Mensaje de Navidad

+Monseñor Bosco M. Vivas Robelo, Obispo de León

 

21 de Diciembre de 1993 

"Hermanos y hermanas: 

Al llegar la Navidad con toda su carga de gracia y de esperanza, encuentra a nuestra Diócesis, y a todo el país, en una situación de cansancio y de peligrosa desilusión. 

Al desempleo y a la extrema pobre, a la injusticia y a la inmoralidad desbordada, se agrega al desengaño de grandes sectores de la población, que se sienten reiteradamente traicionados por quienes han sido depositarios de su confianza. 

Es en éstas circunstancias que les envío el presente Mensaje para anunciarles la Buena Noticia que será de alegría para todos: "Un niño nos ha nacido; un niño se nos ha dado" ( Is. 9, 6). 

Este niño es Jesucristo, el hijo de Dios nacido de la Virgen María en Belén de Judea hace casi dos mil años y que ahora quiere nacer en el corazón de cada uno de nosotros. 

En el, que es el salvador del mundo, está la esperanza y la paz para todo ser humano. (Cf. Mt. 1, 21; 2 Tim. 2, 10; Ef. 1,17- 19 y 2, 14). 

Con El es posible construir un mundo mejor con una sociedad fraterna y solidaria. Para Dios " no hay nada imposible" (Lc.1,36- 37). 

Quiero, pues, acercarme, junto con ustedes, con fe y amor al Niño de Belén y, a su luz, reflexionar acerca de los niños que son "Los más grande en el Reino de los cielos" ( Mt.18, 2- 5) y que son " el fruto ya presente en medio de nosotros".(Juan Pablo II. Mensaje. 8.XII. 93 para Año Nuevo). 

Esta reflexión nos animará a intensificar y mejorar la pastoral familiar y de la infancia en las parroquias de la Diócesis, lo cual será un paso firme y positivo en la renovación eclesial y social.

DIOS SE HACE NIÑO 

" Cuando llegó la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo nacido de una Mujer " ( Gal. 4,4). 

Pudiendo tener otros caminos para venir a salvar a la humanidad, Dios escoge el venir a la tierra como un niño pobre, nacido en el seno de una humilde familia. 

La historia humana se iluminó y el mundo, y el universo entero, quedó consagrado cuando "La Bondad de Dios que es Jesús se hizo visible, trayendo la salvación para todos los hombres" (Tit. 2,11). 

Que el hijo de Dios se haya reducido al cuerpo frágil y pequeño de un niño de nuestra raza, es algo que solo se explica por el excesivo amor con que el Señor nos ha amado; Amor misericordioso que lo llevó a tomar la iniciativa para querernos cuando nosotros de ninguna manera lo merecíamos porque éramos pecadores. ( Cf.1 Cor.1, 25; 1 Jn. 4, 10; Rom. 5,6- 8; Ef. 2,4- 5). 

Ciertamente que es necesaria la valentía de la fe para aceptar el amor de Dios y creer en su obra de misericordia. 

No cabe duda que se debe tener la pequeñez y la sencillez de los niños para reconocer y adorar en el Hijo de María "la plenitud de la Divinidad que en El habita" (Col. 2, 9), ( Cf. Mt. 11.25- 26). 

Esta fe es precisamente la garantía de Victoria que tenemos los cristianos para derrotar el mal, para gozar de la libertad de los hijos de Dios y tener fortaleza para dar testimonio de Cristo obedeciendo a Dios antes que a los hombres. (Cf. 1 Jn. 5,5; Gal.5,1; Hech.5,29). 

DIOS AMA A LOS NIÑOS 

Jesús no solo asume la condición de niño pobre, sometido a su madre a madre y a San José ( Cf. Lc. 2, 50- 52), sino que también se muestra especialmente tierno y acogedor con los niños: El los llama para que se le acerquen, los abraza, los bendice imponiéndoles las manos, los defiende, los alimenta, los considera sus representantes y hasta los une a su sacrificio. (Cf. Mt.18,2; Mc.9,36; Mc.10,16; Mt.19,14; Mt.15,37- 38; Mt.18,5; Mc.9,14- 27; Mt. 2, 16- 18). 

Los niños son predilectos del señor porque son humildes y auténticos, Ellos dejan abierto a Dios todo el espacio de su existencia. (Cf. Mt. 11, 25- 26). 

Ejemplo, pues, nos ha dado Jesucristo de amor y cuidado por la infancia para que tratemos de imitarle. 

LA IGLESIA AMA A LOS NIÑOS 

La Iglesia Católica continúa en el mundo a través del tiempo, la solicitud del Señor por los pequeños, como lo demuestran sus instituciones y personas dedicada a la atención y cuidado de la infancia. 

La Iglesia, no obstante los ataques que por ello recibe del mundo y de algunos poderes económicos, defiende la vida del niño concebido, vulnerable e indefenso, sino que ha sido redimido por la Sangre de Cristo. 

La Iglesia condena firmemente la explotación, la corrupción y la violencia sexual contra los niños y niñas. Son estos pecados espantosos signos de una sociedad decadente y, quienes los cometen, merecen aplicarse las durísimas palabras de Cristo: "más les valdría que les colgaran al cuello una rueda de molino y los sepultara en el mar" (Mt.18, 6- 7). 

