Solemnidad de la Inmaculada Concepción

Padre Jesús Martí Ballester

 

LA MADRE DE CRISTO ES LA LLENA DE GRACIA Y LA PERSONA HUMANA REDIMIDA CON MAYOR PLENITUD Y MAS SEMEJANTE A DIOS. 
“Al cumplirse el CL Aniversario de la proclamación del dogma de la Concepción Inmaculada de la Santísima Virgen María, los obispos españoles queremos hacer llegar a nuestros hermanos, los hijos de la Iglesia en España, unas palabras sobre el sentido de este dogma para nuestra vida de fe y una invitación a renovar nuestra consagración, personal y comunitaria, a nuestra Madre, la Virgen Inmaculada. De este modo, convocamos a todos a la celebración de un Año de la Inmaculada, que comenzará el próximo día 8 de diciembre y concluirá el 8 de diciembre de 2005”. Acatando filial y amorosamente la convocatoria de nuestras y con ese espíritu de cariño filial, dedicamos esta homilía a la comunidad cristiana para ayudarla a crecer en el conocimiento de la grandeza que avive el amor a nuestra Madre celeste. 
REVELACIÓN E HISTORIA. 
1. Comienzo con el apunte relatado por el mismo protagonista, el Cardenal Suenens: "El día que fui ordenado obispo, dice, algunos profesores de la universidad de Lovaina tuvieron la delicadeza de enviar flores a mi madre. Este gesto me fue derecho al corazón y me ha servido en más de una ocasión para decir a nuestros amigos protestantes: "No tengáis miedo de honrar a María, es algo que va derecho al corazón de su Hijo". "De María nunquam satis", decía San Bernardo, y con la seguridad de que a su Hijo le estamos llegando directo al corazón cuando estamos hablando de su hermosa Madre, voy a reflexionar con vosotros sobre el misterio de su Concepción Inmaculada. 
2. El Génesis nos describe poéticamente el momento posterior al primer pecado de los hombres, que introduce la muerte en el mundo. Intervienen cuatro protagonistas. Dios, a quien se ofende; la serpiente que tienta, y Adán y Eva, pecadores. Al desobedecer, pierden la gracia, y de amigos de Dios se han convertido en enemigos; han perdido también los dones preternaturales: la inmunidad de la concupiscencia, que les hace verse desnudos; la ciencia infusa, que les desprovee del don de sabiduría; la impasibilidad, o incapacidad de padecer y la inmortalidad, por la que no habrían pasado por la muerte. Se ven despojados, experimentan su desnudez, creaturiedad, pobreza y desamparo. 
3. Cuando Dios, como Señor supremo, pide cuentas, los culpables presentan excusas, en vez de reconocer su pecado y pedir perdón con humildad. El pecado es un fenómeno complejo: el hombre y la mujer pierden la solidaridad entre ellos, y así, cada uno pretende disculparse. El hombre atribuye la culpa a la mujer, ésta se disculpa en la serpiente: "Es que la serpiente me engañó y he comido". Pero la serpiente ya no es interrogada por Dios. Y el hombre intenta incluso atribuir a Dios la causa última del mal, porque le ha dado una compañera que le ha seducido: “La mujer que me diste por compañera me ha dado del árbol...”. El mal permanece en el misterio, que nadie quiere aceptar. 4. Pero para ellos, es evidente su desnudez: "Se abrieron sus ojos y conocieron que estaban desnudos". El hombre y la mujer dialogaban con Dios, cuando "paseaba por el jardín a la brisa de la tarde". La familiaridad y proximidad entre Dios y sus hijos, los primeros hombres, queda expresada en que Dios, para hablar con ellos no baja del cielo, sino que se paseaba por el jardín. ¡Sería tan hermosa aquella conversación, y tan letificante, para Dios, que "tiene sus delicias en estar con los hombres" (Prv 8,31), y para los dos hijos de Dios que participan de su sabiduría, familiaridad y amor! El pecado ha destruido esa maravilla, ha roto esa deliciosa intimidad. Y la confianza da paso al miedo: "Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo porque estaba desnudo, y me escondí". La presencia de Dios les atemoriza porque han roto la amistad. Han cortado el diálogo con Dios, para el que habían sido creados (Vaticano II). Eva ha fracasado como madre, acarreando a toda la raza humana las consecuencias del pecado: la conflictividad con el Creador, y con sus criaturas. Vertical y horizontal. 
5. Apenas han pecado, han sentido el aldabonazo de la conciencia, golpeando angustiosamente en su alma: Has ofendido a Dios, se va a cumplir la palabra que te dijo Yavé: "Morirás". Es un momento trágico de dolor insoportable; es una situación de descalabro, de bancarrota total. Nunca podremos saber la profundidad del pesar interno de nuestros primeros padres después del pecado. Podemos rastrear algo por nuestra propia experiencia, pero teniendo en cuenta que nosotros conocemos la existencia de los Sacramentos y que no hemos experimentado el estado de excepción y de privilegio suyo. Ellos perdían dones sobrenaturales: gracia, virtudes infusas, dones del Espíritu Santo. Perdían los dones preternaturales; la inmunidad de la concupiscencia, sobre todo. Caían de muy alto a muy profundo. Se reconocen responsables. Externamente todo sigue igual, pero el pecado hace que en su conciencia lo vean todo en su carácter doloroso y penoso. Tenían motivos para desesperarse. Después del interrogatorio, llega la maldición, empezando por la serpiente, que desde ahora entrará en lucha constante a vida o muerte con el hombre. No sólo representa las fuerzas de la naturaleza hostiles al ser humano, sino que en ella se encarna todo el problema del mal, presente de modo misterioso en el mundo creado. 
