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Dia de la Madre
SS.
Juan Pablo II
Angelus.
Domingo 1 de junio de 1980. Francia
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy, en todas las familias de Francia, se honrará y se festejará a la
madre. Los niños le ofrecerán el mejor regalo que haya escogido su
corazón. Es hermoso que cada niño se vuelva especialmente a su madre,
cuando tiene la suerte de tenerla todavía, porque ella es la que
introduce al hombre en la vida, es ella quien le enseña a amar,
rodeándole de su primer afecto.
Del mismo modo, nosotros los cristianos, debemos frecuentemente
dirigirnos a María, ya que por Ella, gracias al Espíritu Santo, hemos
recibido a Cristo que nos hizo conocer la ternura del Padre celestial.
¿Cómo podremos vivir nuestro bautismo sin contemplar a María, bendita
entre todas las mujeres, tan dispuesta a aceptar el don de Dios? Cristo
nos la dio por Madre. Y se la dio por Madre a la Iglesia. Ella nos
enseña el camino. Más aún, intercede por nosotros. Espontáneamente, cada
católico le confía su oración e incluso se consagra a Ella para mejor
consagrarse a Dios.
Conocéis bien esta hermosa costumbre de la Iglesia de señalar la mañana,
el mediodía y la tarde con una pausa de oración, el Ángelus, para
repetir a María el primer saludo del Ángel Gabriel y su propia
respuesta, y entrar nosotros mismos en el misterio de Dios hecho hombre.
Frecuentemente, las campanas de vuestras iglesias continúan invitándoos
a esa plegaria, que ahora vamos a rezar juntos. ¡Que María vele por cada
una de vuestras familias y cada una de vuestras ciudades! ¡Que vele por
Francia!
Fuente:
vatican.va
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