El Rosario 

Padre Angel Peña O.A.R.

 

Desde los primeros tiempos del cristianismo, los fieles rezaban la primera parte del avemaría; son palabras divinas, inspiradas y evangélicas, que llenaban su corazón de alegría al alabar a María con palabras que el mismo Dios nos enseñó. Porque el ángel Gabriel le dijo a María de parte de Dios: Alégrate (Dios te salve) llena de gracia, el Señor está contigo. Y el Espíritu Santo por boca de su prima Isabel le dijo: Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.  

Esta primera parte del avemaría, sin el nombre de Jesús, ya era común rezarla en el siglo VI. Algunos dicen que el Papa san Gregorio Magno (540-604) fue quien la difundió, pues en su tiempo aparece una antífona del ofertorio de la misa del domingo IV de Adviento, con esas mismas palabras del avemaría. En el siglo VII, se encuentra en una oración en Luxor, alto Egipto; pero es hacia el año 1000, cuando es totalmente popular y todo el mundo la recita de memoria, especialmente en los conventos. En el sínodo de París de 1198 se ordena a los sacerdotes que reciten con el pueblo las oraciones del Padrenuestro, Credo y Avemaría. En el siglo XIV es cuando aparece ya en muchos lugares la primera parte con el nombre Jesús (Bendito es el fruto de tu vientre Jesús) y también la segunda parte: Santa María madre de Dios ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. En el siglo XV las cofradías marianas difunden el avemaría completo por doquier.

 

Por otra parte, desde los primeros siglos, los monjes que sabían leer, recitaban en comunidad los 150 salmos de la Biblia. Los que no sabían leer, rezaban en su lugar 150 padrenuestros. En el siglo XII, en vez de los 150 padrenuestros, comenzaron a rezar 150 avemarías. A esto se llamaba el salterio de María o salterio mariano, aunque el avemaría se rezaba solamente en su primera parte. Gracias a la predicación de santo Domingo de Guzmán (1170-1221) y sus hermanos dominicos, el rezo del salterio mariano se propagó por todas partes. Por eso, algunos consideran a santo Domingo como el fundador del rosario.

 

Pero fue Alano de Roche (+1475), quien organizó el rosario en misterios de diez avemarías precedidas de un padrenuestro, siguiendo en esto al cartujo Enrique de Kalcar (+1408), que había propuesto rezar 150 avemarías divididas en 15 decenas, precedidas de un padrenuestro. También Alano de Roche propuso meditar en cada decena algún misterio de la vida de Jesús o de María. Y así se fue difundiendo el rezo del rosario, como así se llamó ya desde el siglo XVI, en vez de salterio mariano como antes se llamaba.

 

Por fin, en 1569, el Papa Pío V en su bula Consueverunt Romani Pontífices estableció la forma de misterios gozosos, dolorosos y gloriosos como definitiva para toda la Iglesia. El mismo Papa en 1572, a raíz de la victoria de Lepanto contra los musulmanes, ocurrida el 7 de octubre de 1571, estableció la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias, que el Papa Gregorio XIII la cambió por el nombre de fiesta de Nuestra Señora del Rosario, y comenzó a celebrarse el 7 de octubre, que actualmente es el día mundial del rosario.

 

Cuando María se aparece en Lourdes (1858) y en Fátima (1917), reza el rosario con los videntes y exhorta a rezarlo todos los días. Y los Papas, especialmente desde el siglo XIX, lo han recomendado encarecidamente. Juan Pablo II escribió la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae (Rosario de la Virgen María)  el año 2002, donde añade cinco nuevos misterios, llamados luminosos. El mismo Papa en esta carta apostólica dice:

 

El rosario es mi oración predilecta. ¡Cuántas gracias he recibido a través del rosario en estos años! ¡El que propaga el rosario se salva!