6. Pero Dios es bueno siempre, siempre es fiel (1 Tes 5,24). Y aquellas eran sus criaturas, eran hijos, aunque han perdido la filiación gratuita. No les va a ahorrar el sufrimiento necesario para la expiación, pero no les va a abandonar: ”Dios hizo al hombre y a la mujer, unas túnicas de piel y los vistió”. Al cubrir la desnudez de su creaturiedad, descubre la ternura del Padre. “El Padre Eterno... decretó elevar a los hombres a la participación de su vida divina y, caídos por el pecado de Adán, no los abandonó, dispensándoles siempre su ayuda en atención a Cristo Redentor” (Lumen Gentium, 2). Les anuncia un Redentor. "Y dijo a la serpiente: Establezco enemistades entre tí y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te aplastará la cabeza" Génesis 3,9. Y le da a la mujer el nombre de Eva, es decir, “madre de todos los vivientes”. Aunque ellos han merecido la muerte, Dios recrea la vida, que, a pesar del mal y de la muerte, sigue siendo la gran bendición de Dios. 7. Ya está aquí la nueva Mujer: Una mujer fracasa, pero a Dios no se le acaban los resortes: los hombres serán redimidos por el Hijo de la Mujer. San Ireneo presenta a María como la nueva Eva que, con su fe y su obediencia, contrapesa la incredulidad y la desobediencia de Eva. La enemistad de María con la serpiente entre todos los humanos, la constituye en mujer libre del pecado original. "Tú no morirás. Esta ley es para los demás, no para tí" (Est 15,13). María, una mujer libre del pecado, como Ester de la muerte decretada por el rey Asuero para todos los judíos. Una mujer en la que el enemigo no ha encontrado ni un solo resquicio por el que introducir el pecado. Ese es el sentido profundo de la fiesta que hoy celebramos: La Inmaculada Concepción: "Estoy llena del gozo de mi Señor, porque me ha vestido un traje de triunfo, me ha cubierto con túnica de victoria; me ha enjoyado como una novia para sus bodas"(Is 61,10).Sólo la sabiduría de Dios puede capacitar al hombre para comprender esta suprema gracia de la preservación del pecado, haciéndonos conocer el mismo pecado en su propia identidad como misterio de iniquidad, y que nuestra sociedad ha llegado a perder la conciencia de su realidad. 
8. La carta a los Efesios que hoy leemos, destaca la bendición de María y la nuestra que nos bendijo con su Gracia y nos eligió para ser “hijos suyos” por medio de Cristo. Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, nos eligió en Cristo, para que fuésemos santos e irreprochables ante El por el amor. El nos ha destinado a ser sus hijos" Efesios 1,3. Es un himno que ayuda al creyente a sentirse amado por el Padre desde siempre; y a dar una respuesta que nos haga vivir “en su presencia sin culpa ni mancha”. Nuestro fin es ser santos, imitando a nuestra Madre y hermana María. 9. San Lucas nos narra el cumplimiento de la promesa: "No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios... Hágase en mí según tu Palabra" Lucas 1,26. De Dios a María todo es gracia, don gratuito, plenitud del amor. De María a Dios, el reconocimiento agradecido, la alegría que brota del corazón, el reconocimiento de la propia pobreza y la disposición para ser servidora y para responder con la obediencia de la fe a la Palabra que se le ha comunicado. En esta elección encuentra María el sentido de su vida y se dispone a colaborar con el plan salvador de Dios con todas sus fuerzas: “Soy la esclava del Señor, hágase en mí según lo que has dicho”. Esclava, servidora, es decir, pertenezco al Señor, y me dedico totalmente a colaborar en la obra de la salvación en la misión recibida. Y nos recuerda el sentido profundo de nuestro existir. 10. Igual que celebramos la elección de María, celebramos la de cada uno de nosotros. La de María nos recuerda las preferencias de Dios y el tipo de personas que colaboran con El. En Nazaret, aldea desconocida, se decide el futuro de la humanidad. Allí ha confiado Dios la venida de su Hijo al mundo a la respuesta libre de una joven humilde, pobre y desconocida del mundo. Lección que nos enseña que Dios actúa a través de las personas a quienes el mundo suele dejar olvidadas. Los caminos de Dios para salvar al mundo no pasan por la alianza con el dinero, el poder ni con la fuerza de las armas o los medios de comunicación, sino por la pequeñez y humildad de María, que es capaz de recibir la plenitud de la Gracia. 
