Una guía para realizar los primeros cinco sábados

María de F. Fortado

 

La devoción de los primeros sábados, tal como la pidió nuestra Señora de Fátima, lleva la aseguranza de la salvación. Para sacar ganancia de tan grande promesa de nuestra Señora, sin embargo, debe entenderse bien la devoción y llevarse a cabo debidamente. Los requisitos, según los estipuló nuestra Señora, son:

Confesión 
Comunión, 
Cinco décadas del rosario 
Meditación sobre uno o más de los misterios del rosario por un cuarto de hora, 
Hacer todas estas cosas en el espíritu de reparación al inmaculado corazón de María. 
Observar estas prácticas el primer sábado de cinco meses consecutivos. 
1. Confesión. Una confesión reparadora significa que la confesión no solo debe ser buena (válida y lícita), sino que debe también ofrecerse en el espíritu de reparación, en este caso, al corazón inmaculado de María. No hay necesidad de informar al propio confesor, pero la intención de ofrecerla en reparación debe hacerse cuando menos antes de recibir la absolución, y esto puede ser en camino a confesión o incluso unos días antes al decidirse hacerla.

Esta confesión puede hacerse el mismo primer sábado o algunos días antes o después del primer sábado, y puede asociarse con otra devoción. Así, la confesión hecha en relación a la devoción del primer viernes puede ofrecerse como confesión reparadora al corazón inmaculado de María en conexión con la devoción del primer sábado. Las dudas que sobre esta cuestión tuvo Lucía fueron resueltas por el Niño Jesús en su aparición del 15 de febrero de 1926.

De este modo, cuando Lucía explicó las dificultades que algunos experimentan al confesarse los sábados y al preguntar si bastaría la confesión hecha dentro de la octava que precedió, el Niño Jesús contestó:
—Sí, la confesión puede preceder, incluso por un período largo, con tal de que al recibirme estén en estado de gracia, y que se haga con la intención de hacer la reparación al corazón inmaculado de mi Madre.
—Pero ¿y si la persona se olvida de hacer la intención reparadora en la confesión? —preguntó Lucía.
—Que haga la intención en la siguiente confesión, en la primer oportunidad que se presente.

2. Comunión. La comunión de reparación debe ser sacramental (bajo una especie, o dos en el caso de los ritos orientales), debidamente recibida y con la intención de hacer la reparación. Esta ofrenda, como la confesión, es un acto interior y, por tanto, no se necesita ninguna acción externa para expresar la intención. La comunión debe hacerse dentro de las 24 horas del primer sábado. Por causas justas, aprobadas por un sacerdote, la persona puede recibir la comunión el siguiente día, el domingo después del primer sábado (concesión concedida por el mismo Jesucristo).

La comunión espiritual no satisface esta condición.

3. El rosario. 

El rosario aquí mencionado fue indicado con la palabra portuguesa terzo, que por lo común se emplea para denotar un rosario de cinco décadas, ya que forma un tercio del rosario de quince décadas. Esto también debe rezarse en el espíritu de reparación. Es costumbre meditar los sábados sobre los misterios gloriosos, pero nada impide que se medite sobre los misterios gozosos o dolorosos. De hecho, en algunos casos, puede que sea mejor meditar sobre otros misterios. Lo importante es rezar bien el rosario, haciendo lo mejor para estar atento y para meditar sobre cada misterio durante cada década. Como en los otros casos, debe tenerse la intención de ofrecer el rosario en reparación al inmaculado corazón, cuando menos al comienzo del rosario.

4. Meditación por un cuarto de hora. 

Aquí la meditación sobre uno o más misterios debe hacerse sin el rezo simultáneo de las décadas del rosario. Como ya se indicó, la meditación puede ser sobre un solo misterio por 15 minutos, o todos los 15 misterios deteniéndose en cada uno por alrededor de un minuto, o, nuevamente, sobre dos o más misterios durante el período. Esto también se puede hacer antes de cada década, deteniéndose tres o más minutos para considerar el misterio de la década particular. Esta meditación debe asimismo hacerse en el espíritu de reparación al inmaculado corazón de María.

La meditación consiste en repasar los acontecimientos como si uno estuviera allí presente, o en considerar lo que uno podría haber hehco si se hubiera estado presente durante los sucesos; y en decidir cambiar, según la lección enseñada en el misterio, el comportamiento propio en casa, en el trabajo, en el tratamiento con la gente, etc. 

