¡Oh, Virgen Santísima,
Madre de Cristo y Madre de la Iglesia!,
con alegría y admiración
nos unimos a tu Magnífica,
a tu canto de amor agradecido,
Dios nos ha llamado
por nuestro nombre,
a vivir en comunión de amor
y de santidad con El
y a estar fraternalmente unidos,
en la gran familia de los hijos de Dios.
También nos ha enviado
a irradiar la luz de Cristo
y a comunicar el fuego del Espíritu
a todo el mundo
por medio de nuestra vida evangélica.
¡Virgen del Magnífica!,
llena nuestros corazones,
de agradecimiento y entusiasmo
por esta vocación y por esta misión.
Fuente:
educadormarista.com