11. Pero la elección se hace al servicio del Salvador. La página de la anunciación resalta la colaboración de María en la redención de los hombres. A través de María, Cristo es plenamente “hijo del hombre”, completamente solidario y en todo igual a nosotros menos en el pecado. Y su colaboración no es pasiva, sino que es la respuesta de la fe que modela enteramente su vida y la lleva a acompañar a su Hijo hasta el Calvario: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya”. María libre de pecado significa que la raíz de todos los males está vencida por la superabundancia del don de Dios. La fiesta de la Inmaculada Concepción de María, en el corazón del Adviento, nos presenta a la Virgen de Nazaret como modelo de acogida y de colaboración con el Salvador. 12. La Iglesia de Oriente, interpreta la expresión llena de gracia, en el sentido de una santidad singular que reina en María durante toda su existencia. Ella inaugura así la nueva creación. El texto: «Ella te aplastará la cabeza», ha inspirado la representación de la Inmaculada que aplasta la serpiente bajo sus pies. Aunque en el texto hebreo no es la mujer sino su linaje quien pisa la cabeza de la serpiente, como existe una profunda solidaridad entre la madre y la descendencia, es coherente la representación, no por virtud propia sino por la gracia del Hijo. 
13. La encíclica “Fulgens corona”, de Pío XII en 1953 publicada en el centenario de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, argumenta así: «Si en un momento determinado la santísima Virgen María hubiera quedado privada de la gracia divina por haber sido contaminada en su concepción por la mancha hereditaria del pecado, entre ella y la serpiente no habría ya -al menos durante ese periodo de tiempo, por breve que fuera- la enemistad eterna de la que se habla desde la tradición primitiva hasta la solemne definición de la Inmaculada Concepción, sino más bien cierta servidumbre». La absoluta enemistad puesta por Dios entre la mujer y el demonio exige por tanto en María, la Inmaculada Concepción, es decir, una ausencia total de pecado, ya desde el inicio de su vida. El Hijo de María obtuvo la victoria definitiva sobre Satanás, preservándola del pecado. Como consecuencia, el Hijo le concedió el poder de resistir al demonio, realizando así en el misterio de la Inmaculada Concepción el más notable efecto de su obra redentora. 14. ¡Cuán hermosa eres, María! «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». El concepto inmaculada tiene un sentido negativo y uno positivo. Aquel dice que ha sido concebida sin la mancha de pecado original; éste, que ha venido al mundo ya llena de toda gracia y de dones. La Panaghia, la Toda Santa, ponen el acento sobre el aspecto positivo igual que cuando la llamamos Tota pulcra, Toda Hermosa. Ma­ría es llena de gracia. 
15. La palabra gracia, significa favor, perdón, amnistía y belleza, hermosura, amabilidad. De gracia, charis, proviene carne, poema y char­me en francés: belleza, atractivo. En la Biblia, gracia tiene estos dos significados favor divino, gratuito e inmereci­do, perdón y miseri­cordia; belleza, estado de gracia. María esla llena de gracia, porque ha sido objeto de un favor y de una elección únicos; ha sido, también, la agraciada, la salvada graciosamente por la gracia de Cristo ¡ella ha sido preser­vada del pecado original «en previsión de los méritos de Cristo!». Pero, es «llena de gracia», igualmente, en el sentido de que la elec­ción de Dios la ha hecho resplandeciente, sin mancha, «toda hermosa», tota pulcra, como canta la Iglesia en esta fiesta. María es agraciada y graciosa. 
16. Este es el mensaje de esta fiesta para nosotros. Si la Inmaculada Concepción es la fiesta de la gracia y de la belleza, tiene algo importantísimo que decirnos hoy. La be­lleza nos afecta a todos, es una de los resortes más penetrantes del actuar humano. Todos amamos la belelza. Podemos di­sentir sobre qué sea bello; pero, todos estamos atraídos por la belle­za. «El mundo será salvado por la belleza», ha dicho Dostoievskji. Pero el mundo puede también estar perdido por la belleza. La belleza, desde la Helena de Homero, ha sido causa de duros lutos y tragedias y muchos mitos modernos de belleza han terminado en el suicidio. 
17. Dice Pascal: Hay tres niveles de grandeza, el material, el intelectual y el moral, el de la santidad, que puede ir separados. Los genios más grandes se han desarrollado a veces en la pobreza. Gounod decía que una gota de santidad vale más que un océano de talento. Hay belleza física, belleza intelectual y belleza espiritual. La belleza dice la Biblia (Prov 31,30) es mentirosa y así lo han reconocido los poe­tas y filósofos, que crearon el mito de las sirenas: muchachas bellísimas, que hechizaban con su cantos a los marineros y les conducían a estellarse contra los escollos. La belleza de María Inmaculada se sitúa en la santidad y la gracia y constituye el vértice después de Cristo. Su belleza es interior, hecha de luz, de armonía, de correspondencia perfecta entre la realidad y la imagen que tenía Dios al crear a la mujer. María es Eva en todo su esplendor y perfección, es la nueva Eva. 
