María, mediadora universal

Padre Angel Peña, O.A.R.

 

Esta doctrina no es dogma de fe, pero muchos santos, a lo largo de los siglos, han considerado que María era la ecónoma de Dios y que todas las gracias y bendiciones que recibimos de Dios, las recibimos por medio y por manos de María. No es que esto debiera ser necesariamente así. Simplemente, es el designio de Dios. Él ha querido que todas las gracias y méritos, que Jesús nos ha conseguido con su pasión y muerte, sean distribuidos por manos de la madre universal: María.

Decía san Ireneo en el siglo II: María ha sido constituida causa de salvación para todo el género humano . Orígenes afirma: Como el pecado comenzó por una mujer, así el principio de la salvación vino por otra mujer (Homil in Luc 8, 1) y añade: A la desobediencia de Eva, se contrapone la obediencia de María; a Eva, fuente de maldición y sufrimiento para todo el sexo femenino, se contrapone María, que comunica bendición y alegría a todas las mujeres y en particular a las vírgenes . 

San Germán de Constantinopla (+733) decía: Verdaderamente, no hay límite en tu grandeza, oh María. No hay saciedad en tu ayuda ni hay número en tus beneficios. Nadie es salvado, sino a través de ti, oh toda santa; nadie recibe un don, sino por medio de ti; a nadie se otorga la gracia, sino por ti. Por eso, ¿quién no te proclamará bienaventurada?, ¿quién no te enaltecerá? Gloria a ti, que has recibido del que es tu Hijo y tu Dios, dones magníficos y maravillosos por los que te honrarán todas las generaciones .

San Luis María Grignion de Montfort dice: El Altísimo la ha constituido tesorera única de todos sus tesoros y única dispensadora de sus gracias... Afirmo que, dadas las cosas como son, habiendo Dios querido comenzar y acabar sus mayores obras por medio de la Santísima Virgen desde que la formó, es de creer que no cambiará jamás de proceder: es Dios y no cambia ni en sus sentimientos ni en su manera de obrar... Por eso, es justo repetir con los santos: de María nunca se habla bastante. María no ha sido aún alabada, ensalzada, honrada y servida como se debe. Merece aún mejores alabanzas, respeto, amor y servicio .

San Pablo de la cruz: María es la tesorera de todas las gracias. San Bernardo es el santo por excelencia de la mediación universal de María. Dice: María es la mediadora universal de todas las gracias. Toda gracia que Dios da a los hombres, pasa de Dios a Cristo, de Cristo pasa a María y por María se nos da a nosotros . La voluntad de Dios es que todo lo recibamos por medio de María (homilía en la Natividad de María 4-7).

San Bernardino de Siena (1380-1444): Éste es el proceso en la distribución de las gracias divinas: de Dios fluyen a Cristo, y de Cristo a su Madre; y de ella a toda la Iglesia. No vacilo, por ello, en decir que ha recibido jurisdicción sobre las gracias que se administran por sus manos .

San Alfonso María de Ligorio: Dios quiere que todas las gracias, que han sido, son y serán dispensadas a los hombres hasta el fin del mundo por los méritos de Jesucristo, sean dispensadas por las manos y por la intercesión de María . Ella es la tesorera de todas las gracias que Dios nos quiere dispensar (Visitas al Santísimo 25). 

Esta misma doctrina de María, mediadora de todas las gracias, nos la enseña la Iglesia a través de la enseñanza de los Papas.

Pío IX decía: Dios ha encomendado a María el tesoro de todos sus bienes, a fin de que todos sepan que por Ella se obtiene toda esperanza, toda gracia y toda salvación .

León XIII, en su encíclica sobre el rosario, Supremi apostolatus (año 1883) dice: María es guardiana de nuestra paz y dispensadora de las gracias celestiales. En su encíclica Octobri mense (1891) dice: Por voluntad de Dios, nada del inmenso tesoro de todas las gracias que el Señor ha acumulado, nos viene si no es por María... ¡Qué grande es la sabiduría y la misericordia reveladas en este designio de Dios! María es nuestra gloriosa intermediaria... Ella es la poderosa madre del Dios omnipotente.

San Pío X (1903-1914) en su encíclica Ad diem illum dice: María mereció ser, de manera dignísima, la reparadora del mundo perdido y, por consiguiente, la dispensadora de todos los dones que Jesús adquirió para nosotros con su muerte y sangre. No negamos que la distribución de estos dones pertenece por derecho propio y estricto a Jesús, pero fue concedido a esta augusta Virgen ser, junto con su unigénito Hijo, la más poderosa mediadora y conciliadora de todo el mundo. Así, Cristo es la fuente... María es el canal, es el cuello por el cual el Cuerpo está unido a la Cabeza, y la Cabeza envía su poder y fuerza al Cuerpo. Porque ella es el cuello de nuestra Cabeza, por medio del cual todos los dones espirituales se comunican a su Cuerpo. 

Benedicto XV concedió a los obispos del mundo, que se lo pidieron, la gracia de celebrar el oficio litúrgico y la misa de María, mediadora de todas las gracias, según el rescripto de la Sagrada Congregación de ritos del 12 de enero de 1921.

Pío XI (1922-1939) en la carta apostólica Cognitum sane dice que ella es la tesorera de todas las gracias.

Pío XII en la encíclica Mediator Dei (1947) afirma: Dios quiso que todo lo tuviéramos por medio de María.

Pablo VI en la encíclica Mense malo (1965) dice: María ha sido constituida por Dios administradora y dispensadora generosa de los tesoros de su misericordia.

Juan Pablo II en una catequesis, dada el 6-IX-1995, decía: María, como mediadora maternal nos transmite los dones divinos, intercediendo continuamente en nuestro favor.