... Pintor que tuvo nueve meses dentro

San Juan de Ávila

 

Cosa es muy usada entre los que tratan el arte de aparar oro y plata u otros metales que para hacer el ámbar fino, el cual se hace de mixtión de oro y plata, es menester vaso muy excelente y que no tenga polvo alguno, ni color, ni humor, no esté en lugar adonde algún viento le dé. De otra manera, nunca se juntará al oro y la plata, de la cual mezcla se hace el dicho ámbar. El ámbar es cosa muy excelente, en el cual el oro pierde en alguna manera algo de su resplandor y templa su color fina; y la plata se esclarece muy más con la mixtión del oro, que ella por sí era clara; y este tal ámbar fino es el que trae a sí las pajitas del suelo, por su excelencia, y por eso requiere tanta guarda el vaso donde se ha de hacer. 
Ahora vayamos al espíritu. El sapientísimo artífice Dios tenía ordenado ab aeterno de hacer un ámbar fino, en el cual se juntase oro de divinidad y plata de humanidad, y saliese un ámbar, Cristo, que atrajese a sí las pajas, quiero decir, los pecadores, vanos como pajas, y los hiciese justos. Y así había de ser esta unión de divinidad y humanidad, que el oro de la divinidad templase su resplandor, y la plata de la humanidad alcanzase más resplandor que ella tenía. Y así fue que, estando Dios sin ser hombre, era tanto su resplandor, que no bastaban ojos humanos a verlo.

Señor, pues, ¿qué remedio para veros? Que se junte, con ese oro resplandeciente, plata, que no es tan alto metal, y templará algo su resplandor, y así podremos veros. Y así lo ordenó Dios y lo mandó decir por sus profetas: que había de hacer esta gran maravilla, este milagro de milagros, que había de ser un Cristo Dios y hombre. 
Mas no se hizo este ámbar hasta que fue fabricado y salido al mundo el excelentísimo vaso en que se hiciese, que fue la sacratísima Virgen María.