Madre inmaculada

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a) “Alégrate, la llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc. 1,28). Fuente de gracia para 
nosotros, está tan llena de gracia, que ése es el nombre que le da el Angel: Graciosa, 
Agraciada, Altagracia, Graciaplena. Tan llena de gracia que la Iglesia ha definido el dogma 
de su Concepción Inmaculada, es decir, que siempre estuvo llena de gracia, por tanto 
nunca tuvo pecado original, que es precisamente estar privado de la gracia sobrenatural y 
santificante de Dios. Al contacto con nuestros pecados su pureza seguirá inmaculada y 
nos purificará a todos. 
b) “Desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones” (Lc. 1,49). Dos son 
los grandes títulos con que llamamos a María: la Virgen y la Inmaculada. Dos títulos de 
pureza sin par. Como cantó Lope de Vega: “No cupo la culpa en vos – Virgen santa, bella 
y clara – que si culpa en vos entrara – no pudiera caber Dios.” Ella misma presentó en 
Lourdes como la Inmaculada Concepción. A España concedió Clemente XIII en 1766 el 
privilegio de añadir en las letanías “Madre Inmaculada”, que continúa aun después de 
haberles agregado “Reina concebida sin pecado”. Continuemos la tradición de alabar a 
nuestra Madre, y buscarle nuevas alabanzas. 

Fuente: cristorey.org