Madre del Perpetuo Socorro

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Oh Santísima Virgen María, que para inspirarnos una confianza sin límites, habéis querido tomar el dulcísimo nombre de «Madre del Perpetuo Socorro»,, yo os suplico me socorráis en todo tiempo y en todo lugar: en mis tentaciones, después de mis caídas, en mis dificultades, en todas las miserias de la vida y sobre todo en el trance de la muerte. Concededme ¡oh amorosa Madre! el pensamiento y la costumbre de recurrir siempre a Vos; porque estoy cierto de que si soy fiel en invocaros, vos seréis fiel en socorrerme. Obtenedme pues esta gracia de las gracias, la gracia. de suplicaros sin cesar con la confianza de un hijo, a fin de que por la virtud de esta súplica constante obtenga vuestro Perpetuo Socorro y la perseverancia final. Bendecidme ¡oh tierna y cuidadosa madre! y rogad por mí ahora y en la hora de mi muerte. Así sea.