Virgen pura, Madre mía 

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Virgen Pura, Madre mía, no me dejes ni de noche ni de día, siempre tuyo quiero ser, no me dejes nunca nunca perecer.
En mis penas, en mis luchas, en mis triunfos, siempre tuyo quiero ser.

En mi muerte, cerca o lejos, madre amada te lo pido, mi alma lleva a Jesús. Y ya que me proteges tanto como verdadera madre haz que me bendigan siempre el Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo. 

Amén.