María permanece siempre virgen

Padre Felipe Santos Campaña, SDB

   

A propósito de la vida común de la Sagrada Familia, hay que precisar, como lo recuerda el Concilio Vaticano II, María permaneció siempre virgen.


• María es virgen en la concepción de Cristo: esto se afirma desde el inicio del capítulo 8 de la “Lumen Gentium”, en referencia a los concilios: “(El hijo de Dios) a causa de los hombres y por nuestra salvación, descendió del cielo y tomó carne de la Virgen María por la acción del Espíritu” (LG 52). La virginidad de María está entonces en unión con la naturaleza divina de Cristo al que concibe.
Esta virginidad física es también espiritual pues María concibió primero en su corazón: “ella recibió al Verbo de Dios a la vez en su corazón y en su cuerpo” (LG 53).

• María es virgen en el parto de Cristo. Esto se afirma en referencia a los concilios y a san León Magno:”Esta unión de la Madre con su Hijo en la obra de la salvación se manifiesta des el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte...y cuando en su Natividad se presentó a los pastores y a los magos con la alegría de su Hijo primogénito, cuyo nacimiento era no la pérdida sino la consagración de su integridad virginal” (LG 57). La virginidad de María está ligada a su unión con Cristo.

• María es virgen después del parto de Cristo. Esto se expresa por la idea de la consagración de María, desde el SÍ de la Anunciación se consagra, se entrega, se da enteramente a la obra de su Hijo, una obra que no se reduce al su nacimiento, sino que durará hasta la salvación de todos los hombres: “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según su Palabra (Lc 1,38). Así María, la hija de Adán, al dar su consentimiento a la palabra de Dios, se convierte en Madre de Jesús y, al desposarse con total corazón, sin que ningún pecado manchase la voluntad divina de la salvación, se entregó integralmente como la esclava del Señor, a la persona y a la obra de su Hijo para servir en su dependencia y con él al misterio de la Redención mediante la gracia de Dios todopoderoso” (LG 56).
• Esta virginidad física de María es también una virginidad espiritual, que va ligada a la maternidad espiritual de María: “Al concebir a Cristo, al traerlo al mundo, al alimentarlo, al presentarlo en el Templo a su Padre, al sufrir con su Hijo que murió en la Cruz, aportó a la obra del salvador una cooperación absolutamente sin parecido por su obediencia, su fe, su esperanza, su ardiente caridad, para que se devuelva a las almas la vida sobrenatural. Por eso se ha convertido para nosotros en el Orden de la gracia, nuestra Madre” (LG 61).

• La virginidad espiritual de María es un modelo para todos los fieles. Ella ofrece el modelo de la virgen y de la madre:” en su obediencia y en su fe fue donde engendró al Hijo del Padre” (LG 63). La Iglesia es también virgen, habiendo dado a su esposo su fe que guarda íntegra y pura; imitando a la Madre de su Señor, ella conserva, por la virtud del Espíritu Santo, en su pureza virginal una fe íntegra, una firme esperanza y una caridad sincera” (LG 64).

Fuente: El universo de la Sagrada Familia