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Magnificat
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María, pequeña y pobre, que no hiciste caso a la serpiente cuando te presentaba la manzana del orgullo, enséñanos a aceptar nuestra pequeñez y pobreza.
Todas: Engrandece mi alma al Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.
María, que te dejaste mirar por el Señor y quedaste ya prendada para siempre de su mirada, enséñanos a vivir en la presencia de Dios.
Todas: Porque ha mirado la humillación de su esclava.
María, llena de gracia, te felicitamos porque llevaste tu cántaro vacío a la fuente del Espíritu, y te llenaste de Dios, enséñanos a ser también receptivas a la gracia.
Todas: Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí, su nombre es santo.
María, mujer del sí, eres un canto a la misericordia de Dios, te pusiste confiada en sus manos y entraste en su corazón, enséñanos a decir sí y confiar siempre en Dios.
Todas: Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
María, madre de los pobres, siempre cerca de ellos, los evangelizas y los llenas de esperanza, enséñanos a hacer opción por los pobres.
Todas: Él hace proezas con su brazo… enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes.
Santa María, modelo de oración, abogada e intercesora nuestra, que te fijas siempre en nuestras necesidades y las haces tuyas, enséñanos a orar y estar cerca de los que lo necesitan.
Todas: Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia.
María, mujer de esperanza, que con tu deseo, tu oración y tu respuesta empezaste a ser el cumplimiento de las promesas, enséñanos a rebosar de esperanza.
Todas: Como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.
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