18. Pero, después de haber contemplado en María la belleza en gra­do sumo, miremos la belleza hoy en nuestraas sociedades. Pablo VI, cardenal de  Milán, decía: «A quien quisiera ver reflejados los rayos divinos y humanos de la Virgen en las almas nuestras y de nuestros herma­nos, se le contrae el corazón al ver tantas almas de adolescentes y hasta de niñas, que serían be­llas candidatas a sublimes virtudes, a tanta poesía del espíritu, a tanto vigor de acción, y que son estropea­das, manchadas, rodeadas por un anegarse de tentaciones, que no consiguen reprimir. Nuestros muchachos, nuestras muchachas, ¿qué leen?, ¿qué ven?, ¿qué piensan?, ¿qué desean?. Cuántas almas profanadas! ¡Cuántas familias rotas! iCuántas per­sonas con una doble vida! ¡Cuántos amores, que han llega­do a ser traiciones! ¡Qué disipación de energía humana, en este nexo de indisciplina de costumbres y de vicios ahora tolerados, de esta exhibición de la pasión y del vicio!» 
19. Al designar a María como llena de gracia vemos el inicio de un nuevo orden, fruto de la amistad con Dios que implica una enemistad profunda entre la serpiente y los hombres, como se deduce del capitulo 12 del Apocalipsis, en el que se habla de la «mujer vestida de sol» (Ap 12, 1). La exégesis actual ve en esa mujer a la comunidad del pueblo de Dios, que da a luz con dolor al Mesías resucitado. Pero, además de la interpretación colectiva, el texto sugiere también una individual cuando afirma: «La mujer dio a luz un hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro» (Ap 12, 5). Así, haciendo referencia al parto, se admite cierta identificación de la mujer vestida de sol con María, la mujer que dio a luz al Mesías. La mujer­comunidad está descrita con los rasgos de la mujer­Madre de Jesús. 
20. Caracterizada por su maternidad, la mujer «está encina, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz» (Ap 12, 2). Lo que remite a la Madre de Jesús al pie de la cruz, donde participa, con el alma traspasada por la espada, en los dolores del parto de la comunidad de los discípulos. A pesar de sus sufrimientos, está vestida de sol, lleva el reflejo del esplendor divino, y aparece como signo grandioso de la relación esponsal de Dios con su pueblo. 
21. En el Apocalipsis queda significada también la dimensión eclesial de María, pues la mujer vestida de sol representa la santidad de la Iglesia, que se realiza plenamente en la santísima Virgen. Era conveniente que, al igual que Cristo, nuevo Adán, también María, nueva Eva, no conociera el pecado y fuera así más apta para cooperar en la redención. El pecado, que como torrente arrastra a la humanidad, se detiene ante el Redentor y su fiel colaboradora. Con la diferencia sustancial de que Cristo es santo en virtud de la gracia que en su humanidad brota de la persona divina; y María es santa en virtud de la gracia recibida por los méritos del Salvador (Juan Pablo II). 
22. Dios ha hecho INMACULADA a la Madre de su Hijo, porque había de ser su Madre y, por tanto había de transmitirle, en cuanto hombre, según las leyes mendelianas, sus cualidades físicas, biológicas, psíquicas y espirituales. Jesús, “imagen de Dios invisible” como Persona Divina Hijo de Dios, había de ser genéticamente, como Hombre, el puro retrato de su Madre, en lo ontológico, en lo físico (sus mismas manos, el color de sus ojos, su aire al caminar, su finura y sencillez y majestad... un no sé qué que tienen las almas regias, sus mismos gestos característicos...) y en lo moral. Humanamente Jesús no tiene padre, y recibe los 45 cromosomas biológicos de su Madre Adorable. La maternidad divina de María es su participación en la humanidad de Cristo. El más pequeño pecado en María habría dejado en ella una disposición negativa, que hubiera contrariado su perfecta disposición para ser la Madre de Cristo. Si esta situación de María comporta una gran familiaridad con Dios por su semejanza mayor debida a la plenitud de su gracia, socialmente, será causa de una gran dificultad y dolor, teniendo que convivir con los pecadores a quienes, desde niña, ya con sus compañeras, le es difícil comprender. Veía que mentían, que eran coquetas, que desobedecían... y la llena de gracia, no lo podía entender... No había en ella concupiscencia, porque toda ella estaba sometida a Dios y todas sus fuerzas obedecían a su voluntad y razón ordenadas y rectas. 