Mensaje de la Conferencia Episcopal de Nicaragua en ocasión de la solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen a los cielos.

10 de agosto de 2002

 

«Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza » (Ap 12, 1). 

A los Sacerdotes y Diáconos de nuestras diócesis, 

A los religiosos y religiosas, 

A todos nuestros amados fieles católicos y a 

Todas las personas de buena voluntad. 


1. La Bienaventurada Virgen María, asunta al cielo en cuerpo y alma, continúa su misión maternal sobre “la Iglesia que peregrina en el mundo, siendo ella misma motivo de esperanza y aliento para el trabajo evangelizador de sus hijos “(cfr. RM 25); es por esto que nos ha parecido a los Obispos de Nicaragua, que preparándonos para la solemnidad litúrgica de la BVM asunta al cielo, sea esta una ocasión privilegiada para iluminar la realidad nacional a la luz de las enseñanzas bíblicas y magisteriales de la Iglesia, de tal manera, que se levante el ánimo de los nicaragüenses a la esperanza en momentos tan difíciles que atraviesa el país, donde el desempleo y el hambre son los mas urgentes problemas a resolver. 

La lucha contra la corrupción 

2 La corrupción es un mal moral que se da en lo personal, en las familias, en las finanzas, en el comercio, en la política y en la administración del Estado a todos los niveles. El vicio de la corrupción se va arraigando insidiosamente en muchos sectores de la sociedad, burlándose de la ley e ignorando las normas de justicia y de verdad, lo cual grava fuertemente sobre la pobreza, socavando el desarrollo de nuestro pueblo. 

3 La lucha anti corrupción debe ser decidida, firme y de orden ético; el camino a seguir para lograr erradicarla en lo posible, debe ser ante todo la educación hogareña, la seriedad de la educación escolar y universitaria, el desempeño honesto y correcto de los responsables de los asuntos de Estado y de los que de una u otra forma tienen que ver con los asuntos económicos de la vida diaria de los nicaragüenses, la denuncia objetiva de hechos concretos mediante los medios de comunicación social u otros medios reservados en el ejercicio de una justicia imparcial y desposeída de revanchismo político y de tratos humillantes que lesionan la dignidad y derechos del ser humano. 

4 La renovación y la auténtica institucionalidad solo será posible “si hay hombres auténticos capaces de asumir con responsabilidad el destino de nuestra nación”. De ahí que, la lucha contra la corrupción es auténtica y de orden ético si “el fin no justifica los medios”, es decir si no se lleva a cabo con medios inadecuados: como el soborno, la amenaza, el chantaje, las prebendas, etc.; las consecuencias serían el fracaso total y el descrédito, ya que al no estar claro “quien corrompe a quien”, podría llevar al país al caos moral y social por la semilla del odio y de resentimientos que se sembrarán en muchos corazones. 

Vencer la pobreza con la solidaridad y la subsidiaridad 

5 La pobreza que padece gran parte de la población es preocupante por su magnitud y persistencia. El costo de la crisis y los ajustes es absorbido principalmente por los sectores más pobres de la sociedad. El actual proceso de transformaciones sociales que conlleva la aplicación de medidas económicas altamente restrictivas, influye no sólo en quienes tienen los recursos suficientes, sino especialmente en quienes se benefician de los recursos básicos para subsistir. Una sociedad tiene que asegurar oportunidades de empleo, salud, educación, seguridad ciudadana para tejer un porvenir de esperanza. 

6 Por ello, frente a la necesidad de búsqueda de soluciones que ayuden a los nicaragüense a buscar una salida urgente, es necesario ser sensibles ante el dolor y solidarios con el que sufre; los problemas sociales solo pueden ser resueltos mediante la solidaridad, la subsidiaridad y la caridad; principios que pueden aplicarse entre gobernantes y gobernados, entre ricos y pobres, entre los trabajadores, campesinos y empresarios “llevando los unos las cargas de los otros” (Gal. 6,2). 

7 La Doctrina Social de la Iglesia nos enseña que existe el principio de subsidiaridad, ésta se apoya en la obligación solidaria de las personas de prestarse subsidio, subvención y suplencia. Mueve a la sociedad y al Estado a socorrer y ayudar a los ciudadanos, para que se haga posible que cada uno pueda asumir realmente sus propias facultades y responsabilidades. Así, lo que pueda hacer la familia no lo hará la escuela y lo que pueda hacer la escuela no lo hará el Estado. Lo que pueda hacer la empresa privada no lo hará la empresa publica. 

