La Asunción de la Virgen: Dios no la dejo

Padre Javier Leoz


1.- Lo que fue grande para Dios, no puede permitir que se pierda en la tierra. La que fue, todo ternura y encanto para Dios, hoy sube al encuentro de Aquel que es todo amor.

Hoy, María, como los atletas que han llegado hasta el final, sube al podium para ser coronada por el mismo Dios. 

Porque dijo “sí” al ángel, María, ve coronada su obra de estar junto a su Dios

Porque se sintió dichosa, por haber sido llena de Dios, hoy está exultante junto al que la eligió

Porque, en el silencio de la noche, supo dar a luz al Salvador. Hoy, en este día luminoso y traspasado por el sol, María es recuperada y glorificada junto al Señor. ¿Se puede hacer más por la Madre de Jesús?

Porque, en el atardecer más doloroso de una madre, quiso estar en las horas más amargas de la muerte de su Hijo, María, contempla radiante y emocionada en el suelo celeste, el rostro de Aquel que un día resucitó.

2.- De nuevo, Dios, una vez más, hace cosas grandes en y por María: la eleva, la ensalza y la sitúa como estrella en el firmamento para que, nosotros los cristianos, la contemplemos como una señal inequívoca que siempre nos lleva a buen puerto: Jesús

En este 15 de agosto, todas las generaciones representadas por nosotros, la seguimos felicitando. La seguimos llamando, cantando, festejando, homenajeando, pintando y esculpiendo como bienaventurada. Aquel viaje que, con el equipaje de la obediencia y de la sencillez, inició en el día de la Anunciación, no puede tener un final más feliz: estar junto a Dios.

Esta solemnidad es, para nosotros, un adelanto de lo que estamos llamados a compartir un día: la presencia de Dios. Mientras tanto, y porque sabemos que vivir como creyentes es una gran aventura no exenta de dificultades, como San Bernardo nos sugiere “miramos a la estrella e invocamos a María”. 

--Con ella, el camino hacia el cielo, está sembrado de estrellas con sabor a pobreza, docilidad, amabilidad, sufrimiento, acogida, amor, entrega.

--Con ella, el sendero hacia el cielo, está definido por el ¡hágase en mí según tu voluntad!

--Con ella, las escaleras que desembocan en el cielo, son elevadas con los peldaños de la fe, la esperanza y la caridad.

Ciertamente, la Asunción de la Virgen, es el premio a la que tanto (sin darse cuenta) ha hecho y dado por Dios y por los hombres: Madre de Dios y Madre nuestra

Es el día en que las campanas voltean enloquecidas, y más afinadas que nunca, por el triunfo de una mujer que, con cuatro letras, silabeo en el silencio todo un vocabulario de pertenencia hacia su Dios. 

3.- Hoy, como en el día de la Ascensión de Cristo, no nos quedamos mirando a los ángeles que encumbran sobre sus alas el cuerpo virginal de María. Hoy, no puede ser de otra manera, nos miramos a nosotros mismos para descubrir y fortalecer lo que fue grande en María: una vida es grande cuando se vive desde dios y para dios.

Qué bien lo expresa y lo anuncia esta aurora asuncionista, que se canta en esta tierra de Navarra:

¿Quién es esa elevada palma,ciprés encumbrado en el alto Sión; cinamomo que aromas exhala, nardo el más selecto y bálsamo de olor? ¡Qué gloria, qué honor! Es María que sube a los cielosa ser coronada por el mismo Dios.