23. Los grandes teólogos no siempre estuvieron de acuerdo en el misterio de la concepción inmaculada de María. Hubo disidencias, por salvar la universalidad del pecado, y la universalidad de la redención. Pero Dios providente, fue revelando progresivamente la verdad: En 1830, a través de Santa Catalina Labouré al entregarle la Medalla Milagrosa: “¡Oh María sin pecado concebida!” Y 24 años después, Pío IX definió el dogma, tal día como hoy, en 1854. Fué un Cardenal de la Iglesia: Lambruschini, quien viendo al papa Pío IX, hoy ya Beato, triste y abatido por los conflictos que azotaban a la Iglesia le aconsejó apresurar la definición. Cuatro años después, el 25 de marzo de 1858, la Virgen le dirá en Lourdes a Bernadette, “Soy la Inmaculada Concepción”. 24. El pueblo cristiano ha dirigido siempre a María las alabanzas con que los hijos de Israel bendijeron a Judit, después de haber vencido a Holofernes: "Tú eres la gloria de Jerusalén, tú la gloria de Israel, tú el orgullo de nuestra raza" (Jdt 15,25). Te damos gracias, Señor, porque preservaste a María de toda mancha de pecado original, para que fuese madre de tu Hijo, y comienzo e imagen de la Iglesia, esposa de Cristo, llena de juventud y de hermosura. "Purísima había de ser, la Virgen de la que naciera el Cordero inocente que quita el pecado del mundo. Purísima, la que entre todos los hombres es abogada de gracia y ejemplo de santidad" (PE). 
25. Estas son "las maravillas que ha hecho el Señor, la victoia alcanzada por su santo y poderoso brazo, acordándose de su fidelidad en favor de la casa de Israel. Por eso, "cantad al Señor un cántico nuevo" Salmo 97. 
26. Pidamos a María Inmaculada, que participa en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo, que todos sus hijos deseen esa misma gloria y caminen hacia ella. Que interceda por la salud de los enfermos, el consuelo de los tristes y el perdón de los pecadores. A ella, que fue madre de familia, que interceda para que todas las madres de la tierra fomenten en sus hogares el amor y la santidad. Y que todos los difuntos alcancen con todos los santos la felicidad del cielo. 
27. Vamos a continuar el santo sacrificio. Haremos la profesión de nuestra fe con firmeza. Cantaremos la santidad del Dios tres veces santo, con alegría. Invocaremos al Espíritu Santo para que realice la maravilla grandiosa de la consagración, como fecundó a María para que naciera de ella Jesús, fruto bendito de su vientre, y, limpios de pecado después de haber recibido el sacramento de la penitencia, comeremos su cuerpo, camino de santidad y prenda de vida eterna, que nos ayudará a reanudar la amistad con el mejor de los Amigos. 
 ¡¡¡INMACULADA!!! 
POEMA ORIGINAL del seminarista teólogo, 
Jesús Martí Ballester 
PREÁMBULO 
En la preparación inmediata del Gran Jubileo con motivo del 2000 cumpleaños de Jesús, nacido de María Virgen, quiero mi felicitación con este POEMA que, aunque lo escribí cuando era seminarista, a los veinte años, lo veo granado y me emociona podérselo dedicar a la Mujer que aceptó que naciera, como pimpollo de canela, de sus entrañas maternales y virginales, como una delicada flor de pascua, en la fiesta de este año Santo de María. La poesía es un anhelo humano, un esfuerzo amoroso de acercarse al misterio. Rilke dejó escrito, que la poesía es "la cantidad de misterio que el hombre puede soportar". Queriendo bucear en el privilegio de la Concepción Inmaculada de María, el gran buscador de Dios que es el hombre, siente que desahoga su inquietud en esta tierra. Con este esfuerzo del POEMA, quiero unirme, e INVITAR a que lo hagan conmigo todos los lectores, a la mente lúcida y al gran corazón del Santo Padre Juan Pablo II, a quien Dios nos guarde, como testigo del amor de Dios, en la obediencia de la fe a Cristo y a su Madre, cuyas palabras de la Bula "Incarnationis Mysterium", transcribo: 
"La alegría jubilar no sería completa si la mirada no se dirigiese a aquélla que, obedeciendo totalmente al Padre, engendró para nosotros en la carne al Hijo de Dios. En Belén a María "se le cumplieron los días del alumbramiento" (Lc 2, 6), y llena del Espíritu Santo dio a luz al Primogénito de la nueva creación. Llamada a ser la Madre de Dios, María vivió plenamente su maternidad desde el día de la concepción virginal, culminándola en el Calvario a los pies de la Cruz. Allí, por un don admirable de Cristo, se convirtió también en Madre de la Iglesia, indicando a todos el camino que conduce al Hijo. 
Mujer del silencio y de la escucha, dócil en las manos del Padre, la Virgen María es invocada por todas las generaciones como "dichosa", porque supo reconocer las maravillas que el Espíritu Santo realizó en ella. Nunca se cansarán los pueblos de invocar a la Madre de la misericordia, bajo cuya protección encontrarán siempre refugio. Que ella, que con su hijo Jesús y su esposo José peregrinó hacia el templo santo de Dios, proteja el camino de todos los peregrinos en este año jubilar. Que interceda con especial intensidad en favor del pueblo cristiano durante los próximos meses, para que obtenga la abundancia de gracia y misericordia, a la vez que se alegra por los dos mil años transcurridos desde el nacimiento de su Salvador".
 