8 Juan Pablo II, en su encíclica Solicitudo Rei Socialis, define así la solidaridad: “es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos” (N. 38). Recordemos que el amor a Dios y el amor al prójimo son inseparables, Jesucristo en el Evangelio le dio su lugar concreto: en el de la caridad, en contemplar al prójimo como si fuese uno mismo. ( Mt 10, 27). 

Donde hay reconciliación hay solidaridad y donde hay solidaridad hay desarrollo 

9 Nos preocupa las negociaciones donde se pone en juego las estrategias económicas de la nación; si esta situación agrava aún más la dependencia externa de una deuda impagable que comprometa el destino de nuestro pueblo, profundizando aun más la pobreza, el hambre, el desempleo, etc. 

10 No son solo los líderes del Banco Mundial y del FMI los que deben de estar convencidos de nuestras necesidades. Lo que se requiere, es un esfuerzo conjunto y comprensivo por parte de todos los nicaragüenses, conscientes de su servicio a la nación; como son: los ministros, los legisladores, los líderes políticos, economistas, y ciudadanos comunes por igual, para hacer saber a estas instituciones que deben encontrar formas más sostenibles, y socialmente sensibles y solidarias con las necesidades prioritarias del pueblo. Les animamos a todos para que juntos busquemos soluciones concretas a las necesidades de todos los nicaragüenses y construyamos una sociedad más humana y acorde con la voluntad de Dios. 

El dialogo propicia la paz y alienta el desarrollo 

11 La paz tiene necesidad de grandes lideres cívicos, que busquen y amen la paz. Cristo dice: “les dejo la paz, les doy mi paz” (Jn 14, 27). La paz que se requiere, es la paz que brota de la justicia, la verdad, la caridad, la solidaridad y el perdón. 

12 Solo con “espíritu generoso” los puntos en contienda serán resueltos, por ello un camino para la paz es el dialogo entre los nicaragüenses, éste es el camino que hay que recorrer ahora: “hay que darse prisa, muchos hombres y mujeres sufren..., cuando el costo de la vida sube aceleradamente, cuando la inflación roba al ingreso familiar una porción de lo que tiene para vivir, cuando la obtención de un empleo se torna más difícil,... ” (cfr. PP 29). 

13 La historia nos ha demostrado que el diálogo ha sido el medio más eficaz para superar situaciones difíciles y confrontativas, para ello se necesitan hombres y mujeres con responsabilidad histórica, capaces de sobreponerse a las debilidades propias, que puedan ponerse de acuerdo y de respetar lo concertado, “ la autoridad del diálogo es, según la encíclica Ecclesiam suam, “... intrínseca por la verdad que expone, por la caridad que difunde, por el ejemplo que propone” (n. 95). . 

14 Este dialogo no debe ser excluyente, debe hacerse con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, sin excluir a nadie, pues “Nadie es extraño a su corazón. Nadie es enemigo, si él mismo no quiere serlo” ( ES n. 110). Por ello exhortamos en primer lugar y de manera especial a los hijos e hijas de la iglesia, así como a todos los que tienen disposición por la paz y buena voluntad, a sumar esfuerzos por lograr un consenso nacional que saque al país de la frustración, social, política y económica en que se encuentra. 

15 María permanece, desde el comienzo, con los apóstoles a la espera de Pentecostés y como, siendo « feliz la que ha creído », a través de las generaciones está presente en medio de la Iglesia peregrina mediante la fe y como modelo de la esperanza que no desengaña (RM 42), los cristianos de manera especial, estamos llamados a prestar nuestra colaboración en la construcción de una sociedad justa, solidaria y fraterna, donde reine la verdad de Cristo, no la de los hombres. 

16 Seguros de que “Cristo permanece con nosotros” (Mt 28, 20), alentamos a todos a no desmayar en el camino, invocando permanente el auxilio de nuestra Madre del Cielo, la Santísima Virgen María. 

Dado en Managua, a los 10 días del mes de agosto de 2002, en ocasión de la solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María a los cielos. 

Doy fe, 

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+ Mons. Juan Abelardo Mata Guevara, 

Obispo de Estelí 

Secretario General 

Conferencia Episcopal de Nicaragua 

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PP: Populorum progressio : Carta encíclica de Pablo VI, "Sobre el progreso de los pueblos".

ES: Ecclesiam suam : Carta encíclica de Pablo VI, "Sobre los caminos de la Iglesia para cumplir su misión". 

SRS: Solicitudo rei socialis: Carta encíclica de Juan Pablo II , “Sobre la preocupación social de la Iglesia, por el desarrollo auténtico del hombre y de la sociedad.”

RM: Redemptoris Mater: Carta encíclica del sumo pontífice Juan Pablo II, “sobre la Madre del Redentor”