Coronación de la Virgen María

Padre Vicente Forcada Comíns, o.p.


a) María, la humilde mujer de Nazaret, la esclava de su Señor, es Madre de Jesús. Y Jesús es Rey eterno, como Dios que es. Por lo tanto, María, la humilde Virgen de Nazaret, es Madre del Rey. Es la Reina-Madre. El reinado de Jesucristo abarca la tierra entera y abarca la creación entera. Pero abarca también el espacio increado en donde mora Dios y en donde moran las criaturas incorpóreas creadas por Dios y a las que ha dado a disfrutar de la inmensidad de la luz divina, los ángeles y arcángeles, los querubines y serafines... Dios es Señor y Rey de todo lo creado.

El Hijo de María, Dios, Señor y Rey, en cuanto hombre, es objeto de veneración por parte de todas las criaturas, visibles e invisibles, porque todas fueron creadas por Él. Esta veneración o culto a Dios se tributa desde los seres humanos a través del entendimiento y de la voluntad, a través del entender y del AMOR. Conocer y amar a Dios. Y este conocimiento y amor a Dios se proyectan en el conocimiento y amor hacia la Madre de Jesús, pues de Ella nació verdaderamente, lleno de gracia y de verdad, lleno de vida divina, que nos comunicó a todos nosotros. La vida de la gracia que nosotros disfrutamos nació de María en Belén. Ella es Madre nuestra.

b) María no es Dios. Pero es Madre del Dios humanado. Y como Madre de este Dios humanado ostenta su condición de Reina de toda la creación sin necesidad de signos externos, ni cortejo de personas, ni coronas, sin carrozas ni luces, sin tapices ni músicas. En Ella brilla una cualidad que no tiene ninguna criatura. Es Madre de Jesucristo, el Rey de la creación.

Pero para los humanos, a los que ha dado la vida con Jesucristo, que de Ella nació, es MADRE. Madre, más que Reina. Madre familiar, asequible, cariñosa, acogedora. Por eso la Iglesia de los bautizados la saluda como "Reina y MADRE de misericordia, Vida, dulzura y esperanza nuestra". Por eso le pide que "después de este destierro nos muestre a Jesús, fruto bendito de su vientre".

c) Como Reina la admira y la venera. Como MADRE la AMA y siente la mirada de sus ojos "misericordiosos", "maternales", sobre cada uno de sus hijos. Siente que es MADRE y que ejerce de MADRE. Es el gran regalo que nos ha dado el Padre-Dios. Los hijos acuden con confianza a su MADRE. Porque la MADRE es siempre MADRE, que quiere el mejor bien para todos sus hijos.

Fuente: espirituyvida.org