A muchos les resulta difícil meditar porque no han hecho el intento antes. Pero puede comenzarse usando imágenes que representen los diferentes misterios, o leyendo lenta y devotamente las meditaciones apropiadas que se prepararon para nuestro uso, o incluso con leer los relatos del Evangelio que contienen los misterios, con comentarios o sin ellos. A los que no pueden leer se les recomienda que pasen un cuarto de hora recordando todos los hechos que conozcan sobre el nacimiento, la infancia y juventud de Jesús (misterios gozosos); sobre los sufrimientos de Jesús representados en Cuaresma, Semana Santa y las estaciones de la cruz (misterios dolorosos); y sobre pascua, la ascensión, la venida del Espíritu Santo y su efecto en los apóstoles y el mundo. Considera, además, la vida de nuestra Señora desde Pentecostés hasta su muerte y asunción al cielo, donde ejerce su privilegio como Madre de Dios a fin de obtener de su divino Hijo las gracias para sus hijos en la tierra, incluso descendiendo a la tierra en ocasiones para advertirnos de los grandes peligros venideros y para darnos la ayuda oportuna para combatirlos.

Ha habido muchas apariciones de nuestra Señora, pero en Fátima por primera vez pide la meditación del rosario. Es obvio que esta petición es para ayudarnos a rezar el rosario adecuadamente y sacar muchos auxilios para la enmienda de nuestras vidas y nuestra santificación. Si muchos no rezan el rosario adecuadamente o se consideran incapaces de ello, es porque no están familiarizados con los acontecimientos relacionados con cada uno de los misterios y su trascendencia para con nosotros. La meditación, según la petición de nuestra Señora, nos ayudará a concentrarnos en cada una de las escenas del Evangelio en el misterio y a recordar las lecciones que contienen.

5. El espíritu de reparación.

Todos estos hechos, como ya se dijo arriba, han de hacerse con la intención de ofrecer reparación al Inmaculado Corazón de María por las ofensas cometidas contra ella. Todo el que la ofende, comete, por decir así, una doble ofensa, pues estos pecados también ofenden a su divino Hijo, Jesucristo, y, por consiguiente, hace peligrar la salvación de su alma. Dan mal ejemplo a otros y debilitan las fuerzas de la sociedad para resistir las arremetidas inmorales. Tales devociones, por tanto, nos hacen considerar no solo la enormidad de la ofensa contra Dios, sino también el efecto de los pecados sobre la sociedad humana, así como la necesidad de deshacer estos efectos sociales aun cuando el ofensor se arrepienta y se convierta. Además, esta reparación subraya nuestra responsabilidad para con pecadores que, por sí mismos, no rezarán ni harán reparación por sus pecados.

En pocas palabras, esta devoción nos presenta nuestras responsabilidades sociales y nos recuerda el hecho de que para ir a Dios debemos amar a nuestro prójimo y tratar de salvar su alma; también nos muestra que un excelente modo de hacer esto es mediante el espíritu de reparación al inmaculado corazón de María. Esta devoción, por otro lado, nos lleva a elevar nuestros criterios morales y religiosos, y, por lo tanto, trabaja para elevar los criterios de la familia, la comunidad y la nación en donde moramos.

Existen muchos que parecen estar preocupados porque, aun cuando tratan de observar los primeros cinco sábados conforme a la petición de nuestra Señora en Fátima, no se acuerdan de hacer la intención de reparación a tiempo para la confesión, la comunión o el rezo del rosario. Mas esta dificultad puede superarse haciendo una resolución al comienzo, cuando uno decide observar los primeros sábados en los próximos cinco meses consecutivos, y decidir que todos los actos o devociones relacionados serán ofrecidos en reparación al inmaculado corazón. Siempre que esta intención no se retire, permanecerá efectiva, aun cuando en el momento uno no se dé cuenta del motivo.

6. Cinco primeros sábados consecutivos.

La idea de cinco primeros sábados es obviamente para que perseveremos en los actos devocionales para estos sábados y para superar las dificultades iniciales. Una vez hecho esto, nuestra Señora sabe que la persona se volverá devota a su inmaculado corazón y persitirá en la práctica de dicha devoción todos los primeros sábados, trabajando así para la autorreforma y para la salvación de los demás.

A menos que Rusia se convierta, el movimiento contra Dios y a favor del pecado continuará extendiéndose, promoviendo guerras y persecuciones, y haciendo que la consecución de la paz y la justicia sea imposible para este mundo. Un medio para obtener la conversión de Rusia es vivir el mensaje de Fátima. Es mucho lo que está en juego, de manera que para animar a los católicos a la práctica de la devoción de los primeros sábados, nuestra Señora nos aseguró que obtendrá la salvación para todo el que observe los primeros sábados por cinco meses consecutivos conforme a las condiciones establecidas.

En el momento supremo, el alma saliente estará en estado de gracia o no. En cualquier caso nuestra Señora estará a su lado. Si en el estado de gracia, la consolará y la ayudaráa resistir cualquier tentanción que el diablo le presente en su último intento de llevarse a la persona al infierno. Si no en el estado de gracia, nuestra Señora ayudará a la persona a repentirse de una manera que agrade a Dios de manera que se beneficie con los frutos de la redención y sea salvada