Virgen de la Merced

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Dulcísima siempre Virgen María de la Merced,
benignísima Madre de Dios
estrella resplandeciente del mar,
luna hermosa sin las menguantes de la culpa,
escogida como el Sol;
Oye, Señora, nuestros ruegos,
tú que benigna atendiste desde los cielos
los tristes lamentos de los miserables cautivos,
que gemían sin consuelo en la dura opresión
de los bárbaros mahometanos,
rompiendo los grillos y cadenas 
que los aprisionaban,
por medio de tu religión de Redentores,
por este profundo ardor de tu caridad
te pedimos, dulcísima María,
rompas las cadenas de nuestras culpas,
para que libres de ellas,
merezcamos, conseguir lo que te pedimos
en esta oración.

Amén.

(Ahora se rezan tres Padre nuestros y tres Ave Marías, con Gloria).

Fuente: paxtv.org