La Inmaculada obtenga la paz y la salvación para todos

SS. Juan Pablo II

 

CIUDAD DEL VATICANO, 8 DIC 2004 (VIS).-A las 9,30 de hoy, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, 150 aniversario de la definición dogmática, el Papa presidió en la basílica vaticana la concelebración eucarística con los miembros del colegio cardenalicio. El celebrante principal fue el cardenal Camillo Ruini, vicario general del Santo Padre para la diócesis de Roma, que hoy conmemoraba el 50 aniversario de su ordenación sacerdotal. 

Tras recordar al inicio de la homilía que el beato Pío IX proclamó "este dogma admirable de la fe católica" el 8 de diciembre de 1854 en la basílica de San Pedro, Juan Pablo II saludó a los representantes de la Sociedades Mariológicas Nacionales, que han participado estos días en un Congreso Mariológico Mariano Internacional organizado por la Pontificia Academia Mariana. El Papa felicitó de manera especial al cardenal Camillo Ruini por su jubileo sacerdotal, manifestándole su gratitud "por el servicio que con generosa dedicación ha prestado y sigue prestando a la Iglesia como mi vicario general para la diócesis de Roma y como presidente de la Conferencia Episcopal Italiana". 

"Con qué especialísima bendición -exclamó- Dios se dirigió a María desde el inicio de los tiempos! Verdaderamente bendita, María, entre todas las mujeres! El Padre la eligió en Cristo antes de la creación del mundo, para que fuera santa e inmaculada en su presencia en el amor, predestinándola como primicia a la adopción filial por obra de Jesucristo". 

El Santo Padre afirmó que "el 'sí' de la Virgen al anuncio del Angel se sitúa en la realidad concreta de nuestra condición terrena, en humilde obsequio a la voluntad divina de salvar la humanidad no desde la historia, sino en la historia. En efecto, preservada de toda mancha de pecado original, la 'nueva Eva' se ha beneficiado de modo singular de la obra de Cristo como perfectísimo Mediador y Redentor". 

Dirigiéndose a María, el Papa renovó hoy en modo especial "la consagración de toda la Iglesia" y pidió que guiara a "sus hijos en la peregrinación de la fe, haciéndoles cada vez más obedientes y fieles a la Palabra de Dios. Acompaña a cada cristiano en el camino de la conversión y de la santidad, en la lucha contra el pecado y en la búsqueda de la verdadera belleza, que es siempre huella y reflejo de la belleza divina. Obten la paz y la salvación a todas las gentes". 

Al mediodía, el Papa se asomó a la ventana de su estudio para rezar el Angelus con los miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro. El Santo Padre puso de relieve que la Inmaculada Concepción "es como un faro de luz para la humanidad de todos los tiempos. Al inicio del tercer milenio nos orienta a creer y a esperar en Dios, en su salvación y en la vida eterna. Ilumina particularmente el camino de la Iglesia comprometida en la nueva evangelización". 

Después de la oración mariana, Juan Pablo II señaló que ayer por la tarde, en Mosul (Irak), una iglesia armenio-apostólica y el arzobispado caldeo habían sido destruidos. "Expreso mi cercanía espiritual -dijo- a los fieles, conmocionados por el atentado, y suplico al Señor, por intercesión de la Virgen Inmaculada, que el querido pueblo iraquí pueda conocer por fin un tiempo de reconciliación y de paz".