Cómo se hace un Cenáculo

 

Movimiento Sacerdotal Mariano (MSM)

 


 La Virgen Santísima pide que hagamos cenáculos, ya que, a través del acto de consagración que hacemos al final, entramos en su Corazón Inmaculado, para prepararnos allí a recibir el Espíritu de Amor, el Espíritu Santo.

1) Para eso, iniciar el Cenáculo siempre con la invocación que Ella misma nos enseñó en su mensaje del 7/6/81: "VEN ESPÍRITU SANTO, VEN POR MEDIO DE LA PODEROSA INTERCESIÓN DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TU AMADÍSIMA ESPOSA" (3 veces).

2) Oración del Santo Rosario, meditando los misterios, delante de una imagen de la Santísima Virgen. Al final, rezar por el Papa y sus intenciones, un Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Los cánticos son libres, pero deben preferirse los marianos.

3) Lectura de uno de los mensajes del libro "A los Sacerdotes hijos predilectos de la Santísima Virgen". Breve comentario. Pero "no es parte del espíritu de los encuentros pasar el tiempo oyendo sabias conferencias ya que habría el peligro de transformar el Cenáculo en academia y la Fraternidad en polémica" (P. Gobbi).

4) Un poco de catecismo. (Solamente en los Cenáculos familiares).

5) Fraternidad. Para que nos conozcamos, nos ayudemos mutuamente para seguir adelante y nos amemos siempre más.

6) Acto de consagración. Si hubiese celebración de la Santa Misa o Bendición con el Santísimo, la Consagración se hace antes de la Comunión o de la Bendición, ya que María, con la consagración nos toma en sus brazos y nos da a Jesús

7) Acción de Gracias. Después de la Comunión, decir a Jesús lo que la Virgen Santísima nos enseñó: "JESÚS, TÚ ERES NUESTRO AMOR, JESÚS TÚ ERES NUESTRO ÚNICO GRAN AMIGO; JESÚS, NOSOTROS TE AMAMOS; JESÚS, NOSOTROS ESTAMOS APASIONADOS POR TI". Mensaje del 21/8/87.

PROMESAS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

"La Santísima Virgen hace las siguientes Promesas a las familias que realizan cenáculos:

1) Ayudará a vivir la santidad del Matrimonio, principalmente a permanecer unidos y a ser fieles, a vivir el carácter sacramental de la unión familiar. Hoy, cuando está aumentando el número de las familias divididas por el divorcio, Nuestra Madre nos quiere ver unidos bajo su manto, siempre en el amor.

2) Nuestra Santísima Madre quiere ayudar a los hijos de estas familias. Actualmente existe para muchos jóvenes el peligro de perder la fe, siguiendo por el camino del mal, del vicio, de la droga. La Madre Santísima ayuda a estos hijos y promete que como madre estará atenta al lado de ellos para hacerlos crecer en el bien y salvarlos.

3) Nuestra Madre dice que estará siempre cerca de todas las necesidades tanto de orden espiritual como material.

4) Durante el período del castigo, Ella protegerá a estas familias abrigándolas bajo su manto. Por eso yo les invito a que multipliquen en todo el mundo estos Cenáculos de oración". (P. Stefano Gobbi)

CÓMO OBTENER LIBROS PARA LOS CENÁCULOS

En Argentina dirigirse a: S. E. Monseñor Rubén H. Di Monte.
Calle 22 Nº 745 - Código Postal B6600HDU - Mercedes (Bs. As.) Argentina. Tel.: (02324) 432412/432479. Fax: (02324) 432104.

En otros países dirigirse a su Responsable Nacional. Para obtener esos datos ingrese al Sitio Oficial del Movimiento Sacerdotal Mariano: http://www.msm-es.org/

MUY IMPORTANTE

Leer la introducción escrita por el Padre Stefano Gobbi, del libro "A los Sacerdotes hijos predilectos de la Santísima Virgen", sobre la difusión y espiritualidad del MSM; con consejos muy útiles e importantes de cómo se debe leer el libro.

CÓMO INSCRIBIRSE

Para inscribirse en el Movimiento Sacerdotal Mariano, dirigirse al Responsable Nacional en cada país.

ACTO DE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Para los Sacerdotes que se adhieren al Movimiento Sacerdotal Mariano

Virgen de Fátima, Madre de Misericordia, Reina del Cielo y de la Tierra, refugio de los pecadores, nosotros del Movimiento Sacerdotal Mariano, llamados a formar el escuadrón de tus sacerdotes, hoy nos consagramos de un modo especialísimo a tu Corazón Inmaculado.