 

El rosario es una oración que se presta particularmente para reunir a la familia... Rezar el rosario por los hijos y, mejor aún, con los hijos, educándolos desde su tierna edad para este momento cotidiano de intervalo de oración de la familia, es una ayuda espiritual que no se debe minusvalorar... Tomad con confianza entre las manos el rosario, descubriéndolo de nuevo a la luz de la Escritura... ¡Oh rosario bendito, dulce cadena que nos une con Dios, vínculo de amor que nos une a los ángeles, torre de salvación contra los asaltos del infierno, puerto seguro en el común naufragio, no te dejaremos jamás! Tú serás nuestro consuelo en la hora de la agonía. Para ti el último beso de la vida, que se apaga; y el último susurro de nuestros labios será tu suave nombre: oh Reina del Rosario, oh Madre nuestra querida, oh Refugio de los pecadores, oh Soberana consoladora de los tristes. Que seas bendita por doquier hoy, y siempre, en la tierra y en el cielo.

 

En cuanto a las letanías, que se rezan al terminar los cinco misterios del rosario, se llaman lauretanas o loretanas, porque desde la mitad del siglo XVI se cantaban en el santuario de Loreto. Las letanías actuales son fundamentalmente las mismas que se cantaban entonces y que fueron aprobadas por el Papa Sixto V, concediéndoles indulgencias con la bula Reddituri del 11 de julio de 1587. Algunos autores dicen que ya en el siglo XII existían formularios con las principales de estas advocaciones, aunque algunos Papas han añadido algunas con el paso del tiempo. Pío IX añadió Reina concebida sin pecado original, después de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. León XIII añadió Reina del Santísimo Rosario y madre del buen consejo. Benedicto XV: Reina de la paz. Pío XII, después de la proclamación del dogma de la Asunción, añadió: Reina asunta a los cielos. Y Juan Pablo II: Madre de la Iglesia.

Las letanías son expresiones de amor a María, alabanzas por ser Virgen, Madre y Reina de todos nosotros. Y cuanto más la alabemos, más contento estará Jesús. Por eso, hay un dicho antiguo que dice: De María nunquam satis (Todo lo que hablemos de María, nunca será suficiente). Siempre podemos decir más y alabarla más. El mismo Dios nos dio ejemplo, al enseñarnos la primera parte del avemaría y decirle: Llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre... ¿Podemos decir algo más grande de María? Como decía san Anselmo, con tal de no decir que es Dios, todo lo demás se quedará corto.

 

Nuestra Madre, la Virgen María, le hizo algunas promesas en 1480 al beato Alano de Roche:

 

-          Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a quienes devotamente recen el rosario, que será para ellos un escudo fortísimo contra las asechanzas del maligno.

 

-          El alma que se me encomiende por el rosario se salvará. Los verdaderos devotos del rosario no morirán sin los auxilios de la Iglesia.

 

-          A los que propaguen el rosario los socorreré en todas sus necesidades.

 

-          Y los libraré muy pronto del purgatorio, gozando en el cielo de una gloria singular.

 

-          La devoción del rosario es señal cierta de predestinación a la gloria.

 

También al Venerable padre Hoyos, jesuita español, apóstol de la devoción al Corazón de Jesús, le dijo María: Hasta ahora, ninguno se ha condenado ni se condenará en adelante, que haya sido verdadero devoto del rosario.

 

Para mí, personalmente, uno de los momentos más emocionantes de mi vida fue asistir al rezo del rosario en distintas lenguas en la procesión de las antorchas en el santuario de Lourdes e, igualmente, el rezarlo en el santuario de Fátima. Fueron momentos inolvidables de vida eclesial, unido a gentes de todas partes del mundo y unidos todos a Jesús por medio de María. Por supuesto que, desde joven, nunca dejo de rezarlo todos los días y para mí es una fuente inagotable de bendiciones. Y esto lo han comprobado muchas personas, que dan testimonio de ello.

