María, vida dulzura y esperanza nuestra.
Tus hijos necesitamos recrear la sonrisa.
En el horizonte de la noche,
necesitamos un resplandor que nos alumbre.
Danos ojos nuevos y oídos atentos
para recibir al Salvador que nos regalas.
Ayúdanos a reconocerlo
en sus mil presencias entre nosotros.
Ayúdanos a creer que la muerte
ha sido vencida por su muerte,
y que nuestra vida es victoriosa por su triunfo.
Madre de la esperanza, madre de Jesús,
madre nuestra, ruega por nosotros.
Fuente:
educadormarista.com