Con este acto de consagración queremos vivir contigo y por medio de Ti todos los compromisos asumidos con nuestra consagración bautismal y sacerdotal; nos comprometemos además a realizar en nosotros aquella conversión interior que nos libre de todo apego humano a nosotros mismos, a la honra, a las comodidades, a los compromisos fáciles con el mundo, para estar, como Tú, sólo disponibles para hacer siempre la voluntad del Señor.

Y mientras queremos confiarte, oh Madre dulcísima y misericordiosa, nuestro sacerdocio, para que Tú dispongas de él para tus designios de salvación en esta hora decisiva que pesa sobre el mundo, nos comprometemos a vivirlo según tus deseos; en particular, a un renovado espíritu de oración y de penitencia, a la celebración fervorosa de la Sagrada Eucaristía y de la Liturgia de las Horas, el rezo cotidiano del Santo Rosario, el ofrecimiento de la Santa Misa a Ti el primer Sábado de cada mes y un modo de vida austero y religioso, que sea un buen ejemplo para todos.

Te prometemos además la máxima fidelidad al Evangelio del cual seremos siempre anunciadores íntegros y valientes hasta derramar nuestra sangre, si fuese necesario, y fidelidad a la Iglesia, para cuyo servicio hemos sido consagrados.

Sobre todo queremos estar unidos al Santo Padre y a la Jerarquía con la firme adhesión a todas sus directivas, para oponer así una barrera al proceso de oposición al Magisterio que amenaza los fundamentos mismos de la Iglesia.

Bajo tu maternal protección queremos ser también los apóstoles de esta -hoy tan necesaria- unidad de oración y de amor al Papa sobre el cual invocamos de Ti una especial protección.

Finalmente te prometemos llevar a los fieles que nos han sido encomendados a nuestro ministerio, a una renovada devoción hacia Ti.

Conscientes de que el ateísmo ha hecho naufragar en la fe a un gran número de fieles; de que la desacralización ha entrado en el Templo Santo de Dios sin ni siquiera preservar a muchos sacerdotes hermanos nuestros; de que el mal y el pecado se propagan cada vez más en el mundo, nos atrevemos a levantar, confiados, los ojos a Ti, Madre de Jesús y Madre nuestra misericordiosa y poderosa, y también hoy, invocar y esperar de Ti la salvación para todos tus hijos, ¡Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

ACTO DE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Para los religiosos y laicos que se adhieren al Movimiento Mariano

Virgen de Fátima, Madre de Misericordia, Reina del Cielo y de la Tierra, refugio de los pecadores, nosotros, adhiriéndonos al Movimiento Mariano, nos consagramos de un modo especialísimo a Tu Corazón Inmaculado.

Con este acto de consagración queremos vivir Contigo y por medio de Ti, todos los compromisos asumidos con nuestra consagración bautismal; nos comprometemos a realizar en nosotros aquella conversión interior, tan requerida por el Evangelio, que nos libre de todo apego a nosotros mismos y a los fáciles compromisos con el mundo, para estar, como Tú, sólo disponibles para hacer siempre la Voluntad del Padre.

Y mientras queremos confiarte, Madre dulcísima y misericordiosa, nuestra existencia y vocación cristiana, para que Tú dispongas de ellas para Tus designios de salvación en esta hora decisiva que pesa sobre el mundo, nos comprometemos a vivirla según Tus deseos, en particular por lo que se refiere a un renovado espíritu de oración y de penitencia, a la participación fervorosa en la celebración de la Eucaristía y al apostolado, al rezo diario del Santo Rosario y a un austero modo de vida, conforme al Evangelio, que sea un buen ejemplo para todos en la observancia de la Ley de Dios, en el ejercicio de las virtudes cristianas, especialmente de la pureza.

Te prometemos también estar unidos al Santo Padre, a la Jerarquía y a nuestros Sacerdotes, para oponer así una barrera al proceso de contestación al Magisterio, que amenaza los fundamentos mismos de la Iglesia.

Bajo Tu protección queremos también ser los apóstoles de esta hoy tan necesaria unidad de oración y de amor al Papa sobre el cual invocamos de Ti una especial protección.

Finalmente, te prometemos llevar a las almas con las cuales entremos en contacto, en cuanto nos sea posible, a una renovada devoción hacia Ti.

Conscientes de que el ateísmo ha hecho naufragar en la fe a un gran número de fieles, de que la desacralización ha entrado en el Templo Santo de Dios, de que el mal y el pecado se propagan cada vez más en el mundo, nos atrevemos a levantar, confiados, los ojos a Ti, Madre de Jesús y Madre nuestra misericordiosa y poderosa, y también hoy, invocar y esperar de Ti la salvación para todos tus hijos. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

Fuente:
Movimiento Sacerdotal Mariano