 

Scott Hahn, un gran teólogo presbiteriano convertido al catolicismo, un día rezó su primer rosario. Y dice: Lo recé muchas más veces y, tres meses más tarde, me di cuenta de que desde el día en que yo había comenzado a rezar el rosario, aquella situación mía, aparentemente imposible, había cambiado. ¡Mi petición había sido escuchada! Y volví a tomar el rosario, que no he dejado de rezar desde aquel día[1].

Muchos hermanos protestantes dicen que el rezo del rosario no es bíblico, porque Jesús prohibió repetir oraciones. Y citan el texto de Mateo 6, 7; donde Jesús dice que cuando oren, no sean habladores como los gentiles, que piensan que serán escuchados por su mucho hablar. Algunos traducen como vana repetición, en vez de no sean habladores. Pero, al rezar el rosario, no hacemos vanas repeticiones, sino repeticiones útiles y maravillosas con las mismas palabras divinas que Dios nos enseña en el padrenuestro y en la primera parte del avemaría. ¿Será vana repetición el repetir palabras divinas que Dios mismo nos ha enseñado?

 

Por eso, dice Scott Hahn: Mi mujer nunca se cansa de oírme decir “te quiero”. Mi madre no se cansa de oír que le agradezco que me haya criado... Dios tampoco se cansa nunca de oírnos repetir toda la serie de frases, que han sido veneradas como oraciones por la Escritura y la Tradición cristiana. Los no católicos repiten mucho las palabras: Amén, Aleluya y Alabad al Señor[2].

 

Por eso, reza el rosario. A esto es a lo que animo a los católicos y a todos los cristianos de buena voluntad. Reza el rosario y date cuenta de que cada recitación te está conectando con las cosas permanentes, alejándote de lo transitorio y efímero. Saca tiempo para rezar el rosario, cuando estés en la sala de espera de un médico o en un atasco a la hora punta del tráfico... Las cuentas del rosario y tus oraciones son más reales que los coches que hay delante de ti y que los bocinazos que están sonando[3].

 

- El padre Patrick Peyton, sacerdote norteamericano de origen irlandés, fue el gran apóstol del rosario y fundador de la Cruzada del rosario. Durante los años 40, consiguió que cientos de emisoras transmitieran el rezo del rosario en USA. En los años 50, realizó una serie de películas sobre el rosario con actores y actrices famosos. Con ocasión de una entrevista, dijo:   

 

Dios nos ha dado en María un regalo tan grande que, por más que nos esforcemos, nunca lo apreciaremos suficientemente. Un día un pastor evangélico me dijo: Padre, háblenos por favor de la Virgen María. Háblenos del rosario. Porque yo, les envidio a ustedes católicos por tener una forma tan estructurada de oración. ¿No podría escribir algo sobre el rosario para nosotros los evangélicos?

 

El padre Peyton dijo: La razón para hacerme sacerdote ha sido, ante todo, la Santísima Virgen a través, especialmente, del rosario familiar... Dos años antes de mi ordenación me puse enfermo: los médicos diagnosticaron tuberculosis. Me llevaron a la enfermería. Estaba mal de cuerpo y alma... Uno de mis profesores de la universidad de Notre Dame, padre Cornelio Hegarty, vino a verme y durante media hora me habló de la Virgen María, y me convenció de pedirle la salud. De María recibí la salud, y su amor me liberó de la enfermedad, dejándome volver feliz a mi vocación. Fui ordenado sacerdote. Por Ella moriría en agradecimiento y le daría un millón de mundos, si los tuviera. La Cruzada del rosario en familia ha sido el medio que Dios me ha concedido para manifestarle mi gratitud[4].

 

- Cuando el Papa Juan XXIII recibió en audiencia privada a la hija de Kruscev, el primer ministro de Rusia, el Papa le pidió que le pronunciara en ruso el nombre de cada uno de sus hijos. Después le obsequió un rosario (aunque sabía que ella era oficialmente atea) y le dijo: Sé que usted quiere mucho a sus hijos. Por eso, le doy un rosario, que para nosotros los católicos tiene una maravillosa relación entre una madre y su hijo Jesús, y recuerda los momentos tristes y alegres de su vida a través de los misterios. Son la mejor madre y el mejor hijo de todos los tiempos: la Virgen María y Jesucristo. La hija de Kruscev lloró de emoción.

