María, Madre de Dios

Congregación para el Clero, Vaticano

 

Se dice que María es Madre de Dios, en sentido estricto del término, puesto que ella engendró y dio a luz a Jesús, que es Dios:

en Jesús hay una sola persona, que es la del Verbo Eterno de Dios. 

Los que no admiten que María es Madre de Dios, pueden catalogarse en dos clases: 

a - Los que no creen en la divinidad de Jesucristo, como los judíos, algunas sectas protestantes para quienes el libre examen los ha llevado hasta el extremo de no creer en lo que los caracterizaría como cristianos, y, en fin, todos los no-cristianos, y 

b - Los que, creyendo en la divinidad de Jesucristo creen que María es madre de Jesús-hombre nada más, sin tener que ver nada con la persona del Verbo. Entre estos últimos, la herejía más típicamente antimariana es la nestoriana, cuyos adherentes afirmaban que la Virgen era madre del hombre, Madre de Cristo o a lo sumo portadora de Dios, pero de ninguna manera Madre de Dios. 

La Maternidad Divina, dignidad primordial y fundamento de todas las excelencias de Nuestra Señora, es una verdad de fe católica, solemnemente definida en el Concilio de Efeso, en el año 43l, presidido por San Cirilo de Alejandría. Allí se proclamaron los famosos "anatemas" contra Nestorio. 

Además del Concilio de Efeso, María fue confesada Madre de Dios en el Concilio de Calcedonia, en el II de Constantinopla, en el de Letrán, en el III de Constantinopla, etc., así como también fue unánimemente pregonada por las Padres de la Iglesia, los escritores eclesiásticos y los Doctores, sin excepción alguna. 

El Evangelio de San Lucas nos trae el testimonio divino: 

"El niño que nazca (de ti) será santo y llamado Hijo de Dios" (Lc l, 35) 

"Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. Será grande y llamado Hijo del Altísimo; el Señor le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob por los siglos, y su reino no tendrá fin" (Ibid. 3l-33) 

En la Visitación, el evangelista nos presenta la primera profesión de fe en María, Madre de Dios; He aquí lo que exclama la prima de la Virgen, Isabel: 

"Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre " 

"Y, cómo es que la madre de mi Señor viene a mí?" (Lc l, 42-43) 

Si el Hijo de María es el Señor de Isabel, obvio es que María, la madre de ese Señor, Jesús, es la Madre de Dios. 

Aunque la Maternidad Divina de María es un misterio impenetrable a la razón natural, y objeto de la mera fe divina, sin embargo la razón, investigando humilde, piadosa y sobriamente, puede darnos alguna idea: así según se expresa Santo Tomás de Aquino, "madre de alguien se llama verdadera y propiamente aquella mujer que lo engendra y da a luz. Y sabemos que María concibió y dio a luz a Cristo, que es Dios; luego María es verdadera y propiamente Madre de Dios. La razón es concluyente, puesto que Jesucristo en ningún momento deja de ser Dios. 

Fuente: Clerus.org