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Consagración al Inmaculado Corazón de la Madre de Dios
Siervo de Dios SS. Juan
Pablo II
Regina Caeli 16-V-1982
1. "¡Dichosas todas las almas que obedecen la llamada del Amor eterno!".
Dichosos todos aquellos que, día a día, con generosidad inagotable acogen tu invitación, oh Madre, a realizar lo que dice tu Hijo Jesús (cf. Jn 2, 5) y dan a la Iglesia y al mundo un testimonio sereno de vida inspirada en el Evangelio.
¡Dichosa por encima de todas las criaturas Tú, Sierva del Señor, que de la manera más plena obedeces a esta Divina llamada!
¡Te saludamos a Ti, que estás totalmente unida a la consagración redentora de tu Hijo!
¡Madre de la Iglesia, ilumina al Pueblo de Dios por los caminos de la fe, la esperanza y la caridad! ¡Ayúdanos a vivir, con toda la verdad de la consagración a Cristo en favor de toda la familia humana, en el mundo contemporáneo!
Al poner bajo tu confianza, Madre, el mundo, todos los hombres y todos los pueblos, te confiamos también la misma consagración en favor del mundo, poniéndola en tu corazón maternal.
¡Corazón Inmaculado, ayúdanos a vencer la amenaza del mal, que tan fácilmente se arraiga en los corazones de los hombres de hoy y que con sus efectos inconmensurables pesa ya sobre nuestra época y da la impresión de cerrar el camino hacia el futuro!
Fuente:
vatican.va
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