 

- En mayo de 1959, fue liberado de las prisiones soviéticas el general del ejército italiano Etevoldo Pasolini, comandante de la división Vicenza. Entrevistado por los periodistas sobre su primer encuentro con su familia, dijo que la primera noche estuvo hablando mucho tiempo con su esposa. Cuando su esposa se quedó dormida, él sacó el rosario de su bolsillo y empezó a rezarlo. Y dijo así: ¿Qué otra cosa podía hacer? Aquel rosario había sido para mí una fuente de esperanza durante mi cautiverio y ahora tenía que rezarlo para agradecerle a Dios mi regreso a casa.

 

- El famoso científico italiano Guillermo Marconi, que fue el primero que realizó transmisiones de telegrafía sin hilos y fue premio Nóbel de física de 1909, cuando celebró sus bodas, fue recibido por el Papa, que le obsequió a él y a su esposa un rosario. Y, cuando estaba moribundo, quiso que transmitieran a su esposa el siguiente mensaje: He muerto con el rosario en la mano y besando el crucifijo.

 

- El famoso Peter Koch, oficial de las SS alemanas, que fue el terror de Roma durante la segunda guerra mundial, fue condenado a muerte. En los últimos días de su prisión, le escribió una carta al Papa Pío XII, pidiéndole perdón por sus crímenes. El Papa envió a uno de sus secretarios, Monseñor Nasalli Rocca, y le dijo: Vaya a ver al señor Koch y dígale que yo lo perdono y, como prueba de mi bendición, déle este rosario.

 

Cuando llegó el sacerdote a su celda y le comunicó la bendición del Santo Padre, el condenado se conmovió y le dijo: No soy digno de tocar este rosario del Papa con mis manos ensangrentadas. Póngamelo al cuello usted mismo. Y Koch murió con el rosario al cuello y rezando el avemaría. Estamos seguros de que Dios lo recibió en su seno por intercesión de María.

 

- Daniel O´Connel, el famoso estadista católico irlandés, libertador de Irlanda, cuando viajaba por todo el país para organizar a sus compatriotas con el fin de obtener la independencia, invitaba a todos a rezar el rosario. Solía decir que, para el triunfo de su causa, confiaba más en el rezo del rosario que en sus discursos.

- El conocido estadista italiano Alcide De Gasperi escribía en su libro Cartas desde la prisión: En 1927 fui detenido por mis ideas políticas, fundamentadas en la doctrina social cristiana. Allá, en la dura celda, en los momentos de soledad, escribí a mi familia estas palabras: Antes de acostarme leo Las Confesiones de san Agustín y, luego, ya en cama, rezo el rosario, pensando que ustedes y las niñas están rezando a esa hora; así me uno a ustedes en oración con María.

 

- En la guerra civil española (1936-1939), la ciudad de Toledo había sido ocupada por los comunistas; pero quedaba por dominar el Alcázar de Toledo, que había sido la Academia militar para oficiales. Allí se refugiaron un total de 1.100 hombres con 800 mujeres y niños. Los atacantes los cercaron con 10.000 soldados, pero no pudieron vencerlos. ¿Por qué? Los 1.100 hombres del Alcázar eran soldados de María, se habían consagrado junto con su coronel Moscardó a María y Ella, la vencedora de mil batallas, los defendió hasta el último momento. Humanamente, es inexplicable cómo pudieron resistir 71 días de asedio. Pero María velaba por ellos. Organizaron el rosario perpetuo, día y noche, ante la imagen de la Virgen. Dos veces al día se reunía toda la guarnición para rezar el rosario y así pudieron resistir a pesar de que dinamitaron el Alcázar con cargas explosivas subterráneas, a pesar de la falta de agua y de alimento y de que se acababan las municiones.

