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Corona
Franciscana
Fuente:
aciprensa
Historia
Esta
es una antigua devoción practicada por los Franciscanos. El
Hermano Luke Wedding, historiador franciscano, señala como
fecha de comienzo de esta devoción el año 1422, en el cual
ingresó a la Orden un joven muy piadoso, que solía
demostrar su devoción hacia la Virgen María, realizando
una corona con rosas frescas para colocarla sobre una
estatua de la Santísima Virgen. Cuando ingresó a la Orden
se le prohibió esta devoción y por ello, quiso dejar la
Orden, pero en una visión de la Virgen, ésta le indica que
no deje la Orden, ni se entristezca por no poder continuar
con su devoción, le pide que, en lugar de la corona de
flores frescas, que se marchitan y a veces no se consiguen,
le coloque una espiritual, siempre fresca y más apreciada
por ella: La realizada con flores creadas rezando y
meditando las siete alegrías que ella vivió en la tierra,
el novicio comenzó esta devoción y, estando en oración,
el Maestro de Novicios tuvo una visión: la de un ángel que
iba tejiendo una corona de rosas, a medida que el novicio
rezaba, y después de cada decena de rosas, insertaba un
lirio dorado, al terminar de rezar el novicio, el ángel
colocó la corona sobre la cabeza del novicio orante. Estaba
tan maravillado el Maestro de Novicios que le preguntó
sobre el significado de la visión que había tenido, y al oír
la explicación, lo contó a todos los Hermanos, y pronto se
difundió esta devoción a toda la Familia Franciscana.
Esta
devoción está favorecida con muchas indulgencias
concedidas por los Papas, son ganadas por los Franciscanos y
los fieles que recen esta Corona Franciscana.
La
primera Alegría: La Anunciación por el Angel Gabriel.
Te
saludamos como el Angel Gabriel, "Alégrate llena de
gracia el Señor está contigo...". Y te dijo luego:
"...concebirás en tu seno y darás a luz un hijo a
quien pondrás por nombre Jesús", seguida de tu
aceptación: "He aquí la esclava del Señor, hágase
en mi según tu palabra". Así nos mostraste el camino
a seguir: Aceptar nuestra vida como Dios nos la presenta
cada día, viviendo con amor tanto las alegrías como las
vicisitudes. Como lo hizo San Francisco cuando acepta dócilmente
su misión, respondiendo con todo su ser a la llamada de Jesús.
Oremos
juntos, diez Aves María, también por aquellos que no
participan con la Santísima Virgen de su Inmaculada
Concepción.
La
Segunda Alegría: La Visita a su prima Santa Isabel
Recordamos
contigo cuando en Judá, fuiste a la casa de Zacarías y
saludaste a Isabel, quien al oírte, quedó llena del Espíritu
Santo, y saltó el niño en su vientre.. Te recibimos como
lo hizo Santa Isabel: "Bendita tu eres entre todas las
mujeres y bendito es el fruto de tu vientre (Jesús)".
Te rogamos que vengas siempre a visitarnos, para traernos a
Jesús y su Santo Espíritu. Como Francisco quien te nombró
Abogada de la Familia Franciscana y así realizar tu misión
de tutora, te pedimos veles por nosotros.
Oremos
juntos, diez Aves María, para agradecerte tu visita y por
los que no te reciben en sus vidas.
Tercera
Alegría: El Nacimiento de Jesús en el Portal de Belén
Contigo
María y con San José, nos alegramos por este regalo que
nos distes, en esta noche de paz y amor. Con los ángeles y
pastores digamos: "gloria a Dios en las alturas y en la
tierra paz a los hombres de buena voluntad". Y como
Francisco, revivamos la maravillosa escena del nacimiento de
Jesús, llenemos nuestro corazón de regocijo y amor,
repartiéndolo a todos.
Oremos
juntos, diez Aves María, para alabarte por tu inmenso
regalo y por todos los que todavía no ven y sienten en sí
mismos a Jesús.
Cuarta
Alegría: La Adoración de los Reyes Magos
Vemos
con regocijo que tres sabios creen, y con humildad adoran al
Niño Dios, ofreciéndole oro, incienso y mirra,
como homenaje y reconocimiento al Rey, al Dios y al Hombre.
Nosotros, junto a los Reyes, queremos adorar a tu Hijo
Divino, y rendirle homenaje con nuestras oraciones, como
Francisco, queremos estar alegres, jubilosos y alabando a
Dios.
Oremos
juntos, diez Aves María, como ofrenda al Niño Dios y por
los que no lo conocen o lo han olvidado.
Quinta
Alegría: María y José encuentran a Jesús en el Templo.
Que
alegría sentimos contigo al encontrar a Jesús y poder
abrazarlo, como tú lo encontraste en el Templo!.Queremos
repetir como San Francisco, que regocijado decía:
"esto es lo que buscaba, lo que anhela mi corazón".
María, cuando nos sintamos lejos de Jesús, ayúdanos a
encontrarlo dentro de nosotros y en toda la creación, como
lo refleja Francisco en el Cántico a la Criaturas.
Oremos
juntos, diez Aves María, en agradecimiento porque Jesús
VIVE, en nosotros y en todo lo creado, para que todos los
que lo buscan, lo encuentren, y vivan con paz y alegría.
Sexta
Alegría: María ve a Jesús Resucitado.
Contigo
María, nos regocijamos por Cristo Resucitado, luz:
"que ilumina a todo hombre que viene a este
mundo". El es el camino, la verdad y la vida. Como
Francisco queremos llenarnos de tu Hijo y siempre decir:
"Señor mío y Dios mío".
Oremos
juntos, diez Aves María en agradecimiento, porque vivimos
con la Luz que es Cristo, y por los que aún no han visto la
Luz.
Séptima
Alegría: La Asunción de María y su Coronación como Reina
de Cielos y tierra.
Que
alegría sentimos, contigo María, porque elevada al Cielo
estás junto a tu Hijo amado, eres Corredentora, intercesora
y auxiliadora nuestra. Tú, humilde mortal, ahora Reina de
Cielos y Tierra, nos muestras, el camino y te decimos:
"Oh, María, Madre mía, yo te doy mi corazón".
Como Francisco, esperamos recibir la Corona de la Vida.
Oremos
juntos, diez Aves María en gratitud por ser nuestra Reina y
Madre de Amor, y por todos los que no te reconocen como María
Inmaculada y Asunta al Cielo.
Hermanos,
llenos de gozo por haber vivido las siete alegrías de la
Virgen, que son nuestras, cumplamos el mandamiento de Jesús:
"amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo
como a nosotros mismos", a ejemplo de Francisco amemos
a Dios en toda su creación.
Amén
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