Dios te salve

 

 

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Dios te salve, María,
por la luz de la luz transfigurada,
Dios te llena y te guía
y el fruto de tu vientre es tu mirada.

Dios te salve, María,
te llenó de su fuerza complaciente
como el fuego del sol llena la aurora,
como el agua de la fuente.

Maduró con su luz y su ternura
el fruto de tu amor y de tu vientre.

Santa María,
hija del pueblo,
madre paciente,
fiel, generosa, pobre y rebelde…

Míranos peregrinos, vacilantes,
cultivando este viejo paraíso,
caminando hacia tu cielo lentamente.

No queremos cansarnos de este mundo,
ni buscamos un refugio celeste.
Pero tú no te canses de mostrarnos la meta,
los caminos,
ahora y siempre.

Fuente: Santuario de Angosto, PP Pasionistas, Vilanañe, Alava, España