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Te saludo, Señora santa,
Reina santísima,
Madre de Dios: María.
Que siempre fuiste Virgen,
Elegida por el Padre celestial
Y del que con su Hijo predilecto
Y con el Espíritu Santo paráclito, consagrada.
Tú, que has sido y eres todo caudal
De gracia y bendición...
Te saludo, su palacio;
Te saludo, su tienda;
Te saludo su casa;
Te saludo, su vestimenta;
Te saludo, su doncella;
Te saludo, su Madre.
Y saludo en ti, todas tus santas virtudes
Que por gracia y luz del Espíritu Santo
te fueron otorgadas
Para el Corazón de tu Hijo.
Amén.
Fuente:
buenaprensa.org
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