¡Oh incomparable Señora del Rosario de Chiquinquirá! Madre de Dios,
Reina de los ángeles, abogada de los pecadores, refugio y consuelo de
los afligidos y atribulados. Virgen Santísima, llena de poder y de
bondad, lanzad sobre nosotros una mirada favorable para que seamos
socorridos por Vos en todas las necesidades en que nos encontramos.
Acordaos, ¡Oh clementísima Señora del Rosario!, que nunca se oyó decir
que alguien que haya recurrido a Vos, invocado vuestro Santísimo nombre,
e implorado vuestra singular protección, fuese por Vos abandonado.
Animados con esta confianza, a Vos recurrimos. Os tomamos desde hoy y
para siempre por Madre nuestra, nuestra protectora, consuelo y guía,
esperanza y luz en la hora de la muerte. Libradnos de todo aquello que
pueda ofenderos y a vuestro Santísimo Hijo, Jesús. Preservadnos de todos
los peligros del alma y del cuerpo; dirigidnos en todos los negocios
espirituales y temporales; libradnos de la tentación del demonio, para
que andando por el camino de la virtud, podamos un día veros y amaros en
la eterna gloria, por todos los siglos de los siglos.
Amén.
Fuente: salvadmereina.org.co