Solemnidad de María Santísima, Madre de Dios

SS. Juan Pablo II

 

Angelus, 1 de enero de 2004

Amadísimos hermanos y hermanas: 

1. Hoy, primer día del nuevo año, la liturgia hace resonar la antigua bendición bíblica, en la que se invoca sobre el pueblo el nombre del Señor:  "El Señor se fije en ti y te conceda la paz" (Nm 6, 26). De todo corazón expreso este deseo al mundo entero, invocando sobre la familia humana la bendición de Dios. El Señor se fije en todo hombre y en toda mujer, y conceda a todos los pueblos la paz.

2. La paz es, ante todo, don de Dios, pero también es un proyecto a cuya realización cada uno debe contribuir. Es lo que quise recordar en el Mensaje con ocasión de esta Jornada mundial de la paz, que tiene por tema:  "Un compromiso siempre actual:  educar para la paz".

Esta Jornada se sitúa en el marco de la solemne celebración de María Santísima Madre de Dios. En ella contemplamos a la Madre del "Príncipe de la paz" (Is 9, 5), de aquel que es "nuestra paz" (Ef 2, 14).

3. Que María nos ayude a ser testigos y constructores de esta paz, don celestial y conquista diaria de los hombres que se interesan por el bien común.

A vosotros, aquí presentes, y a todos los que nos siguen a través de la radio y la televisión, les expreso mi más cordial deseo de prosperidad y paz al inicio de este nuevo año. ¡Feliz año a todos!