La Devoción de los Cinco Primeros Sábados de Mes


Fuente: Textos tomados de: "Corazón Inmaculado de María" y de "Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen"


En 1912, el Papa Pío X aprobó la devoción al Corazón Inmaculado de María, como reparación a las ofensas que continuamente se hacen en contra de la Madre de Dios. 
Hay cinco tipos de ofensas que se cometen directamente en contra de la Madre de Dios.

Blasfemias en contra de Su Inmaculada Concepción. 
Blasfemias en contra de Su Virginidad. 
Blasfemias en contra de Su Divina Maternidad, rehusando al mismo tiempo reconocerla como Madre de todos los hombres. 
Blasfemias de aquellos que públicamente buscan sembrar en los corazones de los niños indiferencia o desprecio, o aún odio a la Santísima Virgen. 
Las ofensas de aquellos que la ultrajan directamente en sus santas imágenes.
La Devoción en su etapa inicial

El Papa Pío X, preocupado por todas las ofensas cometidas en contra de la Madre de Dios, y para promover el piadoso deseo de reparación, concedió en el año de 1912 una indulgencia plenaria aplicable a los difuntos, a todos aquellos que el primer sábado de cada mes, se confesaran, se acercaran a comulgar y cumplieran en espíritu de reparación algunos actos particulares en honor de la Bienaventurada Virgen Inmaculada.

La Devoción confirmada por la Santísima Virgen

Trece años más tarde, en 1925, en una revelación privada, La Santísima Virgen le confirmó ésta devoción a Lucía -uno de los tres pastores de Fátima-, y le encomendó que la propagara por el mundo entero.

La reparación que nos pide Nuestra Madre:

"Dile a todos aquellos que, por cinco meses, en el primer sábado de mes, se confiesen, reciban la Santa Comunión, recen el Rosario, y me guarden compañía durante quince minutos meditando en los quince misterios del Rosario, en espíritu de reparación,

La Promesa:

les prometo asistirlos a la hora de su muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas"

"Si la gente hace lo que pido, muchas almas se salvarán."

Un regalo agradable a la Santísima Virgen

Es aconsejable repetir la práctica de los primeros cinco sábados de mes, haciendo así un regalo agradable a la Santísima Virgen María, procurando hacerlo toda la vida. Para asegurar la confesión, es posible confesarnos unos días antes. Lo importante es que estemos en estado de gracia cuando nos acerquemos a comulgar.

Efectos de esta devoción

Las blasfemias y la ingratitud de los que ofenden a la Santísima Virgen son crueles espinas que únicamente nosotros podemos remover con nuestros actos de amor y de reparación.Con cada cinco sábados que hagamos lograremos que se derrame abundantemente la Misericordia Divina sobre las personas que han tenido la desgracia de ofender a la Madre de Dios.

Hacer la devoción con mucho amor

El amor y la compasión es el alma de todas éstas prácticas. Sin esta voluntad de amar que desea consolar a Nuestra Señora, todas éstas prácticas externas no significan nada.

Razones para querer reparar el Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María

1. Ella es Madre de Dios.María es la Virgen escogida por Dios, desde toda la eternidad, para ser la Madre de su Hijo. La dignidad a la que Dios ha elevado a María es la más alta que puede haber. Ella es la reina de todo lo creado, e inferior únicamente a Dios.

2. Ella es Nuestra Madre.Ella también es la madre de todos aquellos que quieran reconocerla y amarla como tal. Mientras Jesús colgaba de la cruz, padeciendo aquel dolor tan intenso, nos dio a María como nuestra Madre espiritual, para que todos los que queramos ser hermanos suyos, podamos serlo, por medio de Ella: "Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre...Jesús al ver a la madre, y junto a ella, a su discípulo al que más quería, dijo a la Madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo." Después dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu Madre." (Jn. 19:25-26). Sí, Juan, el discípulo, nos representó a todos nosotros. Jesús, al dar a María a Juan como su Madre, nos la daba a todos nosotros como Madre espiritual. No podemos agradecerle a Jesús suficientemente este gran regalo. El Papa Juan Pablo II no explica que María es Madre de cada uno de nosotros según nuestra individualidad: 


"La maternidad establece siempre una relación única e irrepetible entre dos personas: madre e hijo y entre el hijo y su madre. Aunque la misma mujer sea la madre de muchos hijos, la relación personal con cada uno de ellos es la esencia de la matenidad..."
Cada quien puede decir en verdad, que María es su Madre de una manera única. Comprendiendo el grande y único amor que María nos tiene, ¿que razones tenemos para no amarla? ¿que razones tendríamos para no querer reparar el sufrimiento que le causa a Ella el verse tan despreciada y ofendida por hombres perversos? Es nuestro deber reparar las ofensas cometidas contra ella y consolarla. Es un deber de gratitud, amar a quien tanto nos ama; Ella, la Inmaculada, la llena de gracia, ha querido ser Nuestra Madre, nuestra maestra y amiga; nuestra co-redentora, abogada y defensora; ser para nosotros un refugio espiritual, un perpetuo socorro, un lugar de perdón y reconciliación con Dios; nuestra intercesora, para alcanzarnos de Dios todas las bendiciones que ella, como buena Madre que es, quiere para todos sus hijos.