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Peregrinación a Luján.
+ S.E.R.
Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata,
Argentina
Reflexión del
arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, en el programa “Claves
para un mundo mejor”, en su emisión del sábado 1 de octubre de 2005
Hoy comienza la gran Peregrinación Juvenil a pie a Luján que, el
primer fin de semana de octubre, convoca a una multitud que se
encamina a ese lugar que es uno de los polos marianos de la
Argentina.
Es notable comprobar que, en los últimos días, se ha dado un gran
movimiento de fervor mariano en el Milagro de Salta, en San Nicolás
y ahora hacia Luján donde se espera una multitud.
Es interesante el caso de Luján porque allí se verifica algo muy
misterioso y muy bello que tiene que ver con la más pura
espiritualidad católica y que es el fenómeno de la peregrinación.
La peregrinación es uno de los gestos penitenciales más antiguos que
la cristiandad ha repetido incesantemente. Al principio se
peregrinaba a los Santos Lugares de Jerusalén, después a los grandes
Santuarios que han ido jalonando la historia del cristianismo. Y
aquí en la Argentina tenemos también estos centros marianos como el
Valle de Catamarca, el Milagro de Salta, el de Itatí en Corrientes y
Luján aquí cerca de Buenos Aires.
La peregrinación es un gesto penitencial porque no se trata
simplemente de hacer deporte y probar nuestro estado físico para ver
si llegamos y como llegamos a Luján sino que se trata de una marcha
orientada hacia Dios que quiere suplicar el perdón de nuestras
faltas y la gracia de un amor más creciente en nuestro corazón para
vivir con mayor fidelidad a Jesucristo.
Es un gesto penitencial y la orientación a Dios nos está recordando
que nuestra vida es una peregrinación, un caminar hacia la Casa de
Dios, Nuestro Padre, por eso está marcha juvenil está polarizada por
estos valores profundamente cristianos.
Y en este año creo que también debemos destacar el lema que se ha
elegido y que ruega “Madre, enséñanos a cuida la vida”, que es algo
muy oportuno en este tiempo.
¿Cuántas veces hemos hablado en este espacio televisivo de este
tema? El cuidado de la vida y, en especial, de la vida naciente.
Estamos continuamente sobre ascuas acerca de las posibilidades de
que avancen criterios abortistas que luego se conviertan en leyes.
Pero también es mirar la vida de los ancianos o de los enfermos
terminales pues allí también la sombra de la eutanasia muchas veces
se insinúa en los pasillos de nuestras legislaturas.
Pero este pedido a la Virgen de Luján nos llama a pensar en la vida
en toda su dimensión: cuidar la vida de los niños en las familias,
cuidar la vida precaria de aquellos que viven sumergidos en la
pobreza y la marginalidad, cuidar la vida de quienes no pueden
recibir educación, el aprecio de la vida porque el segmento más o
menos breve de nuestra existencia temporal está orientado hacia Dios
y es como el receptáculo de una vida más alta, de la gracia de la
filiación adoptiva, de la gracia de la comunicación que Dios nos
hace de su propia vida.
¿Y quien mejor para enseñarnos a cuidar la vida que la Madre de
Dios, aquella que recibió la vida de Dios, la guardó en su Purísima
Entraña y la cuidó para darnos la Vida?. La Santísima Virgen,
Nuestra Señora de Luján, cuidó la vida de Cristo, el Hijo de Dios
hecho Hombre, para dárnoslo, para que Él pudiera dársenos como
víctima de reconciliación por nuestros pecados para la salvación del
mundo.
Por todo esto quiero saludar a todos los peregrinos que hoy
caminan hacia Luján y pedirles a quienes se quedan en sus casas que
los acompañen con su oración. Que todos pidamos a la Virgen
Santísima que efectivamente nos enseñe y ayude a cuidar la vida y a
ser pregoneros de esa vida que tiene su origen en Dios y su fin
también está señalado en Dios.
Mons. Héctor Aguer,
arzobispo de La Plata
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