Carta Pastoral de la Conferencia Episcopal de Nicaragua sobre el mes del Rosario 

 

26 de septiembre de 1980 

Los Obispos recuerdan a los fieles, mediante esta Carta Pastoral, el momento histórico que está viviendo Nicaragua que es un momento de transformación, bajo todos los aspectos. De manera que los cristianos deben asumir con mayor responsabilidad, el deber y la misión de fundamentar en Dios y en Cristo la humanización del hombre nicaragüense. 

Recomiendan pues, los Obispos, el recurso a la oración, la intensificación de la devoción a María, recomendando el rezo del Santo Rosario, como un camino fácil de oración al alcance de todos. 

Managua, 20 de enero de 1988. 

+ Cardenal Miguel Obando 
Arzobispo de Managua 
Presidente de la Conferencia 
Episcopal de Nicaragua. 


A los Sacerdotes Diocesanos, 
A los Religiosos y Religiosas, 
A los Directores y Directoras de Colegios Católicos, 
A todos nuestros amados fieles, 

GRACIA Y PAZ EN JESUCRISTO, SEÑOR NUESTRO.

Hermanos: Nicaragua se encuentra en un momento histórico de transformación. Los cristianos debemos asumir, ahora, con una determinación especial, la responsabilidad y la Misión de fundamentar en Dios y en Cristo la humanización del hombre nicaragüense. 

Esta tarea nos urge a ser fieles a Dios y al hombre. Para esto necesitamos orar para que, a la luz de Jesucristo, que prometió estar con nosotros siempre, hasta el fin del mundo (Cf. Mt. 28,20), conozcamos cual sea la voluntad de Dios en estos momentos. 

Por la oración, el Espíritu Santo nos descubre el misterio de Cristo y la Providencia del Padre, en respuesta a las aspiraciones e inquietudes que nos aquejan. 

La Iglesia, ya desde el principio, cuando los Apóstoles se reunieron en oración a esperar la venida del Espíritu Santo, ha expirimentado la presencia maternal de María, la Madre de Jesús (Cf. Hech. 1,14) 

Para los católicos, pues, éste recurso a María Santísima viene en auxilio de nuestra fidelidad a Dios. Los Santos, héroes de la Fe, y los Romanos Pontífices así nos lo enseñan. 

Un camino fácil de oración y al alcance de todos es el Rosario Mariano; ésta plegaria nos dispone a oír la Voz de Dios y nos orienta hacia el Señor. 

Los Misterios del Rosario nos habitúan a contemplar a Cristo desde el Corazón de su misma Madre. En efecto, María es la que ha pensado, más que ninguno, en Cristo, la que mejor lo ha comprendido, lo ha querido y lo ha vivido (cf. Lc. 2, 19 y 51); Ella nos enseñará a nosotros a conocerlo, comprenderlo, amarlo y vivirlo. 

Las oraciones que componen el Rosario: Padre Nuestro, Avemaría, Gloria, son las más conocidas y queridas por el pueblo católico. 

Los católicos nicaragüenses podemos tomar en nuestras manos, una vez más, el humilde y sencillo Rosario, que ha sido llamado "la oración de todos los tiempos" y "el compendio del Evangelio". 

Es muy posible que este modo de orar no sea del agrado de los sabios sin humildad, que no han logrado penetrar las Palabras del Maestro: "Padre, bendito seas, porque has escondido tus cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla" (Mt. 11, 25). 

La oración mariana del Rosario hace caminar al hombre, dice el Papa Pablo VI, a un mismo paso con la Madre de Cristo, motivándolo a recibir su estilo evangélico, su ejemplo educador y transformante. El Rosario es una escuela que nos hace mejores cristianos. (cf. Pablo VI. Catequesis del 8.X.69). 

El mes de Octubre, que se avecina es tradicionalmente "el Mes del Rosario". Queremos exhortarles a orar con ésta plegaria. 

Nuestras familias encontrarán en esta oración, las energías necesarias para fortalecer la fe y la unidad del Hogar. 

Las Comunidades Parroquiales y los Grupos Apostólicos llegarán por medio de esta plegaria, a un mayor conocimiento y amor a Cristo y a la Iglesia. 

Los Jóvenes y los Niños se sentirán con mayor entusiasmo para trabajar con generosidad en toda obra buena. 

A las intenciones que cada uno tenga en su corazón, al momento de rezar el Rosario durante el mes de Octubre, queremos proponer dos intenciones especiales: La Familia y las Vocaciones. 

Que la Virgen bendiga y guarde en la unidad y en el amor a nuestros hogares; que Ella ruegue a Cristo por el Sínodo de los Obispos, reunidos en Roma con el Papa, para estudiar el tema de la familia. 

Que María Santísima interceda ante su Divino Hijo Jesucristo para que conceda Santos Sacerdotes a la Iglesia en Nicaragua. 

Nosotros pensamos que, en estos momentos de confusión doctrinal y moral, el amor a la Madre de Cristo se constituye en garantía de identidad católica. Si alguien sabe de este amor a María Santísima y de la alegría que causa su presencia, somos los nicaragüenses. 

Que María Inmaculada sea uno de casa en nuestra familia, en nuestras Parroquias y en nuestras Diócesis. (Cf. Juan Pablo II, Discurso en México el 27.I.79). 

Dado en Managua, a los 26 días del mes de septiembre del año del Señor de 1980. 

Con nuestra bendición pastoral 

CONFERENCIA EPISCOPAL DE NICARAGUA. 

Mons. Leopoldo José Brenes S. 
Secretario. 

Fuente: Conferencia Episcopal de Nicaragua