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Virgen
de la Anunciación, cuando nuestras estrechas categorías no nos
ayuden a comprender la inmensidad del amor de Dios haznos sentir el gozo
que Tú experimentaste al saberte favorecida de Dios.
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Virgen
de la Visitación, cuando la
soledad nos apremie, que sepamos saltar sobre ella y llevar el consuelo
a quien está aún más solo y tengamos también la humildad de buscar
quien comparta nuestro misterio.
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Virgen
del Nacimiento, que nuestro amor,
fruto de una esperanza alegre y gozosa en Dios, que se nos da, se
traduzca en calor humano.
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Virgen
de la huída a Egipto, que los
momentos duros de la fe, acrecienten nuestro amor.
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Virgen
de Nazaret, que lo cotidiano de
nuestra vida no se tiña de rutina, sino que se empape de amor, de un
amor que ha llegado a atisbar el sentido ordinario en la vida de Jesús.
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Virgen
de Caná, que nuestro amor se
traduzca en un caer en la cuenta de las necesidades del otro, en entrega
a los demás, humilde, silenciosa.
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Virgen
de la Cruz, que nuestro amor se
traduzca en aceptación gozosa de la voluntad de Dios.
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Virgen
de la Resurrección, que nuestro
amor sea expresión de la PRESENCIA VIVA Y SALVADORA del Resucitado.
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Virgen
de Pentecostés, que el amor en
nuestra vida se traduzca en la contemplación de Dios, de ese Dios
personal, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que ha tomado posesión de
nuestras almas.
Fuente:
religiosasdemariainmaculada.org
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