 

A los 72 días de asedio, el general Franco les mandó ayuda y fueron liberados. Al ser preguntado el coronel Moscardó cómo había sido posible vencer en lucha tan desigual, decía: Preguntádselo a María. Ella era la Generala del Alcázar. Ella daba valor a nuestros corazones. Ella fue la que nos salvó.

 

- Dino Segre, cuyo seudónimo es Pitigrilli, escribió muchas novelas famosas, traducidas a los principales idiomas del mundo. Como estaba alejado de Dios y de la Iglesia, en sus escritos transmitió sus sentimientos anticristianos. Pero, al convertirse, escribió: He encontrado la fe. Antes yo creía que Dios, el poder de la oración o la comunión de los santos eran cosas de la imaginación... En el pasado, los veinte mil libros de mi biblioteca, en los que había buscado en vano la verdad, no me la dieron. Un día, el obispo Monseñor Angel Jelmini, administrador apostólico de Lugano, al despedirse, después de una larga conversación, me dijo: Reza a la Virgen, es tan buena... Desde entonces, rezo a la Virgen y tengo la prueba de su poderosa intercesión. Y el rosario que antes creía que era unas simples cuentas ensartadas para tener ocupados los dedos, se transformó para mí en algo al que acudo cuando tengo necesidad de consejo y de consuelo. María me ha salvado[5].

 

- A san Clemente Jorfabuer, popular misionero redentorista de Alemania, un día lo vieron preocupado, buscando algo en el hospital. Una hermana religiosa le preguntó:

 

-          ¿Qué busca?

-          Se me perdió mi arma con la que me defiendo.

-          ¿Cuál es su arma?

-          Mi rosario. Ayúdeme a encontrarlo. Cuando voy a visitar a un enfermo, voy rezando por su conversión. Con el rezo del rosario he obtenido maravillosos favores de conversión de muchos que iban por mal camino.

 

El padre Francesco Napoletano, que vivió muchos años con el padre Pío de Pietrelcina, decía: Llevaba siempre consigo el rosario, o enrollado en la mano o en el brazo como si fuera una sarta de perlas o un escudo de defensa. Tenía rosarios en todas partes, bajo la almohada, en la mesita de noche, en los bolsillos, dondequiera... Era el religioso del rosario. Consideraba el rosario como su arma predilecta contra toda clase de enemigos[6]. 

 

- Cuando Federico Ozanam, fundador de las Conferencias de san Vicente de Paúl, tenía 19 años, fue enviado por sus padres a estudiar a la universidad de París. Allí tuvo la suerte de conocer al gran científico André Ampère. Y dice: Un día, en que estaba triste y abrumado por mis problemas, entré en la iglesia de san Esteban para tranquilizarme. La iglesia estaba en silencio y casi vacía. Arrodillado humildemente delante del altar, estaba un hombre rezando el rosario. Me acerqué y pude reconocer a Ampère. Después de contemplarle unos momentos, me retiré, profundamente conmovido y más cerca de Dios. El rosario de Ampère me había convencido más que mil sermones de la importancia de Dios y de la oración. Y así pude volver a recobrar mi fe perdida[7].

 

- Un milagro especial de Dios por intercesión de María tuvo lugar el 6 de agosto de 1945, a las 8.15 a.m. Un bombardero norteamericano lanzó la primera bomba atómica sobre Hiroshima, a menos de un kilómetro de distancia de la iglesia Nuestra Señora de la Asunción de los padres jesuitas. En un radio de 1.5 Kms, murieron 80.000 personas y, en los siguientes 15 años, otras 150.000 por los efectos de la bomba. La iglesia de los jesuitas quedó totalmente destruida, pero la residencia, que estaba al costado, quedó en pie, aunque con graves daños. Allí vivían cuatro sacerdotes jesuitas alemanes: Hugo Lassalle, Kleinsorge, Cieslik y Hubert Schiffer. Todos sobrevivieron. Pero lo más asombroso fue que no tenían rastros de la radiactividad de la bomba. El padre Schiffer fue examinado e interrogado por 200 científicos japoneses y no podían explicarlo humanamente. Por eso, el padre Schiffer, en sus conferencias a lo largo de Estados Unidos, decía siempre que la razón era que en aquella casa había algo diferente a las demás: Allí se rezaba el rosario todos los días.