 POEMA: ¡¡¡INMACULADA!!! 
ACTO PRIMERO 
ESCENA PRIMERA
 

OTEANDO EL MISTERIO 
Caída del género humano. 
Promesa de la Inmaculada 
(Mientras el piano preludia, declama el...)
 

LOCUTOR: 
-Amanecer exultante, 
gozoso, 
de la joven creación... 
Bosques y bosques y bosques 
de palmeras, 
estrellas verdes 
en extática oración... 
Amanecer jubiloso, 
amanecer: 
Vergel florido 
el mundo, recién salido 
de las manos de Dios, 
es alabastrón de nardo 
es... una gigante flor. 
Amanecer… Naturaleza escancía 
flores y frutos y miel; 
es como una cornucopia 
que brindando está el placer; 
inusitada patena 
en ofertorio de Edén 
que, sagaz, incita a Eva 
a desobedecer... 
(Pausa.) 
La fruta mordida... 
el sol se oculta de pena 
y los ángeles apagan en los cielos 
las estrellas
 

(Transición musical repentina, que cambia las negruras de la escena, trocándolas en luces de alborada.) 
Cuando todas fueron idas 
Dios encendió una más bella 
y sus pétalos de fuego 
dibujaron en la tierra 
el emblema de una madre, 
de una Virgen, de una Reina, 
azucena de pétalos blancos, 
de perfume que embelesa 
azucena que derrota la serpiente, 
azucena, 
¡ Qué purísima azucena! 
(Una voz dice entre bastidores, sobre fondo 
musical: "Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer; y entre tu linaje y el suyo; éste te aplastará la cabeza"). (Gén, 3, 15) (Termina el piano y el locutor anuncia la
 
 
 

ESCENA SEGUNDA
 

AVE GRATIA PLENA 
(El piano suena como cantarían los ángeles en Nazaret. Recita el...) 
Locutor: 
-Nazaret… Una cascada 
De estrellas rutilantes 
Sobre la mansión 
de la desposada… Un concierto 
de cítaras y cítaras… Un Arcángel... 
Unas palabras… Dios te salve, Ave María, Gratia Plena... 
Batir de alas… Campanitas de cristal en la ventana... 
Y en un búcaro una rosa... 
Y en sus pétalos escrito: 
"INMACULADA". 
(Mientras se retira el locutor, la Schola canta el Ave maría, como remembranza sublime del verbo del Arcángel).
 

ESCENA TERCERA
 

(Al alzarse el telón, aparecen en. escena, al son marcial del himno regional de Valencia, el Rector de la Universidad y el Obispo Canubio, de Segorbe. El Rector besa el anillo del Prelado.)
 

Rector: 
-Beso el anillo 
pastoral de Vuecencia. 
Obispo: 
-¿ Sois Vos, acaso, el Rector 
de la Universidad de Valencia? 
Rector: 
-Sí tal... ¡Y a fe que somos hermanos 
en ansias y en ideal!… Obispo: 
-Lo sé. Vuestra espada se ha posado, 
humilde, sobre el altar. 
Habéis sido los primeros, 
valencianos, en jurar 
defender el dogma santo 
de María concebida 
sin pecado original. 
¡ Bien hayan los hombres bravos! 
(Le abraza.) 
¿Jurasteis? Pues, ¡a luchar!... 
Que vuestra tierra bendita, 
bendita de Dios será... 
Inmaculada es María 
lo jurasteis proclamar. 
Vuestro cielo azul lo dice 
y lo cantan… vuestro mar, vuestra brisa y vuestras flores, 
vuestro impoluto azahar... 
y los cientos de campanas, 
con sus voces de cristal 
a los cuatro vientos cantan 
el mismísimo cantar, 
la mismísima sonata, 
sonoroso ritornello celestial: 
Que María es concebida 
sin pecado original. 
Y por eso vuestra Madre, 
la que vosotros llamáis 
perla dorada del Turia, 
"Mare dels Desamparats", 
tan a su gusto se halla 
en vuestra bella ciudad 
que, por profesar a Dios 
y a su Madre lealtad, 
dos LL lleva en su escudo 
la doblemente leal. 
Valencia la bien amada, 
Valencia la señorial... 
RECTOR: 
-¡ Qué bien habláis, gran Obispo! 
¡ Qué buen Obispo será 
el que de Santa María 
tan enamorado está! 
¿Qué haréis vos, el día grande 
en que Roma dictará 
la Concepción de María 
sin pecado original? 
Yo pienso sembrar las calles 
de blanquísimo azahar, 
y lanzaré mis campanas 
por los aires a volar, 
y el Miguelete gallardo 
será un exvoto filial. 
Y vos ¿ Qué pensáis hacer, 
gran Obispo, en día tal? 
Obispo: 
-Yo seré el humilde heraldo 
de tan fausta novedad. 
Y saldré por las mis calles 
de la mi noble ciudad 
y gritaré enamorado, 
lleno de felicidad: 
"Es María concebida sin pecado original". 
(Los primeros acordes del Himno Nacional 
dan la bienvenida a España, que aparece, gallarda, en escena.) 
ESPAÑA: 
-Os escuchaba... 
Y me siento orgullosa... 
¡ Es tan dulce, tan grato ser madre 
de hijos tales que la honran! 
Soy España... 
Soy un trozo de tierra 
escogido por el dedo de Dios, 
quien, todo luz y armonía, 
con cantiles de rocas y guirnaldas de espumas, 
demarcando un pedazo del planeta, decía... 
"Esta huerta de flores que yo tomo por mía, 
será España, señora 
de la tarde y la aurora 
de la paz y la guerra; 
hija buena y fecunda 
que tendrá desde ahora 
una estrella en los cielos 
y un camino en la tierra. 
Soy España... Mas no siempre fui buena... 
(Termina la Marcha Real y comienza el himno del Pilar.)
 

