María, Madre de Cristo 

 

Pa´que te salves  

 

Hace poco pasaron en la tele una película que se llamaba, María, la madre de Jesús. En ella presentaban a una María muy distinta a lo que estamos acostumbrados a leer en el Evangelio. Era mandona, obligaba a Jesús a hacer lo que ella ordenaba y con los apóstoles, después de la muerte de su hijo, era muy déspota y los regañaba por todo.

Esto demuestra cómo, en la actualidad, cada quien interpreta las cosas a su manera. Por ello, no debemos extrañarnos cuando alguien nos niega los dogmas sobre la Virgen.

La Iglesia nos enseña
Dios le dio muchos dones muy especiales a María. Uno de estos dones fue el ser Inmaculada. Por eso hablamos de la Inmaculada Concepción.

¿Qué quiere decir Inmaculada Concepción?

Que nació María nació sin pecado original. Todos los hombres nacemos con el pecado original, pero en el caso de María, Dios, para quien todo es posible, de manera misteriosa hizo que María naciera sin mancha alguna. La Madre de Dios tenía que ser totalmente pura. Pensemos que si María iba a ser el primer Sagrario del mundo, tenía que estar totalmente libre de mancha. Ella iba a recibir y guardar al Hijo de Dios dentro de ella durante nueve meses. Sería inconcebible que el lugar donde se iba alojar el Salvador del mundo, estuviera manchado.

A nosotros los hombre nos resulta imposible de entender, pero no por ello lo vamos a negar. Nuestra fe nos dice que es una consecuencia lógica por ser la Madre de Dios. No hay que dejar que personas que atacan nuestra fe o que hablan sin pensar, nos traten de confundir. María es la Madre del Salvador, por lo tanto tuvo que estar libre de mancha.

María no solamente nació sin pecado, sino que siempre se mantuvo pura de todo pecado, por eso se le llama la “Toda Santa”.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice en el no. 491
La Iglesia, a lo largo de los siglos, ha tomado conciencia de que María había sido redimida desde su concepción. El hecho de que María fue concebida sin pecado original es un dogma de fe, conocido como el dogma de la Inmaculada Concepción, que fue proclamado en el año 1854 por el Papa Pío IX. Como es un dogma, es decir, una verdad de fe, nadie que se dice católico lo puede dudar.

¿Qué nos dice la Biblia?

En la Biblia el nombre de María aparece inmediatamente antes que el de Cristo (Mt. 1, 16).

De Cristo se dice que “nació de María”. Ella representa las generaciones anteriores a Cristo y al mismo tiempo es la puerta de las futuras generaciones después de la Redención.

La Maternidad de María

El hecho de que María es la Madre de Dios, de Cristo, no lo podemos dudar, pues es también un dogma de fe, proclamado en Efeso en el año 431. Además en los Evangelios es llamada “la Madre de Jesús”. Cuando visita a Isabel, su prima, es aclamada por ella como “la Madre de mi Señor”, antes de que naciera, Jesús, a quien concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.

La Iglesia enseña que Cristo es el Hijo de María, así como cualquier madre le da todo lo que tiene a su hijo, así Ella le dio su naturaleza humana. Pero, María no solamente es Madre de Cristo, en cuánto hombre, sino que también, en cuanto que Él es persona divina, la segunda persona de la Santísima Trinidad.

Sabemos que para Dios todo es posible, por lo que el Hijo pudo encarnarse en un momento determinado en una persona adulta, pero no fue así. La Revelación nos dice que Él quiso venir al mundo de mujer, pasando por todo el proceso de gestación al igual que cualquier otro hombre. Su proceso de desarrollo en el seno materno fue exactamente igual al de cualquiera de nosotros.

La Virginidad de María

Desde siempre, la Iglesia nos ha enseñado que Jesús fue concebido por la acción del Espíritu Santo. Este es otro hecho que, a nosotros los hombres, nos es incomprensible, va más allá de la capacidad de nuestra inteligencia.

Cuando José se da cuenta que María está esperando, se le aparece un ángel, mientras dormía y le dice: “Lo concebido en Ella viene del Espíritu Santo” (Mt. 1, 20). Esta es otra prueba más y en esto se cumple la profecía hecha por Isaías: “He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo” (Is 7, 14). Todo esto viene a reafirmar lo que la Iglesia dice: que María fue virgen antes, durante y después del parto.

La virginidad de María es un signo de su fe, que no fue nunca adulterada y es signo de su entrega total a la voluntad de Dios. Su fe fue la que le hizo llegar a ser Madre del Salvador, como nos dice San Agustín.

Sí, Ella se dedicó a cumplir la voluntad de Dios y a servirlo, ¿cómo se iba a entregar a otra persona? Su única ocupación era ser la Madre de Cristo.

María como Madre de Jesús

Los Evangelios no nos dicen mucho sobre María. Pero por las pocas referencias que aparecen en ellos, sabemos que Ella fue la Madre por excelencia. No ha habido, ni hay, ni habrá otra madre como Ella.

Cuando el ángel se le aparece a José y le dice que deben de huir a Egipto, porque Herodes había mandado a matar a todos los niños menores de dos años, Ella no pone objeción alguna, pues sabe que ante todo estaba su Hijo.

A su regreso, en Nazaret, se ocupó de todo lo que era su responsabilidad, atendía a José, limpiaba la casa, es decir, no hacía nada espectacular. María siempre fue muy humilde y sencilla, virtudes que todos debemos imitar. Cuidando a su Hijo, atendiéndolo, enseñándole cosas. No olvidemos que en lo referente a sus padres “les estaba sujeto”.

María amó más a Jesús que toda la humanidad. Ella no sólo veía en Él a su Hijo, sino que también veía a su Dios. Amó a su Hijo por toda la humanidad. Su deseo más ardiente fue y seguirá siendo el dar a Cristo a los hombres.

Ella no conocía todo lo que iba a suceder, pero como dice el Evangelio: “todo lo meditaba y lo guardaba en su corazón”. Fue descubriéndolo poco a poco. El Evangelio siempre nos la presenta meditando y reflexionando en las cosas de Dios. Esa interioridad fue la que le permitió decir “Sí” al ángel y la que le ayudó a ser Madre de Cristo, además de fortalecerla en los momentos difíciles que debería de pasar.

Podemos imaginar, que habrá sentido María cuando, a los doce años, Jesús se perdió en el templo. Ella que tanto lo amaba. Y ¿cuándo llegó el momento de que Jesús iniciara su “vida pública”? María, a pesar de que se iba a quedar sola, no dice nada, se desprende totalmente de su Hijo, sabía que era necesario para que cumpliera su misión. ¡Qué gran desprendimiento el de María! ¿Seríamos capaces de hacer lo mismo?……

¡Cuida tu fe!
Hay muchas personas que quieren arrebatarnos nuestra fe, que tratan de quitarnos la devoción a María. Nos dicen que “si María tuvo otros hijos”, que si “era una mujer como cualquier otra”, puros engaños. Nosotros sabemos más que eso.

Por eso es muy conveniente que tratemos de conocer cada día más a María. Si nosotros tratamos de imitar a María y lo vamos logrando poco a poco, tendremos una fe más sólida que por mucho que nos digan sobre Ella, no lo vamos a creer.