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"Llena de Gracia"
Padre
Antonio García Moreno
Homilia.
1.- "La serpiente me engañó..." (Gn 3,15) El Apocalipsis lo presenta
como dragón rojo enfrentado con la Mujer que dará a luz al Salvador. El
Génesis como serpiente que engaña a nuestros primeros padres. En otros
momentos se habla de él, pero sin dar detalles de su aspecto. Pero
siempre como un ser maligno y poderoso, un enemigo de Dios y del hombre,
que no cesa de intrigar y de intentar hacer daño. S. Pedro dice que es
un león rugiente que merodea en busca de alguien a quien devorar.
Su acción maléfica sigue presente en la Historia, la maldad alcanza
tales límites que sólo se encuentra explicación en la acción e
influencia de un ser diabólico. Ignorar su existencia y su poder es la
mejor manera de caer en sus redes. Y no digamos si, en lugar de huir, el
hombre se le acerca o llega, en el colmo de su locura, a dar culto a
Satanás. Entonces las tinieblas entran en el interior del hombre,
haciendo de su vida un infierno.
2.- "Bendito sea Dios..." (Ef 1,3) San Pablo era consciente de la
existencia del demonio, de su acción maléfica permanente. Por eso dice
que nuestra lucha es con los poderes del infierno, incluso confiesa que
un ángel de Satanás le abofetea... Pero al mismo tiempo está persuadido
del poder omnímodo de Dios, del valor infinito del sacrificio redentor
de Jesucristo, en el cual hemos recibido toda clase de bendiciones y
hemos sido elegidos para que seamos santos, nos predestinó para que
seamos hijos suyos.
El Príncipe de este mundo es poderoso, pero mucho más lo es el Príncipe
de la paz. El Apóstol estaba persuadido de que así era y que nada ni
nadie le separaría del amor de Cristo. Por eso exclama que todo lo puede
en Aquel que le fortalece. Y aunque sabe que lleva su tesoro en vasija
de barro, no se desanima y pelea, corre para no quedar
descalificado...Sí, también tú y yo somos débiles, pero también a
nosotros Jesucristo nos salva.
3.- "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo..." (Lc 1, 28) En
Santa María está el inicio de nuestra salvación, de ella nace
Jesucristo, el vencedor del Maligno. Ella fue la elegida por Dios para
que fuera su madre. En ella pensó desde la eternidad como pieza clave de
la Redención... Paro eso la colmó con su gracia, la hizo inmaculada
desde el momento de ser concebida, sin que la mancha del pecado original
empañara el brillo de su grandeza. Fue la excepción de la regla, según
la cual todos los descendientes de Adán participaban de su pecado.
El pueblo cristiano se pronunció por esta verdad antes de que la
Iglesia, a través del Papa y los Obispos, se pronunciaran por esa verdad
que, aunque no está expresamente revelada en las Escrituras, sí se
contiene implícitamente en el relato de la promesa de redención por
medio del descendiente de la Mujer y en el saludo que el arcángel
Gabriel, "Llena de gracia", dirige a la Virgen... El recuerdo vivo de
estos hechos nos llena de paz y de alegría, y también de amor a nuestra
Madre inmaculada.
Fuente: betania.es
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