Aún recuerdo... 
y el recuerdo 
de nostalgia me llena... 
Era una noche toda luz... 
María, con sus huellas 
desflecaba las fimbrias de las aguas 
del Ebro en la ribera... 
Y allí, amados hijos, 
como el non plus ultra 
del amor maternal de María, 
un Pilar quedó en la tierra. 
Soy España... 
Y cuando beso, 
son mis besos más robustos que la piedra. 
¡ Dígalo el Pilar Sagrado! 
¡ Hable la columna enhiesta! 
Soy España... 
¡Qué orgullosa me siento 
de que cantéis a porfía, 
hasta enronquecer, 
las glorias de nuestra Santa María!… Yo tengo en mis lomos cientos 
de ermitas y de capillas 
y mi gesto es un alarde 
de la protección divina; 
por eso mis flechas son 
cinco rosas sin espinas 
que en el corazón de Dios 
hornaguean cual caricias. 
¡ Proclamadla INMACULADA 
Tú, Segorbe, y tú, 
Valencia, mi hija, 
en nombre de aquesta tierra, 
que tanto huele a Maria, 
y tejedle una guirnalda, 
guirnalda de siemprevivas 
que compendie los cantares 
de aquesta tierra bendita.
 
 
 

ESCENA CUARTA
 

Perfil de Fray Juan Duns Escoto, franciscano, llamado el Doctor Sutil. 
(Mientras el piano acompaña, recita el...)
 

LOCUTOR: 
-Humilde... 
Sencillo... 
Hijo fiel del pobrecillo 
Crucificado de Asís, 
el de los pétalos ígneos, 
estigmas de Serafín, 
el que llevando en su alma 
torrentera de jazmín 
en su carne inmaculada 
estalló, con gozo, al fin. 
Digno padre de tal hijo, 
el sin par Doctor Sutil, 
adalid de la Purísima. 
Dulce Francisco de Asís, 
¡Norabuena al roble santo 
que germinó tan gentil! 
(Cesa el piano.) 
En París... 
El aula rebosa... 
La gente ya ansiosa espera al Doctor... 
Fray Juan ha llegado. 
—En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 
Dígnate que yo te alabe, 
Virgen Sagrada— ha rezado. La gente se pasma... 
¡Milagro, milagro! 
Una imagen de la Virgen 
su cabeza ha inclinado 
mientras rezaba Fray Juan. 
"Dignare me" —ha repetido Escoto, y al continuar, 
quédase la sala muda, 
muda ante prodigio tal... 
Y Fray Juan Escoto llora 
viendo a María inclinar 
su cabeza, y ha jurado 
esa cabeza nimbar 
de rosicleres divinos. 
El misterio estudiará. 
¡Quién sabe si Duns Escoto 
la cabeza aplastará 
de los que acérrimos luchan 
contra el Dogma Marial!
 
 
 

ESCENA QUINTA
 

(Se abre la escena y aparecen Fray Generoso, dominico, y Hernán Gómez, clérigo. Acaban de escuchar, en el aula, la lección del Doctor Sutil.)
 

HERNAN GOMEZ: 
-¿ Qué os pareció, 
Fray Generoso, el Doctor? 
FRAY GENEROSO: 
-Es mucho hombre Fray Juan. 
Tiene mucho corazón. 
Pero a mí no me convence. 
Quizá lleve su razón 
en la distinctio formalis; 
en la hecceidad también soy 
de su parte; pero opino 
que en el dogma flojeó... 
H. GóMEZ: 
-Como vos opino yo. 
Desmenuza las cuestiones 
demasiado, a mí entender; 
aquello no son razones, 
pues a fuerza de extender 
sutilísimos distingos, 
intercepta el entender. 
FRAY Generoso: 
-¿ Oísteis bien el argumento 
con que quiso demostrar 
que la dilección de Dios 
ha sido causa final 
de la Encarnación? Quizás 
a ti te convenciera con aquella razón, mas 
muy duro se me hace 
el tener que comulgar 
con esa tesis tan suya 
del Pecado Original. 
H. Gómez: 
-En efecto, Cristo vino 
a redimir al mortal 
y, si María escapó 
del contagio general, 
a Cristo le resta gloria. 
Su Redención no es total. 
(Telón.)
 
 
 

ESCENA SEXTA
 

(Celda de Duns Escoto. Libros en su mesa. Un Crucifijo. En la pared, una Inmaculada. A sus pies está orando el fraile. Permanece en silencio y en esta actitud unos momentos. Se levanta, hace reverencia a la Virgen. Siéntase a su mesa. Hojea unos libros. Vuelto a la Inmaculada, le dice:)
 

ESCOTO: 
-Te defendí con tesón. 
Yo vislumbro una sonrisa en tus labios, 
Madre Purísima, 
Inmaculada 
Concepción... 
¿Te gusta que te defienda? 
Fortalece mi cabeza, Madre mía, 
Silla santa 
de la Sabiduría. 
Yo lucharé si me das 
mirada aquilina 
(Transición. Al púb1ico.) 
Erase una vez un médico 
famoso; 
excelente cirujano. 
Cayóse su hijito 
en un barranco escarpado. 
¡Qué compasión y qué lástima 
causaba el muchacho! 
Herido, maltrecho, 
como muerto, magullado, 
pero el padre 
era padre y cirujano. 
Y cabeza y corazón 
fueron para su muchacho 
y le redimió solicito, 
dando vida 
a su hijo lastimado. 
Y fue su padre dos veces... 
Cuando nació y al sanarlo.
 
