|
¡Oh
Santísima Señora de Guadalupe! Esa corona con que ciñes tus sagradas
sienes publica que eres Reina del Universo. Lo eres, Señora, pues como
Hija, como Madre y como Esposa del altísimo tienes absoluto poder y justísimo
derecho sobre todas las criaturas.
Siendo esto así, yo también soy tuyo; también pertenezco a Ti por mil títulos;
pero no me contento con ser tuyo por tan alta jurisdicción que tienes sobre
todos; quiero ser tuyo por otro título más, esto es, por elección de mi
voluntad.
Ved que, aquí postrado delante del trono de tu Majestad, te elijo por mi
Reina y mi Señora, y con este motivo quiero doblar el señorío y dominio
que tienes sobre mí; quiero depender de Ti y quiero que los designios que
tiene de mí la Providencia divina, pasen por tus manos.
Dispón de mí como te agrade; los sucesos y lances de mi vida quiero que
todos corran por tu cuenta. Confío de tu benignidad, que todos se enderezarán
al bien de mi alma y honra y gloria de aquel Señor que tanto se complace en
todo el mundo.
Amén.
|
|