 

El padre Lassalle, que era el párroco y que vivió hasta 1990, edificó con permiso del Papa Pío XII, una catedral en el lugar donde estaba su iglesia y, actualmente, es la sede del obispo de Hiroshima. Esta catedral fue terminada en 1954 y es un monumento a todas las víctimas de la bomba atómica y un símbolo a la paz y al amor entre todos los hombres. La catedral se llama world peace memorial cathedral.

 

- Otro milagro ocurrió el 24 de diciembre de 1985 en el pueblo Fuente del Maestre (Badajoz-España). La niña Rosa Paz Barrios, después de recorrer varios hospitales de Badajoz, Sevilla y Madrid fue desahuciada. El diagnóstico era encefalitis pos-sarampionosa, tetraparexia, coma, deterioro progresivo, alteraciones del ritmo respiratorio y respiración atáxica. Los últimos meses había perdido los sentidos y la movilidad y vivía a base de oxígeno y suero.

 

Aquel día de Navidad,  a las diez de la noche, estaba su madre y una vecina, rezando el rosario por su curación, como todos los días; cuando, de pronto, despertó como de un sueño profundo, se sentó en la cama y pidió de comer. Su madre le quitó las sondas y le trajo un plato de lentejas, que se comió tranquilamente, después de meses que no comía absolutamente nada. Este milagro fue publicado por todos los medios de comunicación de España.

 

- El 12 de abril de 1999, un avión foker-50 de la compañía Avianca en vuelo de Bucaramanga a Bogotá, en Colombia, fue secuestrado por el ejército de Liberación nacional (ELN). En ese vuelo, fue secuestrada la religiosa Sor Josefina, sierva de María, ecuatoriana, con 39 pasajeros más. Los terroristas forzaron a aterrizar el avión en un terreno pantanoso y obligaron a todos a entregar su documentación y a bajar. Emprendieron una caminata casi sin tregua durante ocho días. Los secuestrados compartían todo, hasta el plato y la cuchara, y se animaban mutuamente. En esas circunstancias, la hermana Josefina fue como el ángel enviado por Dios. Los animó a rezar y todos los días rezaban juntos el ángelus, cantaban el padrenuestro y rezaban el rosario. Incluso, algunos guerrilleros se interesaron por aprender algunas oraciones que ella les escribía en sus cuadernos. Cuando los separaron en dos grupos, ella regaló su rosario a un compañero del otro grupo, que sabía rezarlo, para que siguieran rezándolo. El rosario fue la fuerza de unión, que les daba esperanza en medio de aquellos difíciles momentos hasta que, por fin, llegó la liberación el 7 de mayo y todos dieron gracias a Dios por medio de María, que los había salvado de la muerte.

 

El rosario es la

síntesis de todo el Evangelio

(Pablo VI)



[1] Hahn Scott y Kimberley, Roma, dulce hogar, Ed. Rialp, Madrid, 2003, p. 84.

[2] Hahn Scott, Dios te salve, Reina y Madre, Ed. Rialp, Madrid, 2003, p. 153.

[3] ib. p. 159.

[4] Peyton Patrick, Por qué me hice sacerdote, Ed. Sígueme, 1959, pp. 68-72.

[5] Barbieri, En intimidad con la Virgen, Ed. Paulinas, Bilbao, 1960, p. 100.

[6] Napoletano Francesco, Padre Pío, el estigmatizado, Ed. San Giovanni Rotondo, 1977, pp. 244 ss.

[7] Corredor García Antonio, Anécdotas marianas, Ed. Apostolado mariano, Sevilla, 1989, p. 77.