 Erase otro médico, 
como el primero, 
exquisito cirujano, 
Un hijo tenía 
juguetón y vivaracho. 
Corría éste un día 
y jugueteaba 
por la orilla de un río profundo 
por la orilla de un cauce inhumano 
do habían caído, 
con final muy trágico, 
cuantos hombres habían venido 
cuantos hombres habían pasado. 
Las aguas esperan al niño; 
sus fauces abiertas 
ansían tragarlo, 
¿qué será del niño?, 
¿ qué será del pobre, 
infeliz muchacho? 
¿Caerá en el río? 
¿ Morirá ahogado? 
Su padre que llega. 
¡ Pobre infortunado! 
¡Su hijo! ¡Su hijo! 
Un momento.., y será despeñado... 
El padre se lanza 
rapidísimo, nervioso, como un rayo... 
En sus brazos paternales, 
todo enamorado, 
estrecha ardoroso 
al hijo salvado. 
Así fue salva María 
y concebida sin pecado, 
porque Dios, 
al destinarla para Madre de su Verbo, 
estrechándola en sus brazos, 
por los méritos previstos de su Hijo, 
preservóla de pagar tributo humano. 
(Dirigido a María.) 
Así lo cree Duns Escoto. 
Así lo defiende osado. 
Por esto se me persigue 
y en público y en privado 
mis doctrinas redentoras 
atacan algunos sabios... 
Fortalece mi cabeza, Madre mía, 
Silla santa 
de la Sabiduría. 
Fortalece mi cabeza 
que contemple tu sonrisa, Madre mía 
y, con mirada aquilina, 
(Como que se duerme sobre los libros. Una pausa. 
El piano interpreta finamente, delicadamente, el Ave María, de Gounod, y Duns Escoto comienzo a decir, como en sueños, extático:) 
¡ Estrellas! ¡ Estrellas! 
Rosas blancas... 
¡Oh! ¡ cuántas estrellas! 
Manojos de nardos 
a la Virgen bella... 
fulgídisima entre estrellas... 
Maria sin mancha, 
Maria es el tallo, 
Jesús es la flor... 
¡Qué hermosísima azucena! 
Si era Dios y crearla no pudo, no es Dios. 
Si era Hijo y crearla no quiso, no digáis que es hijo. 
Porque era Dios y porque fue su Madre 
la quiso sin mancha. 
¡Maria es Inmaculada! 
Potuit. Decuit. Ergo fecit. 
¡Resuenen las trompetas! 
¡ Atruenen las campanas! 
A los cielos azules 
remóntense las águilas 
y rubriquen armoniosas un nombre: 
¡¡INMACULADA!! 

ESCENA SEPTIMA 
(Mientras el piano acompaña, re cita el...) 
LOCUTOR: 
En Roma, la ciudad papal. 
Campanas que rompen el cielo, 
carcajadas de cristal. 
Gentes que esperan ansiosas. 
La voz de la cristiandad 
es un beso arrebatado 
a la Reina Celestial.. 
Esperan que Roma hable 
porque dada la señal, 
no habrá boca que no cante: 
"Con aplauso general 
sois concebida, María, 
sin pecado original". 
El Pontífice va a hablar. 
Escuchemos reverentes 
y hagamos 
composición de lugar: 
Han cuajado las palomas 
su raudo volar... 
Las campanas se adormecen 
con preludio musical... 
Pararon los ríos su curso 
con fe sin igual 
y el mundo cristiano, 
como un girasol, - 
ardiendo esperaba, 
gozoso anhelaba 
el broche final. 
Y el Papa llorando 
gozoso saboreando 
la frase trascendental 
con su palabra infalible, 
modulada por su voz pontifical, 
definió.., escuchemos sus palabras, 
que declaran a Maria 
sin pecado original: 
(El piano preludia el himno de las trompetas de plata del Vaticano). 
Para honor de la Santa e Indivisible Trinidad, para honor y decoro de la Virgen Madre, para exaltación de la fe católica y aumento de la cristiana religión, por la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de. los, bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y por la nuestra, 
—Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que afirma que la bienaventurada Virgen María fue preservada y totalmente exenta de la mancha del pecado original desde el primer instante de su concepción, por un privilegio y gracia singular de Dios omnipotente y en vista de los méritos de Jesucristo, salvador del género humano, es una doctrina revelada, y por consiguiente, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles. (Bula lneffabilis Deus, 8 diciembre 1854. Pío IX.) 
¡ Resuenan las trompetas! 
¡Atruenan las campanas! 
¡ Ya lloran los cristianos 
felicísimas lágrimas! 
A los cielos azules 
remóntanse las águilas 
y rubrican armoniosas un nombre: 
¡¡ INMACULADA!!