Jesús y Madre nuestra!
Al llegar al final de esta novena, en la que los archicofrades y devotos, a vuestras plantas y bajo vuestra maternal mirada, hemos pasado ensayando cielo en ratos de oración eucarística y mariana, nos postramos ante Vos. Somos las madres de familia y amas del hogar, en nombre nuestro, y más aún, trayendo en nuestra mente y en nuestro corazón a todos los miembros de nuestras casas, que, por nuestros labios y por nuestros latidos, vienen a rezaros.
Vos fuisteis la mujer solícita, que, cuando adivinasteis la necesidad de unos recién casados en un banquete de boda, apremiasteis a Jesús a adelantar la hora de los milagros.
En Vos vemos la mujer fuerte, que en horas trágicas de la pasión y de la muerte de vuestro Hijo Jesús, estuvisteis a su lado sustentando su humanidad con la reciedumbre de vuestro amor maternal.
Vos la mujer santa, llena de gracia desde vuestra Inmaculada Concepción, tan limpia y reluciente, que atrajo hasta su seno virginal la santidad infinita de Dios, cuando, llegada "la plenitud de los tiempos", determinó venir a salvarnos.
Vos, finalmente, al ser coronada por Reina de cielos y tierra en el día glorioso de vuestra Asunción a los cielos, seguís protegiendo a la Iglesia, que sigue guiada por la luz del mismo Espíritu Santo, que obró en vuestra humildad de mujer la maravilla de la Maternidad divina.
Confiando totalmente en Vos, venimos los archicofrades y devotos a vuestras plantas a depositar en vuestro maternal corazón los frutos de esta novena. Y somos las madres las que, representando a nuestras familias, os presentamos nuestra Consagración. Os confiamos nuestros hogares, con nuestros hijos y esposos. Iluminadnos para la resolución de los múltiples problemas familiares, con sentido cristiano y fieles a los valores evangélicos. Que sepamos darles a la sociedad y a la Iglesia los testimonios de una vida cristiana y la colaboración para que se alcance la justicia en todos los niveles sociales.
Esta, Madre del Perpetuo Socorro, es nuestra confiada Consagración.