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La Inmaculada Concepción
de la Virgen María
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Hoy es el día grande para el Cielo y para la Tierra. A la Virgen
María, que ya había sido proclamada como Madre de Dios y como Virgen antes del parto,
en el parto y después del parto, le faltaba todavía que le fuera engarzada en
su corona refulgente, esta perla preciosísima de su CONCEPCION INMACULADA.
Así lo defendían durante siglos tantos y tantos fervorosos santos y profundos
teólogos. Pero la cosa no estaba clara del todo, ya que había que salvar los
dogmas de la universalidad del pecado como hijos de Adán, y, sobre todo, la
universalidad de la salvación realizada por Jesucristo.
Santos tan enamorados de María como San Alberto Magno, San Bernardo, Sto. Tomás
de Aquino recurrían a argumentos teológicos que defendían que, aunque
hubiera sido unos instantes, o de forma ininteligible para la mente humana, era
necesario que la Virgen hubiera estado algún tiempo bajo el dominio de la
serpiente infernal. No lo vió así Duns Scoto, Juan Bacon y otros autores
también famosos, ya que defendían que había dos clases de redención: la
que redime de algo caido y la que preserva para impedir que se caiga. De
esta segunda forma había sido redimida, es decir, de modo mucho más sublime,
la Virgen María porque estaba designada para ser la Madre del Redentor.
En vistas a ello fue "preservada de toda mancha de pecado antes de ser concebida
en el seno de su madre".
Esta verdad llegará a ser dogma definido, aunque ya hacía siglos que era verdad
profesada por la mayor parte de la Cristiandad, el día 8 de diciembre
de 1854, por la bula "INEFFABILIS DEUS" del Papa Pío IX. Este mismo Papa dijo
en aquella ocasión: "la Virgen fue toda pura, toda sin mancha y como el
ideal de toda pureza y hermosura; más hermosa que la hermosura, más bella que la
belleza, más santa que la santidad y sola santa, y purísima en cuerpo y
alma, la cual superó toda integridad y virginidad".
En la BULA definió: "la doctrina que afirma que la Virgen, en el primer
instante de su concepción, fue preservada inmune de toda mancha de pecado de
origen por una singularísima gracia y privilegio de la Omnipotencia Divina y en
atención a los méritos del Redentor del género humano, es doctrina
revelada y ha de ser así creída por los cristianos".
Cantaban nuestros clásicos: "pudo, quiso, luego lo hizo". Que el "Ave María
Purísima" sea el grito que brote desde lo más profundo de nuestros corazones
hacia nuestra Madre Santísima, en esta fiesta tan especial de nuestraIglesia.
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