No se debe tolerar que haya tantos niños en situación de abandono afectivo, sin esperanza de realizarse en la vida, sin porvenir, marginados de la educación y de la cultura, ignorantes del amor de Dios y de las enseñanzas de Cristo. 

Un pueblo que no reacciona organizadamente para defender activamente a los más pequeños de sus miembros "no conocerá nunca la paz". (Juan Pablo II.Mens. 8.XIII.93). 

ACCION A FAVOR DE LOS NIÑOS 

Ante un problema tan grave no podemos esperar más tiempo para dar respuestas positivas. 

Quienes pueden y deben hacerlo, tienen que actuar con creatividad y sacrificio para evitar que el impacto negativo de la crisis que sufre el país, caiga sobre los miembros más débiles y desprotegidos, que son los niños y las familias pobres; y esto debe hacerse aunque para ello sea necesario aminorar los gasto militares y hacer más transparente y austero el manejo y uso de los fondos estables. 

Los padres de familia, o quienes hacen sus veces, deben esforzarse por mejorar e incluso santificar la vida hogareña mediante la oración, el respeto y el amor mutuo. 

Deben también organizarse para defender los derechos de la familia y de la infancia contra las injusticias de organismos, económicamente poderosos, que destruye las relaciones familiares y fomentan el aborto. 

No deben permitir que se aprueben leyes Lesivas a la privacidad familiar y a las legitimas relaciones padres- hijos. 

Es indispensable que los padres dediquen tiempo a sus hijos para que les protejan de influencias nocivas y del veneno de algunos medios de comunicación social que promueven irresponsablemente la violencia y la inmoralidad. 

Las Comunidades parroquiales y Educativas de la Diócesis deben estar concientes que toda inversión de personal y de gasto en pro de la familia, niños y jóvenes, es una prioridad dentro de la pastoral Diócesana. 

El II Concilio Provincial de Nicaragua nos ofrecerá pautas referentes a la pastoral de la infancia. En espera de tenerlas pronto, hay que trabajar desde ahora con mayor entusiasmo e interés en el acompañamiento de las familias, en la instrucción católica y formación de quienes se preparan al Matrimonio. 

INFANCIA ESPIRITUAL 

La conciencia de que en la vida espiritual siempre somos niños, e inclusos niños en estado de gestación, esta en la esencia del Evangelio y así lo han enseñado muchísimos Padres y Santos de la Iglesia. 

El niño es el signo profético de la humanidad y pobreza necesarias para entrar en el Reino de Dios. ( Cf. Mt. 18,4). 

Por eso el soberbio, el orgulloso y, prepotente son la personificación del anti - evangelio y serán " derribados de sus tronos" por el Señor ( Lc. 1, 52), (Cf. Lc. 11,42- 52). 

Hay que clara que la infancia espiritual, lejos de ser un camino de sentimentalismo o infantilismo enfermizos, es un medio seguro para alcanzar la santidad a la cual todos estamos llamados. 

En realidad, toda persona humana que no se haya endurecido en el pecado hasta el grado de deshumanizarse, guarda en lo más profundo de su corazón cierta nostalgia y añoranza de su bondad y pureza infantil. Pienso que en las circunstancias de la vida en que eso le sucede a alguien, es Dios mismo, mediante su imagen grabada en el ser humano, el que está llamado a esa persona para que se convierta y vuelva a la vida de la gracia. 

LA VIRGEN MARIA 

El ejemplo más perfecto de la vida cristiana y, por lo tanto de infancia espiritual. Lo tenemos en la persona de la Virgen María: vacía de si misma hasta hacerse "esclava del Señor" y activamente receptiva a la acción del Espiritu Santo hasta lograr que se realice en ella la Encarnación de la Palabra Eterna del Padre. (Cf. Lc. 1, 36). 

A la Madre Jesús encomiendo en ésta Navidad toda la acción evangelizadora en la Diócesis de León y de Chinandega. 

Que ella consiga de su hijo Jesús (Jn 2, 1- 12), alegría y aumento de esperanza en nuestro pueblo fiel; que ella defienda a los niños y a los pobre, sus predilectos, de todo mal y de las insidias de los falsos profetas anticatólicos 

Termino éste Mensaje con la bella oración de un sacerdote ( P. Grandmaison): 

Santa María, Madre de Dios, conservame un corazón de niño, puro y cristalino como una fuente. Dame un corazón sencillo que no saboreé las tristezas; un corazón grande para entregarse, tierno en la compasión; un corazón fiel y generoso que no olvide ningún mal. Fórmame un corazón manso y humilde, amante sin pedir retorno, gozoso al desaparecer en otro corazón ante tu Divino Hijo; un corazón grande e indomable que con ninguna ingratitud se cierre; que con ninguna indiferencia se canse; un corazón atormentado por la gloria de Jesucristo, herido en su amor, con herida que solo se cierre en el cielo. Amén. Con mi bendición. 

Léase y publíquese en la forma acostumbrada. 

León, 21 de Diciembre de 1993. 

+ MONS. BOSCO M. VIVAS ROBELO. 

Obispo de León. 

Fuente: Conferencia Episcopal de Nicaragua